domingo, 15 de octubre de 2023

Épale y el viaje de la antiheroína

 Esta es una columna de cine pero hoy no vamos a hablar de ninguna película, o quizá sí. Lo que pasa es que este episodio he querido dedicarlo a honrar a mis grandes y poderosas amigas de Épale CCS, que en el aniversario número once de la revista vuelven a recordarnos que llevar proyectos editoriales insurgentes es siempre una tarea cinematográfica.

 

Pero no les aburriré con detalles biográficos sobre nuestra querida publicación. Épale ya está entrando en su adolescencia, así que al celebrar su vida, antes que rememorar anécdotas, me interesa más reflexionar sobre su devenir desde una perspectiva alternativa.

 

Para esto me haré de una herramienta que comencé a usar desde hace algún tiempo y de la cual me atribuyo la autoría, aunque dudo mucho que a nadie se le hubiese ocurrido antes que a mí: el viaje de la antiheroína.

 

Quienes trabajamos contando historias conocemos bien el viaje del héroe, esa metodología para narrar en la cual un personaje se transforma a partir de ciertos momentos-rituales; a veces son viajes físicos, otros son viajes interiores, pero el punto es que el desenlace cobra sentido cuando esta entidad (individual o colectiva) descubre su nuevo estado del ser, renace.

 

Nuestro viaje de la antiheroína es un poco distinto. Pero antes una aclaratoria para quien pueda tener la duda: esta no es una técnica que solo aplico a mujeres, pero como el viaje del héroe se toma la atribución de ser nombrado siempre en masculino, no veo qué problema pueda existir en que mi técnica use mi dilecto femenino genérico.

 

Volviendo al tema, sucede que nuestra antiheroína no sale a cambiarse a sí misma, sale a cambiar al mundo. Obviamente, es una rebelde, una forajida. Sabe que algo está mal allá afuera y se va por los caminos tras la utopía de despertar conciencias, revolucionar, romper, desintegrar, ofender, sacudir y ser partera de lo nuevo. A veces como líder, a veces más en la sombra, pero siempre el objetivo es contagiar su incomodidad y darle palo a las hegemonías opresoras.

 

Para hacerlo, también tiene sus momentos-rituales, y a diferencia del viaje del héroe, puede que al final del día no termine vencedora, pero sí con la satisfacción —con la paz— de que siempre darlo todo vale la pena. El suyo es un viaje ético.

 

Y creo que justamente ese ha sido también el viaje de Épale. Lo era hace once años y sigue siéndolo hoy. Nuestra revista, desde el 1 ha sido un gran acto de resistencia y combate.

 

Buscar historias distintas para contarlas en una revista distinta, reivindicar el carácter mestizo e insubordinado de la ciudad, ver lo que nadie ve, ser el espacio para la gente que nunca es noticia y dejar que se escuche su voz, no temer a hurgar en el ghetto y honrar su belleza, enamorarnos de Caracas desde su vitrina más abyecta, y hacer todo esto incluso en las circunstancias más dilemáticas que nos ha tocado vivir como pueblo sin moverse un milímetro de su propósito insurgente…

 

Escribo esto y pienso en Silvio Rodríguez y su bonitaCanción en harapos:

 

Que fácil es escribir algo que invite a la acción

Contra tiranos, contra asesinos

Contra la cruz o el poder divino

Siempre al alcance de la vidriera y el comedor.

Viva el harapo señor

Y la mesa sin mantel

Viva el que huela a callejuela

A palabrota y taller.

 

Creo que en esos versos está Épale y su gente, contando la ciudad desde la ciudad, y a lxs de abajo desde abajo. Reivindicando el poder y la dignidad de las pequeñas grandes historias que son lo que somos de verdad. No puedo imaginar un esfuerzo más utópico, poético, ético…  y cinematográfico. ¿No parece una película?

 

Feliz cumple a Épale CCS y mi reconocimiento y agradecimiento a todo el equipo, sobre todo a las chicas superpoderosas, a las antiheroínas fantásticas, que hoy lo hacen posible: Meche, Nied, Azurduy, Isa, Mairelys, Maru, May y Yubi (inserte aquí emoji de corazón morado). 

 

 

 


 

POR ROSA RAYDÁN  • @rosaraydan

 

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