Maryclen Stelling y William Castillo explican que los medios de comunicación juegan en la actualidad un rol político decisivo
MARÍA MILAGRO SÁNCHEZ
Tras el quiebre de la legitimidad y
credibilidad que devino en los años 80 y 90, “los medios fueron
asumiendo ‘sin querer queriendo’ roles de partidos políticos”, en
Venezuela.
Tal afirmación fue hecha por la socióloga
Mariclen Stelling durante el programa Milenio Libre, auspiciado por el
Ministerio del Poder Popular para la Cultura, transmitido por Venezolana
de Televisión.
Durante la conversación que sostuvo con
el periodista y analista político William Castillo, Stelling refirió que
tras esos años, los medios de comunicación aprovecharon la situación
que enfrentaba el país, de pérdida de credibilidad y legitimidad, para
tomar un papel preponderante que se vio trastocado con la llegada de
Hugo Chávez a la Presidencia de la República.
Indicó que Chávez, con su estilo de
comunicarse, hizo que el pueblo girara su vista hacia el terreno
comunicacional y de allí el desafío de los medios de querer demostrar su
poder, ejemplo de ello el 11, 12 y 13 de abril. Sucesos que le hicieron
entender al líder de la Revolución Bolivariana, lo débil que era el
Estado como actor comunicacional.
Por su parte, William Castillo se refirió
a Hugo Chávez como un actor político comunicacional de mucho peso que
marcó la agenda política y que de alguna manera transformó la forma en
que nos relacionamos con los medios.
Sostiene que los medios, de un lado y de otro, juegan un rol político decisivo, no solo en Venezuela sino en la región.
“Yo creo que estamos viviendo en el mundo
un fenómeno en el cual los medios han adquirido un peso fundamental. Ya
no solo son las correas de transformación de la ideología o de
formación de la opinión pública. Yo creo que hoy hay una articulación de
un dispositivo globalizado muy poderoso, una concentración de la
propiedad como nunca hemos visto en la historia. Prácticamente es la
misma industria de la información, la industria del entretenimiento,
además con un elemento adicional y es que hoy la información está siendo
usada como un elemento para la guerra simbólica”.
“Yo creo que hay una gran mayoría que
está consciente de lo que en realidad sucede y alertan sobre lo que está
pasando en los medios y las redes sociales”.
Para William Castillo resulta paradójico
que en un país que es acusado de no tener libertad de expresión, el
pueblo tenga acceso a las redes sociales y a los medios de comunicación
públicos y privados.
Ambos analistas sostienen que en
Venezuela hay absoluta libertad de expresión que cae en anarquía
informativa, donde los medios reseñan la verdad en la que quieren creer y
no en realidad que se vive.
Añaden que es casi imposible analizar la
situación sin detenerse a mirar la relación entre medio y poder, ya que
en estos momentos en Venezuela se percibe un realineamiento de los
grupos económicos detrás de los medios de comunicación con una
característica diferente al 2002, y es que ese año fueron más
transparentes en mostrar sus objetivos.
Ahora hay un ocultamiento de sus
intereses económicos y políticos, lo que ha conducido a la formación de
una sociedad neurotizada que no entiende bien quién está detrás de todo
eso y que le está haciendo un terrible daño a la tranquilidad y a la paz
de Venezuela.
“Para ellos es fundamental recuperar el
control de los medios de comunicación en la sociedad que se abrió paso
en los países de la región. Creo que en Venezuela las grandes
corporaciones están dirigiendo eso que Naomi Klein llama la doctrina del
shock, es decir, producir un choque cultural que haga estallar a la
gente, que produzca una rebelión contra el sistema político que termine
en un proceso de deconstrucción del Estado, de asalto al Estado por
parte de las élites y al final un proceso de transferencia de lo público
hacia lo privado y creo que los medios juegan allí un rol central”,
indicó Castillo.
Papel del pueblo
En todo el escenario descrito por
Stelling y Castillo, el pueblo juega un papel fundamental para
contrarrestar los ataques mediáticos.
Sostienen que la madurez política del pueblo es una gran fuerza que puede frenar los objetivos desestabilizadores trazados por las grandes corporaciones mediáticas a lo largo y ancho de la región, especialmente, en los países progresistas que durante los últimos años han venido enfrentando campañas de descrédito.
Sostienen que la madurez política del pueblo es una gran fuerza que puede frenar los objetivos desestabilizadores trazados por las grandes corporaciones mediáticas a lo largo y ancho de la región, especialmente, en los países progresistas que durante los últimos años han venido enfrentando campañas de descrédito.
“Yo creo que los medios están jugando un
papel no solo informativo, sino un rol neurotizador. Creo además que
ésta no es una estrategia nacional, también es una estrategia
internacional, que se está viviendo en países como Argentina, Ecuador,
Brasil. Un movimiento casi mundial de ese poder inmenso que han
adquirido las corporaciones y que tienen su mirada puesta en lo que se
ha llamado los modelos progresistas, inclusive han acuñado una teoría de
que es el fin del ciclo del progresismo en América Latina”, refirió
Stelling.
En respuesta a ello, Castillo agregó que
cuando se somete a la población a este tipo de situaciones lo que se
busca es hacer sentir a las personas que han perdido su identidad, su
historia y, por ende, el sentido de la vida y el rumbo como Nación.
Es allí donde el pueblo debe analizar
detenidamente los escenarios presentados y dar un paso importante en la
construcción de propuestas que contribuyan a minimizar el poder de las
corporaciones mediáticas para así rescatar el sentido de pertenencia e
identidad con el país, pues de lo contrario se permanecerá atrapado en
la coyuntura comunicacional.
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Fomentar el imaginario colectivo
“Creo que la crítica puede ayudarnos a
construir una mejor revolución, no es la ausencia de críticas la que
hace una mejor gestión, es la crítica que alumbra pero que también dice
hacia dónde se puede corregir… Yo podría decir que hay que desengañarnos
de la cultura mediática, es decir, no todo es medio, creo que tenemos
que ir hacia los contenidos, creo que hay que generar una política de
creación masiva de imaginario, de contenido popular, histórico, cultural
asociado a lo nuestro. Yo creo que debemos recuperar el valor de la
autoestima como un instrumento del pueblo que le permita enfrentar estas
arremetidas”, sostiene el periodista y analista político William
Castillo, como parte de su análisis sobre el papel de las grandes
corporaciones mediáticas que se han prestado a las campañas contra los
gobiernos, especialmente sobre los denominados progresistas en América
Latina./ CIUDAD CCS
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