Lorena Parada Medina (*)
Hace más de 10 años los medios de comunicación privados venezolanos priorizaron en sus noticieros la información de sucesos, al iniciar sus emisiones con noticias sobre asesinatos, robos, secuestros, accidentes catastróficos, etc., mostrándonos una cruda realidad ajena a la mayoría, pero que con tanta presencia en los medios se ha hecho cotidiana, cercana, propia, y ha generado la sensación de incertidumbre e inseguridad que no teníamos. Los diarios impresos también han hecho lo suyo, al dedicar cuerpos enteros a noticias de sucesos; la contraportada del periódico es de exclusividad para los actos criminales, siniéstrales y de violencia; en todos los casos se dedica un buen centimetraje para estas noticias en la portada.
Paralelo a esto, en los últimos años la apología exacerbada al delito, violencia, asesinato, prostitución, narcotráfico, etc., es frecuente en series de televisión estadounidenses, y telenovelas colombianas y mexicanas, principalmente; que han sido transmitidas, y se transmiten, en canales venezolanos, o a través de canales anglosajones de entretenimiento que ofrecen las cableoperadoras nacionales. Importando patrones de conducta salidos de problemas que en su mayoría son propios de esos países, como: los asesinatos en serie y el narcotráfico. En el caso de las televisoras venezolanas, Televen, en su afán por ganar audiencia y dinero, es la principal ventana de series y telenovelas de este tipo; por mencionar algunas: Alguien te mira, La casa de al lado, Flor Salvaje, El capo, Las muñecas de la mafia, Catalina (Sin tetas no hay paraíso).
Hay series de televisión en donde se presenta al asesino como un héroe, encantador, a quien se justifica sus actos. Tal es el caso de la serie estadounidense Dexter, transmitida por el canal Fox, la cual tiene una considerable audiencia en nuestro país, en especial conformada por jóvenes, lo que se debe, en parte, a la promoción no vigilada que se le ha hecho en medios impresos y vallas publicitarias, donde se ve expresamente el culto al asesinato, a la sangre. En el seriado se muestra cómo el protagonista planifica y ejecuta los crímenes, el placer y la necesidad que siente de hacerlo, y el grado de impunidad que goza por ser miembro de investigación en los laboratorios de la policía. Es una apología al “crimen perfecto”.
Hay series juveniles en donde se ridiculizan a los maestros, se incita a la violencia y se promueve a la indisciplina e irrespeto. “Ser el chico malo es lo mejor”.
Además de este tipo de contenido, está el aluvión de informaciones insignificantes y distractoras (chismes, reality show, concursos de belleza, moda, etc.) que vacían el ser e impiden estratégicamente que los ciudadanos se interesen por el conocimiento, para que sean cada vez más manipulables. “La ignorancia es hermosa”. A través de la farándula, y con mucha exaltación, es que los vicios privados se muestran como virtudes públicas (las drogas, por ejemplo).
El contenido de la programación de la televisión es cada vez más degradante, mediocre, decadente, inmoral, de antivalores e irrespeto por el otro. Comenzamos a ser invadidos por un arsenal de informaciones, reales y ficticias, que potencian y alimentan el morbo, las llamadas “oscuras pasiones del ser humano”. Esto forma parte de las estrategias globales creadas en los laboratorios del imperio para que los seres humanos sean cada vez más ignorantes, más idiotas, entendiendo el término idiota venido del griego idiotés (así llamaban los antiguos griegos a quien no participaba en la política, el indiferente a su entorno social, que sólo se obsesiona por las cosas domésticas, y es manipulado por todos), sin ningún juicio crítico, acostumbrado a complacerse en la mediocridad, con el fin de hacerlo más maleable y dominado, y así imbuirlo en el sistema capitalista. Programación que ha sido absorbida, en su mayoría, por niños y jóvenes.
En un documento publicado en la web, titulado “Armas silenciosas para guerras tranquilas”, que ha estado en posesión de los servicios secretos de la Marina de los Estados Unidos (US Navy), se plantea que la primera estrategia de automatismo social como arma para una guerra tranquila, es la Diversión, para ganar el control del público al comprometer sus emociones, aumentar su egocentrismo y su gusto por las actividades emocionales y físicas, lo que se logra: a) Multiplicando sus confrontaciones y ataques emocionales (violación mental y emocional) por medio de un reservorio constante de violencia, de guerra, de sexo en los medios de comunicación social - en particular la TV y los periódicos. b) Dándole lo que desea - en exceso - "comida basura" para el espíritu, y privándole de lo que realmente necesita. (1)
Eso es lo que han hecho y hacen exactamente los medios…
En cuanto al tema de la seguridad en nuestro país, hace unos días, el Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, Elías Jaua, mencionó las propuestas para la creación de la Misión Seguridad al salir de una reunión que sostuvo con la Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme en la sede de la Vicepresidencia de la República, con motivo del establecimiento de los lineamientos de este proyecto.
Jaua manifestó que se plantearon diversos temas como: la creación del nuevo modelo policial, la reforma del Sistema de Justicia Penal, el tema cultural abarcando la violencia como contracultura, el papel de los medios de comunicación y la educación, entre otros factores, para desarrollar políticas fundamentales que brindarán la seguridad ciudadana y la paz en nuestras comunidades.
Por su lado, el Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, hizo un llamado a los medios de comunicación para que se creen conductas favorables hacia la paz. “Es un debate ético del rol de los medios y de los comunicadores. Hoy día sabemos que los medios moldean conductas y es por ello que necesitamos crear una cultura de paz, convivencia y respeto a la condición humana”, dijo el ministro.
Al respecto, si no se fomenta una política real que obligue a los medios a ofrecer una programación con contenido educativo y cultural, forjador de buenos valores, cualquier esfuerzo que se haga para combatir la criminalidad, que tenga carácter humanista, no tendrá la eficiencia deseada. Las causas de la criminalidad son multifactoriales, y entre los factores está el contenido antes mencionado que transmiten los medios de comunicación social, el cual ha incidido en gran medida en el aumento de los índices de criminalidad en nuestro país, ya que tanta exposición, sin ningún tono educativo y de reflexión, la promueve y la hace cotidiana. Esto, aunado al modelo de vida consumista que incentiva el capitalismo a través de los mismos medios, en el que todos quieren hacerse ricos, tener autos y los últimos equipos tecnológicos.
Recordemos que los medios de comunicación, como bien dijo el ministro El Aissami, moldean conductas; aunque hay quienes detractan esta afirmación al decir que cada quien es libre de hacer lo que quiera y escoge lo que quiere, y que el papel más importante para la formación lo cumplen la familia y la escuela. Pero, ¿dónde queda la exposición diaria durante horas de los ciudadanos, especialmente niños y jóvenes, a la programación televisiva que fomenta patrones a seguir? Ya hay numerosos estudios que hablan de ello y demuestran los efectos.
Uno de los fenómenos que se está presentando en nuestro país son los casos de violencia escolar del alumno hacia el maestro o entre alumnos, lo que es un reflejo de la sociedad y de lo que muestran los medios de comunicación con programas, comics y series que incitan al odio, al irrespeto, la agresividad y la indisciplina.
En Venezuela hay leyes que obligan a los medios de comunicación, como servicios públicos que son, a ofrecer una programación educativa, que promueva los buenos valores y principios establecidos en la Constitución de la República, para el desarrollo del pensamiento crítico y el fortalecimiento de la convivencia ciudadana, la territorialidad y la nacionalidad. Entre estas leyes tenemos: Ley Orgánica de Educación, Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión y Código de Ética del Periodista Venezolano (2). Mas, estas normativas son violadas por los medios, y las instituciones del Estado responsables no actúan de manera contundente para hacerlas cumplir. Hay mucha impunidad en esta área. Algunos opinan que por temor quizá al costo político, porque al aplicarlas los medios argumentarán que se les está cercenando la libertad de expresión, y lanzarán una fuerte campaña nacional e internacional, como lo han hecho en otras ocasiones. Pero el daño futuro será mayor si no se actúa. Dichas leyes deberían ser aplicadas además a las cableoperadoras, desde donde se filtra la mayor cantidad de programación basura.
Y si fuese por el costo político, mientras el gobierno no quiere pagarlo, la televisión daña generaciones. Y cuando se den cuenta que el costo político es una falacia, la juventud estará cada vez más dañada, y ése sí será un costo político y social.
Hay un caso que demuestra que el costo político es una falacia, cuando un gobierno trabaja incansablemente por el beneficio del pueblo. En mayo de 2007 no se le renovó la concesión de la señal a Rctv; en octubre de ese año, el Gobierno perdió las elecciones del Referendo Constitucional; y algunos afirman que lo de Rctv incidió en los resultados, traduciéndose en un costo político. El tiempo ha demostrado que no es cierto, pues la aceptación del presidente Chávez, según las últimas encuestas, supera el 60%; y ya nadie extraña a Rctv, ¿será porque su programación no era nada edificante?
Por otra parte, se dice que en nuestro país los índices de criminalidad han aumentado; cierto es, además, que con tanto bombardeo mediático, que ha magnificado el problema, la percepción ciudadana con respecto a la inseguridad siempre será mayor a lo que sucede en realidad.
Hoy, algunos medios han cambiado un tanto el formato de los noticieros, aunque ya el mal está hecho. Sin embargo, se siguen fomentando los antivalores a través de las telenovelas y series.
Es curioso observar que en el caso de Venezuela, tanta apología al crimen coincida con la llegada del Gobierno Bolivariano. ¿Será que ha sido planificado para conmocionar al gobierno a mediano y largo plazo, como ha sucedido; con el cual, se dice, ha aumentado la criminalidad, los delitos; con el cual el principal problema que manifiestan los venezolanos es la inseguridad? Es perverso de ser así ¿verdad? Lo que sí es cierto es que el imperio norteamericano tiene a su servicio laboratorios que planifican los modelos de sociedad. También es cierto que algunos opositores al Gobierno celebran cuando hay un homicidio porque suben los números en las estadísticas, lo que da lugar a críticas sobre la gestión en materia de seguridad; y eso es lo que más explota el canal “informativo” Globovisión, por ejemplo.
Aún el Gobierno Bolivariano tiene mucho por hacer en esta materia. Hace más de un año suspendió la transmisión de las narconovelas en las televisoras nacionales, no obstante, se sigue transmitiendo mucha programación basura. Y ni hablar de la programación de los canales por cable.
Este modelo de televisión venezolana forma parte del modelo de televisión globalizado, y el Gobierno Revolucionario no puede permitir que se sigan fomentando los antivalores que provienen de una estrategia mundial de manipulación, pues el Estado tiene el deber y el Gobierno el poder para obligar que se ofrezca una mejor televisión. Uno de los nortes de la Revolución es la formación del hombre nuevo. Por un lado, el Estado revolucionario tiende a crear humanidad a todos los niveles; y del otro, la programación de la televisión, las cableoperadoras y el cine vende y promueve la mayor cantidad de deshumanización posible. Pensemos lo que dice el escritor Carlos Sosa Osorio: la Revolución, como el Amor, no puede ser mediocre.
Un ejemplo de la deformación cultural es el siguiente: el color rojo en la revolución es esperanza, alegría, amor, pasión; mientras que en los cines venezolanos exhibieron la versión de “Alicia en el País de la Maravillas”, protagonizada por Johnny Depp, en la cual el color rojo es el personaje principal a través de la Reina Roja, y significa maldad, crimen, horror, dominación, injusticia. Este guión no tiene prácticamente nada que ver con la verdadera historia escrita por Lewis Carroll. La película tuvo una gran campaña publicitaria, gran presencia en los cines venezolanos durante semanas, y la masiva asistencia de nuestros niños y niñas. Esto para dar sólo un ejemplo. Y nos hacemos esta pregunta: ¿Después de ver esta película tan impactante y en dónde la palabra y el color rojo se nombra infinidad de veces y se relaciona con lo degradado, lo injusto, lo malo; cómo recepciona entonces el niño o niña el color rojo de la revolución? Una vez escuché a una niña decir: No quiero montarme en ese columpio porque es de color rojo. ¿Por qué? - le pregunté-. Porque el color rojo es malo, - me respondió-…
Ante tal panorama, repito: si no se fomenta una política real que obligue a los medios a ofrecer una programación con contenido educativo y cultural, forjador de buenos valores, cualquier esfuerzo que se haga para combatir la criminalidad, que tenga carácter humanista, no tendrá la eficiencia deseada.
Me pregunto: ¿Por qué el Gobierno no ha aplicado las leyes en esta materia, sabiendo todo lo antes descrito, pues no estoy descubriendo el agua tibia? Espero que con la Misión Seguridad finalmente se actúe y se apliquen las normativas.
(1) Armas silenciosa para guerras tranquilas.http://www.syti.net/ES/SilentWeapons.html
(2) Cito algunos artículos de las leyes mencionadas:
Ley Orgánica de Educación:
Artículo 6. El Estado, a través de los órganos nacionales con competencia en materia Educativa, ejercerá la rectoría en el Sistema Educativo. En consecuencia:
1. Garantiza:
g. Las condiciones para la articulación entre la educación y los medios de comunicación, con la finalidad de desarrollar el pensamiento crítico y reflexivo, la capacidad para construir mediaciones de forma permanente entre la familia, la escuela y la comunidad, en conformidad con lo previsto en la Constitución de la República y demás leyes.
Artículo 9. Los medios de comunicación social, como servicios públicos, son instrumentos esenciales para el desarrollo del proceso educativo y como tales, deben cumplir funciones informativas, formativas y recreativas que contribuyan con el desarrollo de valores y principios establecidos en la Constitución de la República y la presente Ley, con conocimientos, desarrollo del pensamiento crítico y actitudes para fortalecer la convivencia ciudadana, la territorialidad y la nacionalidad.
Articulo 10. Se prohíbe en todas las instituciones y centros educativos del país, la publicación y divulgación de programas, mensajes, publicidad, propaganda y promociones de cualquier índole, a través de medios impresos, audiovisuales u otros que inciten al odio, la violencia, la inseguridad, la intolerancia, la deformación del lenguaje; que atenten contra los valores, la paz, la moral, la ética, las buenas costumbres, la salud, la convivencia humana, los derechos humanos y el respeto a los derechos de los pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, que promuevan el terror, las discriminaciones de cualquier tipo, el deterioro del medio ambiente y el menoscabo de los principios democráticos, de soberanía nacional e identidad nacional, regional y local.
Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión:
Artículo 1. Esta ley tiene por objeto establecer, en la difusión y recepción de mensajes, la responsabilidad social de los prestadores de los servicios de radio y televisión, proveedores de medios electrónicos, los anunciantes, los productores nacionales independientes y las usuarias y usuarios, para fomentar el equilibrio democrático entre sus deberes, derechos e intereses a los fines de promover la justicia social y de contribuir con la formación de la ciudadanía, la democracia, la paz, los derechos humanos, la cultura, la educación, la salud y el desarrollo social y económico de la Nación, de conformidad con las normas y principios constitucionales de la legislación para la protección integral de los niños, niñas y adolescentes, la cultura, la educación, la seguridad social, la libre competencia y la Ley Orgánica de Telecomunicaciones.
Código de Ética del Periodista Venezolano:
Artículo 8. El periodista no deberá deformar, falsear, alterar, tergiversar o elaborar material informativo impreso o audiovisual, cuya divulgación o publicación resulte denigrante o humillante para la condición humana. Parágrafo único: Es condenable el uso de étnicas amarillistas como deformaciones del periodismo que afectan el derecho del pueblo a ser correctamente informado.
Artículo 17. El periodista debe luchar por un ambiente comunicacional sano, en el sentido de lograr equilibrio de los mensajes. La entropía comunicacional como factor de ruido en el espacio comunicacional deberá ser denunciada y el periodista, como medidor social, deberá luchar para impedir la sobrecarga de mensajes contaminantes del medio ambiente.
(*) Comunicadora Social (ULA). Especialista en Museología (UCV). Artista Plástico.
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