martes, 21 de febrero de 2012

En la muerte de Ronald Fraser.


The Guardian


Ronald Fraser, fallecido a la edad de 81 años, fue uno de los historiadores e hispanistas británicos más respetados, talentosos y prolíficos. Su obra más conocida Blood of Spain (1979) [Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, Crítica, Barcelona, 1979], constituye un relato incomparable de la Guerra Civil española, cuidadosamente elaborado a partir de entrevistas con participantes de ambos bandos. Guiado por una voz firme y de una consistente cortesía, el libro ayudó a establecer la historia oral como disciplina por derecho propio. A Ronnie le disgustaba esa descripción, "como si fuera una categoría de historiografía a la par con la historia 'económica' o 'política', en lugar de lo que en realidad supone: crear nuevas fuentes con el fin de promover la investigación histórica".Su última obra, Napoleon's Cursed War (2008) [La maldita guerra de España, Crítica, Barcelona, 2006], una magistral reconstrucción de la Guerra de la Independencia entre 1808 y 1814, siguió el mismo principio, pero esta vez se vio obligado a excavar en los archivos para dar con las voces y hechos de la gente del común.
Ronnie nació en Hamburgo en 1930, de padre escocés, empleado de una naviera, y de madre norteamericana, una heredera cuya fortuna ayudó a adquirir la casa señorial de Amnersfield, en el condado de Hampshire, en la que vivieron después de dejar Alemania en 1933. Su hermano Colin nació dos años más tarde.
Su padre estaba decidido a que los chicos adquiriesen las maneras de la pequeña nobleza conservadora, cosa que no logró con ninguno de los dos. Si Ronnie nunca se llevó bien con su padre, tampoco su madre, que se divorció de éste para casarse con un médico neozelandés. Tras la muerte repentina de su segundo marido, se estableció con Tom Harper, un piloto de bombarderos de la RAF.
Años después, Ronnie retornaría a la campiña inglesa para investigar "la íntima sensación de nulidad que me había dejado una infancia inglesa". In Search of a Past (1984, reeditado en 2010) ponía en relación los recuerdos de su niñez, ayudado por el psicoanálisis, con las ocho personas del servicio doméstico que habían hecho las veces de progenitor colectivo en sus primeros años. Se trata de unas memorias inusitadamente apasionantes.
Tras asistir a las escuela preparatoria del lugar y a varias "public schools" [elitistas escuelas privadas], sirvió como oficial de la Guardia durante varios meses, para pasar luego un breve periodo trabajando con la agencia de noticias Reuters. Escribir con plazo fijo de entrega, sin embargo, no era de su agrado. Le dejaba poco tiempo para la reflexión seria y ya había iniciado con España una historia de amor para toda la vida, inspirado por la obra de Gerald Brenan, que más tarde se convertiría en buen amigo suyo.
Tras la muerte de su madre, y con el dinero de una herencia, Ronnie se mudó a Andalucía: "Fue en 1957 – el año en que, según me enteré después, la producción agrícola española, alcanzó el nivel anterior a la Guerra Civil. Nada indicaba en el empobrecido pueblecito de montaña de Mijas al que había ido a parar la recuperación de la guerra que había terminado hacía 18 años".
Fue allí donde, por pura casualidad, conoció a un joven francés, André Gorz, autor Le Traître (El traidor), una exploración autobiográfica y teórica. Desarrolló una íntima amistad intelectual con Gorz, entonces periodista de L'Express y luego notable filósofo social y pionero de la ecología política, lo que llevaría a Ronnie a París.
La atmósfera política de la rive gauche de París era difícil de resistir. Fueron las ideas de Jean-Paul Sartre y su círculo las que convirtieron a Ronnie en socialista para el resto de su vida. Y fue Gorz quien introdujo a su nuevo amigo inglés en el Soho [el barrio bohemio de Londres por aquel entonces] y la New Left Review en 1963. Allí conoció a otros parias políticos semejantes; por fin estaba en casa.
La revista se encontraba en proceso de transformación, y las habilidades por explotar de Ronnie en el terreno de los negocios permitieron que sobreviviera. Quedó a cargo de gestionar la parte comercial, contribuyendo más tarde a crear New Left Books/Verso. Fue pionero en la labor de entrevistar a gente trabajadora en la revista, anticipándose así a Studs Terkel [escritor e historiador norteamericano, célebre por sus libros de testimonios sobre la Gran Depresión] en este campo, describiendo sus ocupaciones y lo que en sus vidas significaba. En 1968 Penguin publicó su recopilación Work: Twenty Personal Accounts, única en su época.
La conciencia política de Ronnie nunca declinó. Como miembro veterano del New Left Trust, solía llamar de formar regular para interesarse por la salud financiera de ambos empeños.
Deja dos hijos, Mark y Jessica, de dos parejas distintas – su primera mujer, Fern Fraser, y Rosalind van der Biek–-, pero durante los últimos 25 años convivió felizmente con su segunda mujer, la historiadora Aurora Bosch, en Valencia, la ciudad natal de ella. Ronnie me llamaba por teléfono rabiando por los provincianos que le resultaban los valencianos, más todavía que los ingleses, pero a los que, con todo, estimaba. Era un inglés español que conocía su país mejor que la mayoría y, en cierto modo, un inglés chapado en eso a la antigua. Le sobreviven Aurora y sus hijos.

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