miércoles, 20 de septiembre de 2023

Guayana es una base de Operaciones Avanzada de la OTAN

 

Entrevista a Maurice Pinard, independentista guayanés Por David Roca Basadre | 16/09/2023 | América Latina y Caribe

La Patria Grande latinoamericana siempre se olvida de las tres Guayanas, pequeños territorios ubicados al norte del subcontinente sudamericano. Su colonización tuvo otros derroteros, pero dos de ellas –Surinam y Guyana– al independizarse pisaron fuerte las relaciones con el continente y ya no pueden dejarse de lado. Restan los 83,846 km² de lo que oficialmente es un departamento de ultramar francés, pero que en la práctica sigue siendo una colonia.

La llamada Guayana Francesa es altamente dependiente de Francia, que la inhibe de todo comercio o relación directa con los países de la región, y sostiene al territorio sudamericano, profundamente amazónico, que controla con productos provenientes de la metrópoli y subsidios insuficientes para sus casi 300.000 habitantes. Según el INSEE (Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos) –centro oficial francés– una cuarta parte de las personas que viven en la Guayana lo hace en gran pobreza, con menos de 340 euros por mes

Pero Francia retiene a la Guayana –así como a otros territorios en el Caribe y en el Pacífico– por razones que el mismo Ministerio de las Fuerzas Armadas francés se encarga de explicitar: “Guayana representa una cuestión estratégica no sólo para Francia, sino también para Europa. La seguridad del comercio marítimo y el libre acceso al Canal de Panamá son cuestiones vitales para Francia, que lleva a cabo acciones de control desde Guadalupe, Martinica y la Polinesia Francesa”.

En las recientes elecciones, los guayaneses han expresado su opinión frente a esto, y han elegido como diputados a Jean-Victor Castor, figura representativa del Movimiento de Descolonización y Emancipación Social (MDES), partido claramente independentista, y a Davy Rimane, de la Francia Insumisa, que en la Guayana es un aliado cercano a los independentistas.

Maurice Pindard es educador, y uno de los fundadores del MDES. Tuvimos una primera cita que se frustró por un corte de energía que perjudicó a la mitad del país. No era una novedad. Con resignado humor, nos comentó Pindard al lograr finalmente la conexión: “Ayer mi esposa me decía, tras el corte de fluido eléctrico: ‘¡Vivimos en el tercer mundo, no en Francia!’ ¿Me pregunta por qué ocurre esto? Alguna vez fue porque una iguana se introdujo en la central eléctrica, en otra ocasión fue porque se introdujo una serpiente… Ocurre, y esto es lo frecuente, que cuando llueve no hay fluido eléctrico”.

Valga esta anécdota como introducción para conocer una situación de postergación colonial que es la otra cara, necesaria, de la moneda de una estrategia netamente geopolítica de Francia.

Hubo hace poco, los días 7 y 8 de agosto, una reunión de jefes de Estado de países amazónicos en Belem do Pará, Brasil, y el presidente Lula invitó al señor Macron, como presidente de Francia, a la reunión. El señor Macron no asistió, envió una carta y como delegada a la embajadora de Francia en Brasil, alguien de segundo rango con respecto a los jefes de Estado, y ni siquiera avisó a las autoridades oficiales de Francia en Guayana. ¿Por qué actúa así Macron?

Eso no nos sorprende, porque las relaciones entre la Guayana y las autoridades francesas son absolutamente coloniales. El Estado francés aplica sus leyes en Guayana sin siquiera pedir autorización para hacerlo. Han transformado la colonia en un “departamento francés”, nos encontramos completamente bajo sus leyes y sus decisiones. Son relaciones de discriminación, de desprecio, de hechos consumados, siempre es así.

Y al nivel de relaciones internacionales, para Francia se trata de su prerrogativa exclusiva, y no rinden cuentas, aunque nos afecte. Y si alguna vez llegamos a intervenir en ciertas discusiones, porque se hace necesaria nuestra presencia, por ejemplo en asuntos con países fronterizos como Brasil o Surinam, se nos dice muy claramente que es Francia quien habla. Ha habido ya un caso en el que un presidente Consejo Regional fue a una reunión en Surinam, y el embajador de Francia le dijo que se ubicase detrás de él. Y fue el embajador el que habló en todo momento. Hay una relación de total subordinación entre las autoridades guayanesas y el gobierno francés. Este es un primer punto.

Un segundo punto es que, por nuestra parte, pensamos que Brasil planteó bien el asunto diplomático en la reunión de países amazónicos, puesto que se invitó a Francia como observador, no como a un país amazónico. Pero hemos constatado también el desprecio del gobierno francés, que no se ha dignado asistir a la reunión y que ha enviado a su embajadora. Y no han informado a los guayaneses de nada, porque esa es su costumbre. Es la práctica colonial habitual de Francia para mostrar que son ellos los que dirigen a su colonia, y que quede claro que somos colonia.

¿Qué interés tiene Francia de quedarse en Guayana?

Es un interés puramente estratégico geopolítico. Una vez Francia tiene un punto de apoyo en América, eso le permite desplegarse por nuestro continente. En cierto momento hubo vuelos directos aéreos de Cayena a Río de Janeiro, a Lima, a Buenos Aires, etc. Hubo también durante un tiempo, antes de internet, una antena que transmitía desde Guayana a toda América Latina. Hay también un interés financiero y político: tal es la base del puerto espacial de Kourou, situada en plena zona ecuatorial por donde transita combustible para su funcionamiento. Todo lo cual permite a Francia presentarse como una potencia tanto espacial como marítima.

¿Qué es Guayana, geopolíticamente, para Francia? Según pude leer a la doctora Marie-Claire Newton, “la Guayana Francesa es utilizada como base para todas las operaciones internacionales de desestabilización de gobiernos legítimos. (…) La colaboración de gestión neocolonial Francia-EE.UU. (…) debilita los movimientos contestatarios en América Latina”.

Exacto. Hoy, en 2023, hay que ver las cosas con más amplitud: allí donde está Francia, está Europa. La base de Kourou es una base de la OTAN. Ello, en pleno territorio amazónico, representa una amenaza, también por la codicia que la Amazonía despierta en las grandes potencias.

 

Guayana es una base de operaciones avanzada de la OTAN. Agreguemos que en la región no solo existe la presencia de Francia, sino también de Holanda, que tiene varias bases militares en sus territorios coloniales en Curazao, Bonaire y Aruba, entre otros. Todos los territorios son puestos al servicio de las políticas de la OTAN, es decir de Estados Unidos, en Latinoamérica. Pero en Guayana es donde hay más militares coloniales por habitante.

Somos una colonia europea. Las leyes que nos rigen son europeas, están pensadas para Europa, no para nuestra realidad como sí sucede en los vecinos Brasil, Colombia, etc. y cada país de nuestro continente. Tenemos leyes aberrantes, europeas, que impiden, por ejemplo, edificar como conviene a nuestro territorio.

¿Cuál es la política de Francia hacia la Amazonía? ¿Es solo un territorio para saqueo?

Tenemos a compañeros del MDES que participan de los foros amazónicos. Hemos estado en varios eventos panamazónicos, en Tarapoto, en Colombia, etc. Francia puede hablar de que hay que cuidar la Amazonía, pero eso es pura palabrería. La realidad es que en Guayana hay alrededor de 150 sitios de extracción minera ilegales, sobre todo garimpeiros venidos de Brasil que explotan minas y lo hacen en un parque nacional, allí donde no tenemos derecho siquiera a pasearnos, porque se trata de un área supuestamente protegida. De allí proceden diez toneladas de oro cada año… La prensa ha informado, además, sobre el uso de mercurio que envenena esos lugares. El cuidado ecológico no es una preocupación de Francia. Hay ecologistas que vienen aisladamente, pero no son del Estado francés, que permite la difusión del mercurio en los muchos puntos de minería ilegal. Esta situación de caos generalizado es necesaria para mantener la dependencia.

¿Hay otros ejemplos de imposición de proyectos?

Un ejemplo de desconocimiento, o desentendimiento que es lo mismo, de la realidad guayanesa, es el de la central de energía eléctrica híbrida en la localidad de Prospérité, que estaría compuesta por un enorme parque de paneles fotovoltaicos y con una unidad de almacenamiento masivo de energía por hidrógeno, lo que puede ser una gran idea por la cantidad de gente a la que beneficiaría. Pero ocurre que decidieron construirla en las tierras del pueblo indígena Kali’na, que no fue consultado y reclama no tocar sus tierras. Esto ha generado mucha tensión.

Por otro lado, Francia ha prohibido la extracción de petróleo crudo y gas natural en cualquiera de sus territorios a partir de 2040. Podemos estar de acuerdo o no con la explotación petrolera, pero sigue siendo una imposición.

¿Cómo es la relación de intercambio económico y comercial de Guayana con Francia y otros países?

La política de Francia hacia Guayana es la típica política colonial: nuestro país no debe desarrollarse. Los productos del país no salen del país, la dependencia de Francia es en todo. Francia no se preocupa por que haya producción y tampoco de la protección de los recursos de nuestro territorio. Antes hablábamos sobre el oro legal e ilegal que destruye el entorno. Pero hay también un enorme pillaje de los recursos pesqueros. Francia no protege la Amazonía, pero tampoco protege el mar y entran muchos barcos piratas a pescar sin que nadie se los impida.

¿Qué relación tienen ustedes, independentistas, con la población indígena originaria?

Nosotros tenemos claro que hay un solo pueblo guayanés que es diverso, y comprende obviamente a la población indígena originaria. No hay distinción, somos todos guayaneses. Además de ello, tenemos una posición contundente: reconocemos claramente los derechos de los pueblos originarios, tal como están definidos en los acuerdos internacionales, como el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas, que Francia ha rechazado suscribir, así como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Y en cuanto a la relación entre las poblaciones en Guayana, hablando en concreto, hay que decir que desde que los franceses pisaron Guayana, impusieron un sistema esclavista, que incluía a negros e indígenas. Esto creó una gran solidaridad entre la población afrodescendiente y la originaria, incluyendo el mestizaje entre ambas comunidades, al punto que hay población indígena que habla el criollo (la lengua surgida desde el pueblo con la colonización).

Hay que decir que los franceses, por intermedio de sus etnólogos y antropólogos, introducen la división entre la población subrayando aspectos étnicos, y descartan la posibilidad de Guayana a la soberanía como un solo pueblo. Hay interés en dividirnos.

A pesar de que dicen que Guayana es Francia, vemos que el nivel de vida es similar a cualquier país emergente o de lo que se llamaba tercer mundo.

Desde el punto de vista de las propias cifras del Estado francés la mayoría de la población de Guayana está por debajo del umbral de la pobreza. ¡Qué más decir! Existe un espejismo en relación al servicio social, que oculta la realidad sobre los temas de salud o educación, con pequeños subsidios a la población más pobre. Además, la influencia europea se deja sentir mucho en la vida cotidiana, sobre todo por los hábitos consumistas, lo que afecta más a las personas. Hay también problemas por consumo de drogas, pues hay un control muy débil y Guayana se ha convertido en zona de tránsito de la cocaína hacia Europa.

Hubo una movilización masiva en Guayana en 2017 demandando atención en servicios sociales. El Estado francés se comprometió a invertir 3.000 millones de euros, pero solo cumplió con una tercera parte.

Así son las relaciones coloniales. Incluso si se firmó un acuerdo, en el marco de una movilización y huelga muy grande que duró un mes. Fue un compromiso que Macron juró respetar y sobre el que dijo que incluso iría más allá de lo acordado. Luego cumplieron con una parte y se negaron a cumplir con el resto del acuerdo. Eran cosas básicas las que se exigían: mejorar el hospital, dinero para las escuelas. Pero cuando Macron vino a Guayana, luego de su reelección, ante las demandas de la población para que cumpliera sus compromisos, soltó una frase que no cayó bien a nadie: “No crean en las promesas de Papá Noel”.

¿Cómo evalúan las relaciones entre vuestro país y los demás países de América del Sur?

Lo que puedo decir es que estamos en un momento importante de nuestro combate en Guayana. Un detalle importante a tomar en cuenta es que nuestro país tiene dos diputados ante la asamblea francesa, uno de los cuales es nuestro compañero del MDES, Jean-Victor Castor, lo que permite un mayor acceso a instancias internacionales. Nuestro compañero fue recibido en el parlamento cubano, ha viajado a Brasil donde fue recibido por otros parlamentarios. Así se abren las puertas. El segundo diputado guayanés ante la Asamblea Nacional Francesa es un aliado de La Francia Insumisa, Davy Rimane, un gran militante. Fue quien firmó los Acuerdos de Guayana junto al prefecto, luego de aquella huelga en 2017. Ambos diputados trabajan juntos, coordinadamente, por los intereses de la Guayana. Estamos en una dinámica de búsqueda de los mejores contactos con los países vecinos, tanto con los partidos políticos como con los parlamentos. Por ejemplo, nuestros diputados también viajaron a la república de Guyana, nuestro país vecino, y fueron recibidos por el primer ministro y el mismo presidente.

¿Han hablado con el presidente Petro de Colombia? ¿O con otros presidentes del continente?

Con el presidente Petro no hemos tenido contacto directo todavía, tampoco con el gobierno de Chile, pero sí con miembros del gabinete del presidente Lula de Brasil.

Estamos en una dinámica de desplazamientos para abrir o continuar esas relaciones. Hay tres personas del área internacional del MDES que viajan a países del Caribe y de América Latina para esos encuentros y se encargan de explicar la situación colonial de Guayana y el peligro que representa para la integridad de todos. Porque cuando hablamos de la Patria Grande, hay una parte –nuestro país– que no suelen tener en cuenta. Nosotros nos movilizamos y aportamos a todas las grandes causas de nuestro continente, esperamos que la independencia de nuestra Guayana sea incluida también como una de las grandes causas.

¿Cómo transcurren las relaciones del MDES con las autoridades de la metrópoli en Guayana? ¿Hay represión?

No tenemos relación con el prefecto o las autoridades coloniales. Pero somos una asociación constituida legalmente. Sí ocurre que cada vez que hay una movilización, las autoridades buscan responsables y siempre deciden que los independentistas somos los responsables, y hay represión. Tenemos a compañeros en prisión, o deportados a Martinica u otras regiones, nuestros compañeros que han sido elegidos diputados han pasado por esas situaciones también.

Debo agregar que en esta lucha por la independencia somos solidarios con los otros pueblos aún colonizados, como las islas del Caribe, sea Martinica, Dominica, o los pueblos de la Polinesia con los que nos mantenemos en contacto.

¿Tiene alguna reflexión final?

Aprovecho para dirigirme a los hermanos de los pueblos sudamericanos, y apelar a la solidaridad de los hermanos progresistas españoles: es necesario tener consciencia de que la independencia de nuestro país es muy importante para todos, pues se trata –como ya dijimos– de un enclave de avanzada de la OTAN en el continente sudamericano. Expresamos nuestra voluntad de dialogar con los gobiernos del continente y los movimientos progresistas del mundo acerca de la situación de nuestro país, mantenido en situación de dependencia y sin posibilidad de desarrollarse, para complicar su independencia y que pueda seguir siendo una colonia. Y que nos acompañen en nuestro empeño por registrar a nuestro país en la lista del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas.

FUENTE REBELIÓN

15-09-23

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