sábado, 4 de agosto de 2007

El partido de la revolución

Para avanzar más rápido y mejor, unificar
acciones y recursos, enfrentar con mayor
contundencia al enemigo, combatir desviaciones,
fortalecer convicciones y hacer más seguras las
victorias del pueblo, el Presidente ha convocado
a la forja del partido unido de la revolución. La
inmensa mayoría de los cuadros probados en los
combates políticos, millones de hombres y
mujeres del pueblo —sin duda muchos oportunistas
también— hemos acudido a inscribirnos
como aspirantes a miembros. Al final, según
estimo, habrá dos categorías: la de militantes y
la de simpatizantes y amigos. Una porción será
excluida por razones éticas, aunque seguramente
no dejará de haber quienes se cuelen.
¿Cuáles serán los rasgos definidores del
Partido? Por definición debe ser cualitativamente
distinto de los partidos tradicionales, y para ello
tiene que sobreponerse al sectarismo; practicar
la más cabal democracia participativa y
protagónica interna; ejercer de manera metódica
y profunda la crítica y la autocrítica; establecer
una relación orgánica con el pueblo a fin de no ser
un Estado Mayor externo sino una parte de la
masa popular, y preparar a sus cuadros para que
actúen como educadores y orientadores que a
su vez se orientan y se educan y sean los primeros
en la acción, el trabajo y el estudio, los primeros
con el fin de dar el ejemplo y estimular, nunca
con el propósito de escalar posiciones, que sólo
deben ocupar si así lo decide su base de
adscripción.
Desde otro punto de vista, debe ser “un
partido de masas que construya cuadros”, según
la recomendación de Gramsci, y “que viva y se
desarrolle en la concreción del proceso histórico”,
según la de Lenin.
Carlos Lanz, en su folleto La crítica marxista y la
experiencia socialista, señala los siguientes
elementos, que suscribo: elección directa, rendición
de cuentas a la base, revocatoria del mandato,
delegación funcional de responsabilidades, libre
juego de tendencias, democracia del saber (libre
acceso al conocimiento), rotación de cargos.
Sobre la ideología debemos recordar que una
cosa es la ideología de los revolucionarios y otra
la de la revolución, de modo que la ideología del
Partido debe fundarse considerando estos dos
hechos. En mi opinión debe llegar a ser el
marxismo, pero eso tiene que responder a un
proceso, el resultado de los debates y reflexiones
y de las luchas en conjunto: no puede ser una
imposición, no veo al líder del proceso tratando de
imponerlo y no fío ninguna posibilidad de éxito si
los marxistas convencidos tratásemos de hacerlo.
Una referencia final, sobre los partidos que
no accedieron a participar en la construcción del
PSUV: Es lamentable que no hayan acudido a
proveer toda la riqueza de conocimientos,
experiencias, facultades analíticas y valores éticos
que atesoran. Pero si ellos proclaman su adhesión
al proceso y al liderazgo del Presidente, si hay
una zona para los amigos del Partido y si
reconocemos un espacio incluso a la oposición
democrática, ¿cómo vamos a rechazar su
presencia? Que ellos sean tratados como amigos
y que las relaciones se basen en la unidad de
acción. Las puertas tienen que estar abiertas
para todos quienes honradamente deseen luchar
por la patria y por el socialismo.

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