lunes, 14 de febrero de 2011

A 45 años de la muerte de un héroe de nuestro tiempo: Camilo Torres Restrepo y la nueva democracia

Orlando Cáliz Villanueva 



El viejo artículo que hoy de nuevo se publica refleja una parte esencial  del pensamiento de Camilo Torres Restrepo. Escrito en el año 19751, expresa también la lucha política e ideológica que en las décadas 60 y 70 del pasado siglo XX tenía lugar en Colombia. El autor, por su lado, analiza las consecuencias que la Plataforma del Frente Unido del Pueblo ejerce en la revolución democrática-burguesa de nuevo tipo y su conexión íntima con el socialismo. Frente Unido y Plataforma tienen en Camilo (1929-1966)  su fundador, elaborador e impulsor. El artículo se inserta en el marco de la conmemoración del arriba indicado aniversario de la desaparición física del héroe y dirigente revolucionario colombiano.              
He aquí  el texto del artículo: 
La caracterización de la actual etapa de la revolución colombiana a partir de la definición de nuestro tipo de sociedad, sigue siendo tema candente/2. Este tema adquiere mayor importancia al relacionarlo con lo que al respecto pensaba Camilo y con su actividad práctica. A alguna persona que milita en sectores “socialistas”, para salir del paso en una discusión le oíamos decir sencillamente: “Camilo era partidario de la revolución socialista inmediata”.  Otras personas, revolucionarias también, enmarcan su pensamiento dentro del reformismo populista o democrático revolucionario, y otras ni siquiera se detienen a pensar acerca de esto. Unas y otras cometen grave irresponsabilidad, por acción u omisión. 
   Como se ve, según Marx, Lenin y Mao (lo cual los hechos se encargaron de comprobar) las revoluciones proletarias, en especial en países como el nuestro, tienen dos etapas: Una democrática y otra socialista, programa mínimo y programa máximo. Ello atiende tanto al desarrollo social objetivo, como a la situación subjetiva de los obreros y demás sectores del pueblo. Camilo, nunca que sepamos, ni en sus escritos, ni en forma oral, se pronunció teóricmaente, in extenso, sobre este asunto. Pero en cambio, desde el punto de vista práctico, demostrando gran comprensión del proceso y el momento histórico, dotó a la revolución para su actual etapa, con un instrumento político, verdadero programa mínimo revolucionario, conocido como la “Plataforma del Frente Unido del Pueblo Colombiano” o simplemente la “Plataforma de Camilo”. Ese formidable instrumento está ligado a las luchas de toda índole del pueblo, como que éste lo adoptó nacionalmente y de todo corazón, sino también al programa máximo, el socialismo. 
   En efecto, quienes participaron en las luchas de clases de los años 65 lo saben por experiencia directa, y quienes no, pueden conocerlo por las crónicas de ese tiempo y particularmente estudiando el periódico “Frente Unido”. Alrededor del Movimiento acaudillado por Camilo se movilizaron, aglutinaron y organizaron decenas de miles de personas, en su inmensa mayoría como el mismo Camilo lo analizara en su conferencia del Sindicato de Bavaria, unificadas en torno a la plataforma y la lucha revolucionaria para la toma del poder. En cuanto a lo dicho en segundo lugar, Camilo expresa que la plataforma tiende a la liberación de Colombia del imperialismo norteamericano y a la implementación de un tipo de sociedad socialista.  
   Pero surge aquí una limitación. La idea de Camilo no era completamente clara ni científica.     Él se empeñaba de aligerarla de elementos ideológicos, porque primero, en esa época “estaba de moda” la táctica de la revolución cubana que aconsejaba mantener oculto el ideal “comunista”, presentando sólo la parte “democrática” y, segundo, porque no entendía que al insistir fundamentalmente en lo que nos une, no debemos hacer totalmente a un lado lo que nos separa. Si bien en la alianza hay que hacer concesiones, éstas que son básicamente de orden político no pueden llevarse de calle los principios. Por eso en los pactos que realizamos con amigos y adversarios, ponemos siempre al frente la divisa “alianza y lucha”. 
   Para no alarmarse frente a a esta limitación que Camilo llevaba al Frente Unido y a la organización de vanguardia3 que decidió entrar a formar en el último trimestre de 1965 (veanse los editoriales del 7 de octubre y subsiguientes), tengamos en cuenta los vertiginosos progresos logrados por Camilo en muy pocos meses de ese mismo año, que permiten suponer que si la muerte no lo separa de la lucha, esta limitación se habría esfumado en la medida en que su práctica y su compromiso aumentaran. De todas maneras, entren o no estas últimas frases en el terreno de la especulación, hoy cuando la situación es otra, cuando un movimiento camilista (marxista leninista) ha echado las bases de su formación y de hecho la limitación aludida ha sido en lo fundamental eliminada, el partido proletario que los sectores revolucionarios, incluido el nuestro, confomen en la lucha, se encargarán de que la revolución cuando triunfe no se quede en su actual etapa democrática, sino que avance hasta la segunda, la socialista, y aun no se quede allí, sino que siga avanzando hasta llegar al comunismo. 
CONTENIDO DEMOCRÁTICO NACIONAL DE LA PLATAFORMA 
Establecido esto, veamos cuáles son los contenidos democrático y patriótico de la Plataforma y la respuesta a la pregunta que surge de abordar la cuestión: de por qué la lucha alrededor de la Plataforma y su implementación, echa bases para iniciar la construcción del socialismo. 
  La Plataforma está dividida en 10 capítulos. Tocan ellos aspectos básicos de la sociedad y el Estado, como reforma agraria y urbana; política de planificación, política tributaria, nacionalizaciones, relaciones internacionales, políticas de seguridad social, salud pública y familiar, fuerzas armadas y derechos de la mujer. 
   Tiende este instrumento, en su desarrollo y acción, a establecer la democracia en lo económico y lo político y a construir desde el punto de vista de lo nacional una república de obreros y campesinos, independiente y digna, que garantice a las amplias masas populares condiciones sociales  y políticas para una vida decorosa y eche bases para edificar, avanzando apoyadas en la nueva y excelente situación que se crea, una patria libre y próspera sin explotadores y explotados dentro del socialismo. 
   Las más destacadas conquistas democráticas en lo económico resultan de poner en práctica la consigna revolucionaria “la tierra para el que la trabaja”, que implica fracturar el poder de los latifundistas del campo y la ciudad, lo cual significará que haya tierra para el laboreo de los pobres del campo y vivienda para los trabajadores urbanos. Igualmente, poner en práctica los otros puntos que tienen que ver con la vida de las masas, abrirán nuevos horizontes para éstas: oportunidades de trabajo, bajo costo de vida, menores impuestos, educación, salud y seguridades sociales y familiares.
   Estas conquistas democráticas también alcanzarán gran radio de acción en lo político, lo cual podrá sintetizarse en esta frase: mayores derechos en los diversos niveles del espíritu y una mayor participación de los varios estamentos del pueblo en las cosas de la sociedad y el Estado, a través de la nueva democracia y el poder que obreros y campesinos han logrado luego de su prolongada lucha revolucionaria por la toma del poder. Esto último Camilo lo ve como “condición indispensable para aplicarla” (la plataforma), aspecto central de la estrategia y la táctica revolucionaria  que los revisionistas de hoy, como los de antaño, están empeñados en echar por la borda como categoría ideológica y al separarla de la lucha armada birlarla al proletariado con la práctica no revolucionaria. 
   El aspecto nacional está resuelto en los capítulos sobre las las nacionalizaciones y relaciones internacionales, aunque no completamente. La parte de las nacionalizaciones no incluye sectores de la propiedad imperialista, que deben ser blanco de la revolución de nueva democracia, ni tampoco la propiedad de grandes burgueses locales pro imperialistas. Esto es subsanable fácilmente, haciendo las adiciones del caso, ya que Camilo señaló varias veces que la plataforma no era un documento acabado, sino que debía ser objeto de discusión, cambio y adición por parte del pueblo. 
EL SOCIALISMO 
Antes de abordar tan candente cuestión, permítasenos introducir un hecho que desvirtúa de tajo la afirmación de que en la lucha Camilo no proponía objetivios socialistas, y es su ingreso al ELN, organización política conformada por personas reconocidas como luchadoras por la liberación nacional y el socialismo4.  
   Ahora sí, al retomar lo central del tema, debemos mencionar que la limitación ideológica aludida, no es de ningún modo obstáculo insalvable, ni siquiera en una situación “incompleta” como la de 1965 (faltaban allí el partido, el ejército y el elemento previo de terminar la movilización de las masas, que se dejó inconcluso). Será menos “insalvable” en los momentos actuales, cuando los problemas ideológicos en punto a la relación entre la nueva democracia, el socialismo, el tipo de sociedad y la estrategia y la táctica empiezan a ser seriamente considerados, lo cual hace factible una rápida victoria del marxismo sobre sus opositores en la línea de conducción burguesa y pequeño burguesa: el empirismo y el dogmatismo. (Sin embargo, esta previsión resulta menos fácil cuando se trata de otra variedad más resistente en esta línea de conducción: el revisionismo). 
   Por otra parte es necesario destacar en la plataforma y sus elementos constitutivos, importantes ingredientes socialistas. Porque su escenario cobija a amplias regiones campesinas donde la proyección de la parte burguesa de la plataforma es más ostensible, a más que allí la influencia doctrinaria del proletariado es mucho menor, el más relievante de estos elementos es el que, aparejado con la consigna “la tierra para el que la trabaja”, busca impulsar en la nueva situación el desarrollo de la práctica de aquélla hacia los primeros pasos del socialismo en el campo: las cooperativas de segundo y primer grados. El punto de nacionalizaciones tiene también, desde luego, fundamentales implicaciones socialistas, como que pondrá a disposición del estado popular y de los trabajadores organizados un vasto sector de la rama productiva, hasta ese momento en poder de oligarcas e imperialistas. Este impulso direccional socialista de la economía a partir del implantamiento de la plataforma, se da global y nacionalmente, esto es, en los varios sectores de la ciudad y el campo.  Este es sin duda el factor dirigente y en él se apoyará el sector revolucionario para avanzar impetuosamente al socialismo, dejando atrás los objetivos y la dirección burguesa de le economía, en los cuales se apoyarán a su vez los sectores no revolucionarios. 
   Y finalmente, en lo político, al poner en tensión a un volumen grande de fuerzas, que luchan por objetivos diferentes de clase, las unas a consolidar las conquistas de la revolución en el sentido democrático burgués, y las otras, viendo de continuar la revolucionarización, con “fines” de “empujar” los hechos hasta el socialismo (con la ventaja de que tienen a las masas potencialmente y en los hechos a su favor y cuentan con una mejor organización); tan intensa lucha proporcionará la conciencia socialista y una gran experiencia revolucionaria en aquéllas, que con su partido verdaderamente revolucionario (ya formado) al frente, impedirán que los sectores reaccionarios frenen la revolución y por lo contrario, la echarán, derrotados aquéllos, decididamente hacia adelante. 
   La ley fundamentalmente en juego, que aplicada según los intereses o el estado de ánimo de unos y otros, será la que decida quien vencerá. Si los conservadores o vacilantes en la nueva (ya vieja en ese momento) situación o los revolucionarios de hoy y siempre. Ley de la emulación revolucionaria que Camilo dominaba a cabalidad, asunto del cual  hacemos referencia en otros lugares de esta misma edición. Esta ley que hoy más que nunca sigue vigente. De su conocimiento y aplicabilidad por los revolucionarios colombianos, continuadores de Camilo, depende que no se frustre la revolución nacional democrática (o de Nueva Democracia) contenida en su plataforma, que él divulgara de manera tan profusa y con tan buen sentido táctico desligara de los medios equivocados como el electorerismo y el pacifismo y contrariamente la enlazara con la abstención electoral y la lucha armada5. De ellos depende iguamente que la revolución avance impetuosa y victoriosa, al socialismo.
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Notas:
  1. El artículo fue publicado en el periódico Jornada Camilista, vocero del Movimiento Camilista (Marxista Leninista) de Colombia, edición de enero-febrero de 1975; dedicada ésta a la conmemoración del IX aniversario de la muerte del héroe, teórico y dirigente revolucionario; conmemoración que en Bogotá se realizara en el mes de febrero de ese año mediante diversos actos.
  2. Se refiere a la discusión que en la época se daba en el seno de la izquierda colombiana: sobre si la sociedad era bien capitalista (con preponderancia de población urbana), bien semifeudal o con fuertes rezagos feundales (en la que los campesinos eran mayoría). El que fuere capitalista o semifeudal tenía, según unos y otros, mucha importancia para la caracterización del tipo de revolución que se abriría paso: en dos etapas sucesivas, con una conexión íntima e ininterrumpida entre una y otra, como se sostiene en el artículo; o de naturaleza socialista inmediata, que era el punto de vista de un par de agrupaciones existentes,  en  la práctica social revolucionarias, no marxistas (y alguna organización m-l influida por éstas). De otro lado, el artículo tiene conexión con lo sostenido por el desaparecido sociólogo Orlando Fals Borda (…), de quien el diario El Tiempo de Bogotá publicaba el 26 del mes de febrero pasado el resumen de una conferencia. Allí Fals Borda afirma que la Plataforma de Camilo sigue vigente en la actualidad; en la práctica: en su totalidad.
  3. Esta valoración, que en los años en que el artículo se escribiera se daba por descontada, actualmente, por lo contrario, no tiene lugar. En lo que a mí hace, hoy no habría yo insertado una afirmación tal.
  4. Lo dicho en la nota anterior vale también para ésta. Puesto que se trata, de hecho, de la misma aseveración. Cuando Camilo ingresó al ELN el 18 de octubre de 1965, consideraba él que había ingresado a una organización revolucionaria, en cuyo seno había una decisión firme por el socialismo. Y eso es importante para lo que en el artículo se quiere decir: sobre su apego por el socialismo. Que los hechos hubieran tomado otro rumbo con el decurso de los años, no cambia lo que Camilo pensaba.
  5. Expresión ambigua, que lleva a alguna confusión. De todas maneras, en el texto alude a un tipo de  
    guerra popular y prolongada, con un partido revolucionario de corte   leninista al frente. Que para que    pueda tener lugar exige condiciones especiales, que afectan, como Lenin enseña, no sólo a los explotados, sino también a los explotadores (Ley fundamental de la revolución; ver La Enfermedad Infantil del “Izquierdismo” en el comunismo, capítulo IX). Importante asunto del que en el seno de los camilistas marxista leninistas se tenía absoluta conciencia ya en ese tiempo. 
    okorla25@yahoo.es

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