domingo, 5 de agosto de 2007

Se muere la madre naturaleza

Reinaldo Escorcia

Hablar de ecología es emitir sentimientos conservacionistas al medio ambiente, es querer a la naturaleza como a la madre, es divulgar amor a través de campañas educativas de reciclaje y preservación de los recursos naturales, es ser infiel a los destructores contaminantes de la vegetación y ríos que han causado una herida mortal en la capa de ozono, la cual está llorando y dejando de respirar por la abertura que le produjo el ser humano, por estar inventando tecnologías con recursos naturales biodegradantes del ecosistema y de la calidad de vida de la población que habita el mundo. Todo ha sido culpa de los imperialistas y mercantilistas que han querido posesionarse de los espacios naturales del planeta para contaminarlos, destruyendo bosques, infectando mares, agriculturas con químicos y el medio ambiente con combustibles fósiles. Estos extranjeros poderosos y adinerados venden pesticidas a los agricultores para evitar que las plagas destruyan los cultivos, pero no toman en cuenta que al momento de aplicar ese químico en las plantas ocurran lluvias y se mezclen con el pesticida y ocasione la contaminación de toda la tierra donde se encuentra el cultivo, lagos, ríos o playas cercanas al espacio agrícola. No podemos descartar otros contaminantes como las energías y combustibles derivados del petróleo, carbón y energía nuclear, los cuales han sido mal utilizados por naciones desarrolladas y tercer mundo causando contaminación y la disminución de la calidad de vida de sus habitantes. Muchas veces en la extracción y transporte de petróleo en lugares donde hay mares se corre mayor riesgo de contaminación, la primera por la combinación del agua con el aceite o la sustancia negra y, la segunda cuando los barcos se dedican a la carga de crudo, no se percatan de los riesgos ambientales que pueden causarle a la naturaleza. Muchas veces partes de las municiones petroleras son derramadas al océano inconscientemente, lavan los tanques de ese transporte fluvial con agua del mar y luego proceden a devolvérsela, provocando una alteración contaminante en el agua que produce la muerte y huida a otros territorios de miles de especies marinas anualmente. Las consecuencias de la contaminación al medio ambiente se está palpando en los últimos meses en el mundo entero, con las imparables lluvias que han acontecido en Latinoamérica y la India; las olas de calor que han provocado miles de muertes, producto del calentamiento global y la deforestación de los bosques. Por todo ese desvarío causado a la naturaleza, no permitamos que muera la madre que amamanta de oxigeno a la humanidad (la capa de ozono), que la lluvia acida se apodere de la naturaleza para dejarnos sin fotosíntesis e impulsemos la protestas contra los vejadores del medio ambiente. Necesitamos naciones comprometidas con la humanidad y no con tecnologías que destruyan el ecosistema, para generar pobreza, muertes en los más desvalidos geográficamente y acumular riquezas en las elites del mercantilismo salvaje, impulsado por la gran potencia mundial –Estados Unidos- que se ha negado rotundamente a afirmar el Protocolo de Kyoto, por atentar contra su economía y absurdo desarrollo que ha sido útil para vejar, humillar e imponer su hegemonía a países pobres del hemisferio. Hay que Impulsar el hermoso ejemplo de las etnias indígenas que hacen todo lo imposible para conservar sus espacios naturales y mantener vivas las especies marinas, animales carnívoros, insectos y plantas que le dan vida a la fauna amazónica suramericana.

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