miércoles, 7 de julio de 2010

¿Injusticia en la administración de justicia?

Irina Molina

Rafael Correa, en su más reciente visita al país, a propósito del discurso de orden en la Asamblea Nacional por el 199 aniversario de la Firma del Acta de la Independencia Venezolana, afirmó que socialismo es igual a libertad con justicia.

¿Hay justicia en nuestro país?

Debemos decir que aún no. Sin embargo, en un sentido contrario a lo que cacarea la oposición apátrida, no hay justicia para los pobres, los históricamente dominados, marginados, excluidos, desaparecidos, silenciados.

Haber conquistado el poder gubernamental no nos da per sé el poder. Según Luís Manttini, en el capitalismo el poder es una relación social, es la mercancía, de allí que es fundamental no confundir poder y estado, poder y gobierno.

Sobre la justicia que compete al poder judicial –no así la justicia que deviene de la política social inclusiva del gobierno bolivariano-, este es parte del aparato del Estado y debemos decir, que aún hoy sigue sin responder a la revolución. Hagamos un inventario de los más criminalizados, revisemos cuales son los delitos más perseguidos, el comportamiento de la impunidad y, en el margen de los poderes, sobre la privatización impune del control social, y tendremos elementos de análisis. Debemos decir que se han registrado algunos logros humanizadores, pero la burocratización, la ineficiencia, la corrupción, una cultura legal cuartorepublicana, siguen siendo los síntomas de un sistema que responde más a la concepción hombre-mercancía, que a la concepción hombre-humanidad. El hábito no hace al monje; aún cuando ahora los operadores del sistema en los juicios usan toga al mejor estilo gringo, o a pesar de ello, la justicia mira bien sobre quien aplicará el peso de la ley, no es ciega, se cerciora de no juzgar a los Carlos Andrés Pérez, a los Carmona Estanga y los Meceranis, en cambio apresa a los héroes de Puente Llaguno. Sobre las víctimas, el sistema también es selectivo; si los muertos son nuestros campesinos asesinados por los paracos importados por la oligarquía, no hay culpables, sí, en cambio, la víctima es algún ricachón, los culpables serán buscados primeramente entre los pobres del entorno, aún cuando lo que esté detrás sea una de esas historias truculentas de autosecuestro o “autosuicidio”. Es la vigencia del Lombroso, que “haciendo ciencia”, llegó a la brillante conclusión que los delincuentes tienen determinas características físicas, siempre son negros, indios, feos, pobres. Claro su muestra la tomó en la cárcel.

Esa historia de injusticia de la administración de justicia, se encuentra tatuada en la piel y vida del pueblo y ello hace que exista una percepción generalizada de que el pobre, o va indefectiblemente preso, o como víctima, no contará con una decisión que lo proteja.

El 28 de mayo reciente en Ciudad Guayana, nuestra camarada Iralí López y su familia se salvaron milagrosamente de ser premeditada y alevosamente quemados vivos encerrados en su casa en horas de la madrugada. El autor material está a la orden de los tribunales y aún se desconoce quién es el autor intelectual. La Camarada es una reconocida dirigente de nuestra revolución y coordinadora Estatal de Madres del Barrio. No es difícil pensar que existan intereses particulares en el atentado, más aún cuando en reiteradas oportunidades había sido amenazada.

Después de semejante trauma, pero afortunadamente todas y todos con vida, progresivamente se han resuelto algunas de las consecuencias del atentado: secuelas respiratorias, donde vivir, reposición de lo material mínimo necesario. Sin embargo, eso no es lo más importante, Iralí, su pequeño hijo, sus viejos, sus hermanos, tienen pánico justificado, pánico de que tramposamente el autor material salga de la cárcel, pánico de que el autor intelectual le pague a otro.

Exigimos que la administración de justicia cumpla con la obligación devenida del Estado Social de Derecho y de Justicia consagrado en nuestra Constitución y demás leyes nacionales. Nuestra camarada, es una de esas víctimas que se siente desprotegida, vulnerable ante la posibilidad de la mala praxis del tribunal donde se encuentra la causa. Si no fuera un asunto de vida o muerte, podríamos sentarnos sin apuro a confirmar o no la percepción generalizada de la injusticia en la administración de justicia.

Hacemos un llamado a la movilización permanente y diversa de las y los revolucionarios de Ciudad Guayana en función de exigir justicia, no sólo para la camarada, sino para todas y todos, para exigir que la administración de justicia se ajuste a nuestra revolución socialista.

Alertamos sobre la ocurrencia de hechos como este que son selectivamente ejecutados con el fin de inmovilizarnos en el avance revolucionario, la violencia delincuencial está siendo sistemáticamente abultada y utilizada como arma para la generación de pánico con el inconfesable propósito de atomizarnos, llevándonos al enclaustramiento, al encierro, al aislamiento, al amurallamiento y al aquietamiento político. Tomemos conciencia de la realidad y generemos pulso colectivo para evitar que coronen sus aspiraciones.

Patria Socialista o Muerte, Venceremos

Con Chávez todo, sin Chávez nada.


irimoli@hotmail.com

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