Edgar Meléndez
Debido al momento político general y a la coyuntura laboral concreta se hacen propicias unas aclaratorias sobre un tema que los comunistas consideramos fundamental en este momento en Venezuela: el control obrero de la producción.
El control obrero obedece a una propuesta concreta para la materialización en los centros de trabajo del cambio en el modelo de gestión que apunte a la superación de las relaciones de producción capitalistas y la construcción de las nuevas y necesarias relaciones de producción socialistas, cambio que implica la ruptura con la visión tradicional, engendrada por el capitalismo, basada en la división jerárquica del trabajo que en resumidas cuentas “aleja” a los trabajadores y trabajadoras de las decisiones administrativas, políticas y de planificación en el centro de trabajo.
Comprender que esta propuesta de organización en los centros de trabajo públicos, privados o mixtos se corresponde con una coyuntura política de liberación nacional en transito a concretar la perspectiva socialista que vivimos en el país es necesario para poder apreciar de manera correcta su definición y poder ejecutar, en correspondencia, su correcta aplicación práctica; por esto es que somos muy insistentes en afirmar que concebir al control obrero como una forma de enfrentamiento o de “superación” de la actividad sindical es un error conceptual o una desviación contrarrevolucionaria que desvirtúa la propuesta.
Se apuesta con el control obrero a la construcción tangible de una correlación de fuerzas favorable a la clase trabajadora que además consolide su organización y ayude en la fomentación de su conciencia de clase, eso que hemos llamado la correcta ubicación en la defensa de los verdaderos intereses que nos corresponde defender como clase trabajadora.
Ahora, el control obrero es el concepto general que establece el cambio del modelo de gestión en los proceso productivos propio de la transición revolucionaria hacia el establecimiento del modo de producción socialista, pero este se queda solo en enunciado si no cuenta con un instrumento concreto para su aplicación y desarrollo y ese instrumento son los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras que desde el pasado mes de diciembre tienen figura legal al ser incluidos en la Ley Orgánica del Poder Popular pero que deben estar normados por su propia Ley, la Ley Especial de los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras, anteproyecto que el PCV presentó a la Asamblea Nacional desde el año 2.007 y que hasta ahora no ha sido discutido.
Especialmente por lo expresado en el párrafo anterior es que los comunistas hemos dicho que en las empresas básicas de Guayana se ha dado un paso gigantesco en el impulso al control obrero con el Plan Guayana Socialista y sus mesas de participación de trabajadores y trabajadoras, pero esto no es suficiente, deben ser estas mesas los embriones de los consejos, que son expresión concreta del poder popular en los centros de producción de bienes y servicios, dicho más fácil, sin los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras solo existe un control obrero en gestación; esto no implica que los revolucionarios y revolucionarias seamos consecuentes defensores de la experiencia del Plan Guayana Socialista hoy en día saboteada y amenazada por la derecha abierta y por la que se expresa a lo interno del proceso y un ejemplo claro de ello es lo que sucede actualmente en Alcasa sobre todo con la actuación del presidente de SINTRALCASA.
Los Consejos Socialistas de Trabajadores no nacen para enfrentarse a los sindicatos, lo cual no impide cumplir con el deber de denunciar a las dirigencias sindicales alejadas de los planteamientos clasistas y de su consecuente accionar revolucionario.
Militante del PCV
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