Fernando Buen Abad (*)
Si tuviese el poder necesario, bregaría afanosamente por asegurarnos un acuerdo Latinoamericano de Solidaridad Comunicacional con la Misión 7 de octubre/Batalla de Carabobo. Reuniría en Caracas, de inmediato, a 100 (al menos) referentes fundamentales de la acción revolucionaria en comunicación y propondría un acuerdo de 100 acciones cada uno. Desde ahora y hasta el 7 de octubre. Acuerdos firmados, seriados y planificados.
Si tuviese esa fuerza, propondría que fuese la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad quien organizara, con sus equipos -y experiencia probada-, semejante logística y pediría que se expidiera un documento final ordenador y de combate capaz de alentar “tres R” (esta vez añadiendo con la R de rapidito) para la Política Comunicacional Revolucionaria. Expresión de la lucha de clases y del avance del proletariado.
Si tuviera semejante fuerza, insistiría en que esa reunión, fuse antesala política para volver a insistir en la Necesidad de la Cumbre de Presidentes en Materia de Comunicación y que los países del ALBA acogieran de inmediato acciones, no sólo en defensa ante la Guerra de IV Generación, sino especialmente, hacia el diseño de un ALBA comunicacional emancipadora.
Si tuviera los medios y las fuerzas, no permitiría que escapara la oportunidad histórica de impulsar una acción Internacionalista en Comunicación, que dejara bien en claro la jerarquía del triunfo socialista el 7 de octubre en una geopolítica en la que nada es más importante que el triunfo de la Revolución venezolana. Por Venezuela y por todos los países del continente. Si pudiera extendería luego, y de inmediato, semejante convenio al servicio de los países del ALBA, blanco concreto de las ofensivas imperialistas en el corto plazo.
En una reunión así, en la que lo deliberativo cediera el paso a lo organizativo, pudiéramos, acaso, poner en manos del presidente de Venezuela y de su pueblo, una herramienta más de lucha que ayudara a romper los cercos mediáticos con acciones planificadas para el plazo corto. Pudiéramos poner en manos de Venezuela un conjunto de acciones solidarias que hiciera saber al mundo todo lo importante que es su lucha para un continente que sigue sus ejemplos con esperanza. Pudiéramos dejar, bien en claro, que Otra Comunicación es posible y es Urgente y que los episodios electorales sirven también para inspirar tareas de más largo plazo y mayor profundidad en la construcción del Socialismo.
Bien pudiéramos, incluso, sentar las bases de la Unidad estratégica que en materia de comunicación nos urge para lograr la Soberanía de los Contenidos que nos son indispensables para pactar, de una buena vez, tareas continentales que respondan al clamor de Unidad que suena en la voz de los pueblos. Unidad en sus medios alternativos y comunitarios… en los medios públicos de vocación democrática y en el canto revolucionario que nace en un continente harto del capitalismo y su infierno degradante.
Y bien pudiéramos, para lograr una idea así, superar los lastres del sectarismo, de la desconfianza a ultranza, de los oportunismos y de todo aquello que impide consolidar la Unidad (o que la hace fracasar sistemáticamente) en las tareas más urgentes, en las acciones más estratégicas y en las más exigentes. No hay que hacer esfuerzos grandes para entender la dimensión de la asimetría que padecemos en la Guerra Mediática, declarada por las oligarquías contra los pueblos democráticos. No hace falta mucho para entender el grado de los peligros que sobrevuelan a los países del ALBA. No hace falta mucho para entender la importancia de las fuerzas unidas y no hace falta mucho esfuerzo para saber que el tiempo corre y que las oportunidades no deben desperdiciarse.
Es un consenso mundial, es un clamor, la denuncia contra el papel delincuencial y aberrante que juegan las oligarquías mediáticas en todo el orbe. Cada día se cometen atropellos y canalladas -impúdicas e impunes- que ya suman bajas incontables y demenciales. A diario rumiamos rabia e impotencia ante el espectáculo degenerado de las máquinas de guerra ideológica burguesas. Todos reconocemos su accionar golpista y su tufo magnicida con pestilencia y necrofilia. ¿Qué podemos hacer juntos?
Si yo tuviese las fuerzas y los recursos, bregaría sin cansancio para que una iniciativa así, internacionalista y revolucionaria en materia de Comunicación, abonara lo suyo en la construcción del Socialismo basado en la fortaleza de la clase trabajadora, del poder comunal y en la urgencia de ganar la Batalla de las Ideas para derrotar a la Ideología de la Clase Dominante, ¡cuanto antes! ¿Será tan difícil?
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(*) Dr.
Universidad de la Filosofía
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