Roberto Hernández Montoya
Hay más preguntas que respuestas sobre lo que está ocurriendo en Libia. Decía Descartes que debemos suponer que hay un «genio malicioso» torciendo todo el tiempo nuestras percepciones para engañarnos, razón por la cual hay que aplicar el método científico para juzgar la naturaleza del mundo que nos rodea (Meditationes de prima philosophia o Meditaciones metafísicas).
Cuando pasó lo de las Torres Gemelas apareció un vídeo de una gente bailando en algún lugar del Medio Oriente para celebrar la tragedia. Luego se discutió mucho sobre la veracidad del vídeo. Desde Venezuela, sin ir más lejos, engañaron al mundo con el famoso vídeo de Llaguno, como demostró luego el documental de Ángel Palacios. Un periodicucho cambió con Photoshop una rosa por una pistola en una mano de Chávez. Hay un ejército mundial dedicado a torcer en una sola dirección todo lo que vemos y oímos. Pensamiento único que llaman.
No podemos saber bien lo que está pasando en Libia. Aparentemente desertaron dos pilotos de guerra libios a la isla de Malta y renunciaron dos diplomáticos en protesta por la represión. Pero toda la información proviene de los genios maliciosos. El Canciller británico, por ejemplo, insinuó que Gadafi venía rumbo a Venezuela. Con datos así es muy difícil hacerse un criterio responsable de lo que sucede.
Para complicar más las cosas, Gadafi no permite corresponsables internacionales que puedan comunicar nada directamente desde Libia y dicen, también los medios occidentales, que cortaron Internet. Lo que no parece hablar a favor de Gadafi. Alguien que está cómodo en el poder no hace esas cosas. De modo que ignoramos los elementos más esenciales a la hora de saber lo que verdaderamente ocurre. Lo que sí sabemos es que hay perfidias como la del hijo de la Gran Bretaña.
Para agravar todo, sabemos cómo son los procedimientos de Estado de Gadafi, que difícilmente podemos erigir como modelo de democracia, al menos como la conocemos en Venezuela. ¿Está de verdad atacando a los manifestantes con artillería? Su hijo Sayf el-Islam Muammar al Gadafi dice que es «exagerado» el número de muertes informado por los medios occidentales, pero habla de varias decenas, de modo que según eso tampoco es una exageración …exagerada. También admitió que el ejército se vio obligado a utilizar sus armas contra los manifestantes, lo que calificó de «error». Es decir, la comparecencia de Sayf no es tranquilizante y lo que admite es condenable.
La sociedad libia es distinta a lo que conocemos en general, en cuanto a estructura política. Como dijo Sayf, se trata de una sociedad tribal, lo que no veo qué tiene que ver con la represión militar. Pero también sabemos, eso sí comprobado, que es un país intensamente hostigado por los imperios de Occidente, que ha sido literalmente bombardeado y también injuriado por la prensa llamada internacional, es decir las grandes corporaciones mediáticas.
Es esta la maraña que tenemos que desentrañar para disertar sobre Libia, todo agravado por las simplonerías de la oposición venezolana.
Es difícil hablar de Libia, pero peor es callar.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
Hay más preguntas que respuestas sobre lo que está ocurriendo en Libia. Decía Descartes que debemos suponer que hay un «genio malicioso» torciendo todo el tiempo nuestras percepciones para engañarnos, razón por la cual hay que aplicar el método científico para juzgar la naturaleza del mundo que nos rodea (Meditationes de prima philosophia o Meditaciones metafísicas).
Cuando pasó lo de las Torres Gemelas apareció un vídeo de una gente bailando en algún lugar del Medio Oriente para celebrar la tragedia. Luego se discutió mucho sobre la veracidad del vídeo. Desde Venezuela, sin ir más lejos, engañaron al mundo con el famoso vídeo de Llaguno, como demostró luego el documental de Ángel Palacios. Un periodicucho cambió con Photoshop una rosa por una pistola en una mano de Chávez. Hay un ejército mundial dedicado a torcer en una sola dirección todo lo que vemos y oímos. Pensamiento único que llaman.
No podemos saber bien lo que está pasando en Libia. Aparentemente desertaron dos pilotos de guerra libios a la isla de Malta y renunciaron dos diplomáticos en protesta por la represión. Pero toda la información proviene de los genios maliciosos. El Canciller británico, por ejemplo, insinuó que Gadafi venía rumbo a Venezuela. Con datos así es muy difícil hacerse un criterio responsable de lo que sucede.
Para complicar más las cosas, Gadafi no permite corresponsables internacionales que puedan comunicar nada directamente desde Libia y dicen, también los medios occidentales, que cortaron Internet. Lo que no parece hablar a favor de Gadafi. Alguien que está cómodo en el poder no hace esas cosas. De modo que ignoramos los elementos más esenciales a la hora de saber lo que verdaderamente ocurre. Lo que sí sabemos es que hay perfidias como la del hijo de la Gran Bretaña.
Para agravar todo, sabemos cómo son los procedimientos de Estado de Gadafi, que difícilmente podemos erigir como modelo de democracia, al menos como la conocemos en Venezuela. ¿Está de verdad atacando a los manifestantes con artillería? Su hijo Sayf el-Islam Muammar al Gadafi dice que es «exagerado» el número de muertes informado por los medios occidentales, pero habla de varias decenas, de modo que según eso tampoco es una exageración …exagerada. También admitió que el ejército se vio obligado a utilizar sus armas contra los manifestantes, lo que calificó de «error». Es decir, la comparecencia de Sayf no es tranquilizante y lo que admite es condenable.
La sociedad libia es distinta a lo que conocemos en general, en cuanto a estructura política. Como dijo Sayf, se trata de una sociedad tribal, lo que no veo qué tiene que ver con la represión militar. Pero también sabemos, eso sí comprobado, que es un país intensamente hostigado por los imperios de Occidente, que ha sido literalmente bombardeado y también injuriado por la prensa llamada internacional, es decir las grandes corporaciones mediáticas.
Es esta la maraña que tenemos que desentrañar para disertar sobre Libia, todo agravado por las simplonerías de la oposición venezolana.
Es difícil hablar de Libia, pero peor es callar.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
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