Pasqualina Curcio Curcio.
Insistimos en los efectos atroces de la manipulación del tipo de cambio en el mercado ilegal por parte de quienes, por vías no democráticas, quieren hacerse del poder político.
Incrementos desproporcionados del valor de la moneda afectan, no solo a este mercado, que en definitiva es lo menos importante, sino especialmente la economía real, es decir, los precios internos, la producción y el empleo.
El mecanismo es el siguiente: al ser el tipo de cambio del mercado ilegal el marcador de los precios internos de la economía, un aumento de este implicará un incremento de los precios de los bienes importados, sean de consumo final o insumos para la producción. Desde el origen, es decir, desde la adquisición de los insumos y materias primas importadas comienzan a alterarse las estructuras de costos de todos los bienes y servicios de la economía, ocasionando lo que se denomina un shock de oferta.
El shock de oferta se define como aquella situación en la cual los productores estarán dispuestos a ofrecer la misma cantidad de bienes y servicios, pero a un precio mayor, qué tan mayor, dependiendo de los incrementos de los costos. En este caso, como hemos dicho, desproporcionadamente elevados consecuencia de la, también desproporcionada, manipulación del tipo de cambio ilegal.
Ante esta situación, en la que los bienes y servicios de la economía son ofrecidos a precios mucho más altos, no todos los consumidores, especialmente la clase obrera que somos la mayoría y que dependemos de un salario, estaremos en la capacidad, ni en la disposición de pagar tales niveles de precios. Claro que eso dependerá del tipo de bien o servicio. Si se trata de bienes asociados a la salud y a la vida, les daremos prioridad al momento de decidir cuáles y cuántos adquirir, por ejemplo, los alimentos, medicamentos, servicios de transporte o de salud. No así el resto de los bienes como son vestido, calzado, recreación, entre otros.
Es por tales razones que, dada la reformulación de nuestro presupuesto de gasto como consumidores, disminuiremos, en mayor o menor proporción, la demanda de algunos bienes y mantendremos la de otros. Para el caso en la que disminuimos la demanda, los oferentes de estos bienes y servicios se verán en la obligación de reducir sus niveles de producción. De lo contrario incurrirían en pérdidas. ¿Qué tanto disminuirán su producción?, hasta aquellos niveles en los que logren cubrir por lo menos sus costos fijos. Por debajo de ese nivel, cerrarán la fábrica.
¿En qué deriva esta situación desde el punto de vista de la economía venezolana? Por una parte, en un aumento de los precios, es decir, mayor inflación por la vía del aumento de los costos de producción generados por la manipulación de tipo de cambio ilegal. Por la otra en una disminución de los niveles de producción, especialmente de aquellos bienes y servicios menos prioritarios. Pero además, y es necesario resaltarlo, deriva en la disminución de la producción y eventual cierre de las pequeñas y medianas empresas, las cuales no cuentan con la capacidad financiera para soportar los elevados incrementos de costos.
La disminución de la producción y cierre de las fábricas y comercios derivan en un aumento de la tasa de desocupación. Es decir, la clase obrera se verá afectada no solo por la vía del aumento de los precios consecuencia de la manipulación del tipo de cambio ilegal, sino que corre el riesgo de quedar sin empleo.
En resumen, la manipulación del tipo de cambio ilegal y su consecuente shock de oferta afectan no solo al pueblo llano en general, especialmente a la clase asalariada. También afecta a las pequeñas y medianas empresas. En cuanto a las grandes, se ven afectadas aquellas que se dedican a la producción de bienes y servicios no prioritarios. Las menos afectadas son las empresas de alimentos, medicamentos, servicios de salud, de transporte, es decir, los bienes prioritarios, por lo menos en una primera etapa.
El shock de oferta será de mayor o menor magnitud dependiendo de los niveles de manipulación del tipo de cambio ilegal. Es decir, el aumento de los precios, la disminución de los niveles de producción en la economía y por tanto la tasa de desocupación, dependerán en el futuro inmediato de las variaciones de este tipo de cambio ilegal.
Son graves las distorsiones que, a través de la manipulación del tipo de cambio ilegal, se están generando sobre la economía. Implican el surgimiento de un círculo vicioso difícil de controlar una vez que se desencadena. Algo similar ocurrió en la Chile de Allende entre 1970 y 1973, distorsionaron de tal manera la economía que indujeron la inflación hasta niveles superiores a 300% en 1973, situación que no pudieron controlar sino hasta diez años después. La inflación en Chile superó el 500% en 1974, y durante los siguientes 4 años se mantuvo en tres dígitos.
Lo que ocurre con la manipulación del tipo de cambio ilegal es un asunto de Estado, no solo del gobierno. Todos los que nacimos y vivimos en Venezuela, que queremos nuestra Patria, independientemente de las preferencias políticas, debemos alzar nuestra voz y denunciar este tipo de armas de guerra no convencional, como lo es la manipulación del valor de la moneda.
En democracia son muchos los mecanismos para resolver las controversias. Es inaceptable que sea afectado todo un pueblo, su estabilidad laboral, su capacidad de pago, su tranquilidad, por parte de un pequeño grupo que con prácticas no democráticas quiere hacerse del poder político.
Callar ante tal atrocidad es hacerse cómplice.
Publicado originalmente en la Mecha Azul.
Insistimos en los efectos atroces de la manipulación del tipo de cambio en el mercado ilegal por parte de quienes, por vías no democráticas, quieren hacerse del poder político.
Incrementos desproporcionados del valor de la moneda afectan, no solo a este mercado, que en definitiva es lo menos importante, sino especialmente la economía real, es decir, los precios internos, la producción y el empleo.
El mecanismo es el siguiente: al ser el tipo de cambio del mercado ilegal el marcador de los precios internos de la economía, un aumento de este implicará un incremento de los precios de los bienes importados, sean de consumo final o insumos para la producción. Desde el origen, es decir, desde la adquisición de los insumos y materias primas importadas comienzan a alterarse las estructuras de costos de todos los bienes y servicios de la economía, ocasionando lo que se denomina un shock de oferta.
El shock de oferta se define como aquella situación en la cual los productores estarán dispuestos a ofrecer la misma cantidad de bienes y servicios, pero a un precio mayor, qué tan mayor, dependiendo de los incrementos de los costos. En este caso, como hemos dicho, desproporcionadamente elevados consecuencia de la, también desproporcionada, manipulación del tipo de cambio ilegal.
Ante esta situación, en la que los bienes y servicios de la economía son ofrecidos a precios mucho más altos, no todos los consumidores, especialmente la clase obrera que somos la mayoría y que dependemos de un salario, estaremos en la capacidad, ni en la disposición de pagar tales niveles de precios. Claro que eso dependerá del tipo de bien o servicio. Si se trata de bienes asociados a la salud y a la vida, les daremos prioridad al momento de decidir cuáles y cuántos adquirir, por ejemplo, los alimentos, medicamentos, servicios de transporte o de salud. No así el resto de los bienes como son vestido, calzado, recreación, entre otros.
Es por tales razones que, dada la reformulación de nuestro presupuesto de gasto como consumidores, disminuiremos, en mayor o menor proporción, la demanda de algunos bienes y mantendremos la de otros. Para el caso en la que disminuimos la demanda, los oferentes de estos bienes y servicios se verán en la obligación de reducir sus niveles de producción. De lo contrario incurrirían en pérdidas. ¿Qué tanto disminuirán su producción?, hasta aquellos niveles en los que logren cubrir por lo menos sus costos fijos. Por debajo de ese nivel, cerrarán la fábrica.
¿En qué deriva esta situación desde el punto de vista de la economía venezolana? Por una parte, en un aumento de los precios, es decir, mayor inflación por la vía del aumento de los costos de producción generados por la manipulación de tipo de cambio ilegal. Por la otra en una disminución de los niveles de producción, especialmente de aquellos bienes y servicios menos prioritarios. Pero además, y es necesario resaltarlo, deriva en la disminución de la producción y eventual cierre de las pequeñas y medianas empresas, las cuales no cuentan con la capacidad financiera para soportar los elevados incrementos de costos.
La disminución de la producción y cierre de las fábricas y comercios derivan en un aumento de la tasa de desocupación. Es decir, la clase obrera se verá afectada no solo por la vía del aumento de los precios consecuencia de la manipulación del tipo de cambio ilegal, sino que corre el riesgo de quedar sin empleo.
En resumen, la manipulación del tipo de cambio ilegal y su consecuente shock de oferta afectan no solo al pueblo llano en general, especialmente a la clase asalariada. También afecta a las pequeñas y medianas empresas. En cuanto a las grandes, se ven afectadas aquellas que se dedican a la producción de bienes y servicios no prioritarios. Las menos afectadas son las empresas de alimentos, medicamentos, servicios de salud, de transporte, es decir, los bienes prioritarios, por lo menos en una primera etapa.
El shock de oferta será de mayor o menor magnitud dependiendo de los niveles de manipulación del tipo de cambio ilegal. Es decir, el aumento de los precios, la disminución de los niveles de producción en la economía y por tanto la tasa de desocupación, dependerán en el futuro inmediato de las variaciones de este tipo de cambio ilegal.
Son graves las distorsiones que, a través de la manipulación del tipo de cambio ilegal, se están generando sobre la economía. Implican el surgimiento de un círculo vicioso difícil de controlar una vez que se desencadena. Algo similar ocurrió en la Chile de Allende entre 1970 y 1973, distorsionaron de tal manera la economía que indujeron la inflación hasta niveles superiores a 300% en 1973, situación que no pudieron controlar sino hasta diez años después. La inflación en Chile superó el 500% en 1974, y durante los siguientes 4 años se mantuvo en tres dígitos.
Lo que ocurre con la manipulación del tipo de cambio ilegal es un asunto de Estado, no solo del gobierno. Todos los que nacimos y vivimos en Venezuela, que queremos nuestra Patria, independientemente de las preferencias políticas, debemos alzar nuestra voz y denunciar este tipo de armas de guerra no convencional, como lo es la manipulación del valor de la moneda.
En democracia son muchos los mecanismos para resolver las controversias. Es inaceptable que sea afectado todo un pueblo, su estabilidad laboral, su capacidad de pago, su tranquilidad, por parte de un pequeño grupo que con prácticas no democráticas quiere hacerse del poder político.
Callar ante tal atrocidad es hacerse cómplice.
Publicado originalmente en la Mecha Azul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario