A mediados de los años 80, una jovencita universitaria llamada Claudia
Sheinbaum participó en una histórica lucha estudiantil en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cuatro décadas después, esa mujer sigue haciendo historia y acaba de
convertirse en la candidata presidencial del Movimiento Regeneración
Nacional (Morena), el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador
que participará en la carrera rumbo a los comicios generales de 2024 en
alianza con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de
México (PVEM).
Es, además, la primera mujer mexicana que lidera la contienda que
culminará con las elecciones generales del próximo 2 de junio. La que
más probabilidades tiene de suceder a López Obrador y de continuar su
proyecto político, ya que, a pesar de que antes ya hubo seis candidatas
presidenciales, ninguna estuvo tan cerca de Palacio Nacional como ella.
Su principal contrincante es Xóchitl Gálvez, la senadora derechista que
la semana pasada ganó la postulación del Frente Amplio por México, el
principal bloque opositor que en los nueve meses que restan para los
comicios tratará de desbancar a Sheinbaum, quien parte como amplia
favorita en las encuestas.
Desde el año pasado, los sondeos de opinión confirmaron que ningún
escándalo le hacía mella a la entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de
México. Ni su confrontación con algunos sectores feministas o con
políticos opositores, ni las controversias, ni las tragedias en la
capital que gobernaba.
Parecía blindada. En la construcción de su imagen fue fundamental el
apoyo incondicional del presidente. De hecho, tanto dentro como fuera de
Morena la consideraron siempre como "la favorita" de López Obrador.
Algunos incluso afirmaron que, pese a que el mandatario había prometido
mantenerse "neutral", en realidad apoyaba a Sheinbaum en las sombras.
El señalamiento, teñido de machismo, la perseguirá a lo largo de una
campaña con la que culminará una larga trayectoria política que comenzó
en las aulas de la UNAM y que ahora puede convertirla en la primera
presidenta en la historia de México.
Herencias
La candidata, nacida en 1962 en la Ciudad de México, sigue tradiciones familiares, tanto en lo académico como en lo político.
Su padre, el químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz; y su madre, la bióloga
Annie Pardo, participaron en el movimiento estudiantil de 1968 que es
recordado principalmente por la masacre de cientos de estudiantes en
Tlatelolco.
Dos décadas más tarde, mientras Claudia ya estudiaba Física en la UNAM,
las autoridades universitarias intentaron terminar con la gratuidad de
la máxima casa de estudios, lo que derivó en una larga huelga
estudiantil a la que Sheinbaum, por supuesto, se sumó.
Cientos de alumnos crearon el Consejo Estudiantil Universitario que
impidió la reforma y en el que nacieron dirigentes políticos juveniles
que luego participarían en la fundación del Partido de la Revolución
Democrática (PRD), que construyeron los legendarios líderes Cuauhtémoc
Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, y al que también se
sumó López Obrador.
Terminado el movimiento estudiantil, Sheinbaum continuó sus estudios con
una maestría y un doctorado en Ingeniería. Luego se convirtió en
investigadora. Parecía que su destino sería la vida académica, hasta que
en el año 2000 López Obrador ganó la jefatura de Gobierno de la Ciudad
de México y la invitó a ser su secretaria de Medio Ambiente.
Desde entonces el ascenso político de Sheinbaum fue imparable. En 2006
ejerció como vocera de la primera y frustrada campaña presidencial de
López Obrador. También ocupó un lugar central en el segundo intento que
el dirigente realizó en 2012 por llegar a Palacio Nacional. Jamás lo
abandonó.
Consolidación
La científica participó en la fundación de Morena y en 2015 buscó y
obtuvo su primer cargo de elección popular. Asumió como jefa de la
delegación Tlalpan, en la Ciudad de México, cargo que ocupó solo dos
años porque se lanzó a la jefatura de Gobierno que ganó en 2018, al
mismo tiempo que López Obrador, por fin, lograba su objetivo de
convertirse en presidente.
De inmediato, su figura se posicionó como posible sucesora. Sobre todo,
porque su alianza con López Obrador jamás se ha resquebrajado. Es una de
las militantes más fieles del mandatario.
"Las mujeres estamos preparadas para cualquier cosa y el país también",
aseguró el año pasado cuando confirmó su intención de buscar la
postulación oficialista para el 2024.
Para entonces, ya había ocurrido lo que se pensó que sería el principal
traspiés de su carrera política. El 3 de mayo de 2021, 27 personas
murieron al desplomarse el paso elevado de una estación del metro
capitalino. Pero los meses pasaron y las encuestas demostraron que la
tragedia no había hecho mella en la imagen pública de la gobernante.
Sheinbaum arrancó la competencia interna como líder y jamás abandonó ese
puesto. Semana a semana, las encuestas confirmaban que su ascenso era
inmutable.
En la recta final de la contienda, su principal rival, el excanciller
Marcelo Ebrard, denunció el supuesto uso indebido de recursos públicos,
manipulación de encuestas y "acarreo" de simpatizantes a los actos de
Sheinbaum.
De nada le valió. Al final, tal y como se preveía, ella ganó la
candidatura y ahora prepara la estrategia con la que intentará ganar la
presidencia el 2 de junio del próximo año.

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