sábado, 14 de octubre de 2023

Dilemas de América Latina y el Caribe (II)

 LUIS BRITTO GARCÍA

Seguimos estudiando las disyuntivas que se le presentan a América Latina y el Caribe, casi las mismas que enfrenta Venezuela. Examinemos el campo internacional, el estratégico, el cultural.

En lo internacional, nuestro único camino es el rechazo a la OEA, a los Tratados de “Libre Comercio”, a los Acuerdos Multilaterales de Inversión, a los Infames Tratados contra la Doble Tributación, a todos los acuerdos que someten las controversias de interés público nacional de nuestros países a tribunales o juntas arbitrales foráneas, como el Centro Internacional de Arreglo de las Diferencias sobre Inversiones (Ciadi). El de la unipolaridad es camino cerrado que sólo nos admite como siervos, subordinados, saqueados y explotados al precio de despojarnos de nuestras soberanías.

La vía hacia la multipolaridad pasa por la coordinación dentro de la ONU de los países de la Mayoría Mundial, por el fortalecimiento de Unasur, de la Celac, del Alba, del Mercosur; el refuerzo de vínculos con el Movimiento de los No Alineados, la aproximación y el progresivo ingreso a los Brics, así como la solidaridad con todos los países agredidos por las maquinarias económicas, comunicacionales y bélicas unipolares.

En lo estratégico, nuestra única opción válida es el rechazo a las bases militares foráneas y las intervenciones armadas de las potencias hegemónicas; la denuncia del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar), la fabricación nacional de armas y pertrechos esenciales, y la diversificación de las compras de tales equipos a fin de evitar la dependencia hacia un solo proveedor que, como Estados Unidos, retira a capricho tecnologías y repuestos vitales para su funcionamiento.

Los dilemas de la cultura son vitales porque ésta constituye a la Nación, la cual a su vez legitima la estructura política del Estado. Una Nación es la unión de un pueblo alrededor de un conjunto de valores culturales, y la decisión de hacer perdurable esa adhesión. Destruir el concepto de Nación es el objetivo final de toda agresión, porque sin conciencia de nacionalidad no hay resistencia colectiva.

En lo cultural, se plantea el dilema entre entregarse incondicionalmente a los medios y redes de las potencias hegemónicas, o aprovechar al máximo la preponderancia en el área latinoamericana y caribeña de dos lenguas romances y una religión para articular y fortalecer sistemas educativos y culturales propios, creativos y autónomos.

A tal efecto, es recomendable:

  • La alfabetización total.
  • La creación de sistemas de instrucción pública y gratuita en primer, segundo, tercer e incluso cuarto nivel capaces de satisfacer la demanda educativa en aquellos países donde todavía exista déficit de ella, aplicando incluso métodos de educación a distancia.
  • Reciprocar la medida de Brasil que declara al castellano primera lengua extranjera a estudiar en su sistema educativo, con un programa de estudios del portugués brasileño, así como de la lengua o lenguas originarias más importantes en cada país.
  • La inclusión en todos los niveles de la instrucción de contenidos relativos a la Geografía, la Historia y la Formación Cívica locales, y en general de América Latina y el Caribe.
  • La inclusión en todos los niveles educativos de materias atinentes a los recursos y problemas propios y específicos de la sociedad y la economía de cada país y cada región.
  • La creación y promoción de medios de comunicación de servicio público propios, así como de emisoras comunitarias, páginas web, blogs, redes sociales y otros recursos apropiables para la comunicación popular.
  • La sanción de leyes atinentes a la regulación y uso de las concesiones de telecomunicaciones, que fijen pautas relativas a la veracidad y oportunidad de los mensajes, extensión de la publicidad, prohibición de propaganda de guerra u odio, y regulación o prohibición de mensajes que inciten al uso de armas, alcohol, tabaco, drogas estupefacientes y juegos de azar.
  • La promoción y protección de las industrias culturales de cada país.
  • La creación de institutos de promoción y difusión de las cinematografías y de las narrativas audiovisuales informatizadas locales.
  • La creación, donde todavía no existan, de Ministerios, fundaciones o entes autónomos dedicados al fomento, promoción, divulgación, rescate y preservación de la Cultura o diversas culturas que coexistan en el territorio patrio.
  • La fundación de órganos u entes dedicados al estudio y recopilación de todas las formas y manifestaciones de la cultura popular, así como a su preservación, rescate y divulgación.
  • La creación de programas para el estudio de la Identidad Nacional y de las Identidades Latinoamericanas y Caribeñas, con instrumentos adecuados para verificar su progresiva evolución y transformación.
  • La fundación o repotenciación de Institutos de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, dedicados al estudio y difusión de las culturas de la región y al fortalecimiento de los vínculos entre ellas.
  • La creación de una biblioteca informática que abarque en lo posible los autores de América Latina y el Caribe. El reexamen y reescritura de nuestras historias nacionales, latinoamericanas y caribeñas desde el punto de vista de las clases oprimidas.
  • Sanción de leyes que definan, especifiquen y protejan el patrimonio cultural de cada país e impidan su apropiación privada exclusiva o la exportación de los bienes que lo constituyen.
  • La promoción de las industrias culturales locales, con medidas proteccionistas que les reserven medios y espacios de difusión así como facilidades para la exportación y difusión regional.
  • Empleo de software libre en las comunicaciones públicas y privadas y, de ser posible, desarrollo de plataformas y redes sociales propias que protejan la confidencialidad de los mensajes.
  • Instauración de sistemas de apoyo a la creación cultural, tales como becas, bolsas de trabajo, talleres, publicaciones, sistemas de reconocimientos, premios y pensiones para los creadores destacados.
  • Emplear a los organismos de integración latinoamericana y caribeña tales como el Alba, la Celac, Unasur, el Caricom, Mercosur y cualesquiera otros que se crearen a tal efecto, como instrumentos para el intercambio y la promoción cultural de la región.

Laboriosas son las vías de la supervivencia; el camino hacia la servidumbre es fácil, y fatal.

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