sábado, 26 de febrero de 2011

El discurso de oposición.

Roberto Hernández Montoya 


Ante la palabra gubernamental, intelectualmente sibarita, compleja, armónica, espléndida, la oposición responde con anécdotas baratas y chapuceras. Está bien, están desarrollando un programa petrolero soberano, integral y chévere, pero esta mañana estuve en una estación de servicio donde no había Nuvo, la bebida sifrina á la mode. Sí, hombre, me calo que ya no hay desnutrición, pero yo tengo un filo del carajo; pásame un cachito de jamón ahí.
  Mienten, forjan cifras que atribuyen a fuentes del gobierno y que luego no defienden. Inventan un racionamiento de gasolina quienes obligaron a racionar todo durante el sabotaje petrolero de 2002-3.
   Porque atribuyen a su antagonista lo que promueven: dictadura, socaliña, zancadilla, etc. La oposición carmoníaca acusa al gobierno de dictatorial, la misma que instauró y ovacionó por todo el cañón la que será la última autocracia de Venezuela, el 12 abril de 2002 (http://is.gd/JE7Tk2). Quienes la víspera emboscaron a sus marchistas. Quienes venden el país a cambio de un misericordioso saludo oligarca y una botella de 18 años. Y aguantan que les digan: «Use el felpudo y no me pase para la sala, le agradezco». Cuídate de quien no tiene amor propio.
  Las cotorras calcan en la Asamblea Nacional el guion de Globovisión: consignas simplonas, interjecciones inanes: «Mentira», «raspao», «52%», «no es no», «nada como una Pepsi». Es decir, el lenguaje publicitario de inteligencia más encogida. ¿Hay intelectuales en la oposición? Sí, parece que competentes, pero no les aprovechan nada y hay docenas que adoptaron este discurso majunche. Especialistas de nivel internacional que sostienen a la pata la llana que el cable submarino servirá para que Fidel espíe las apasionantes conversaciones de la oposición. Un sociólogo de alta graduación afirma que México es más seguro que Venezuela. Andrés Izarra se ríe de esa atrocidad y fraguan que se ríe de las muertes que causa la delincuencia. ¿Dije que es un discurso avieso? ¿Hablo de arrogancia y chabacanería? Alguien en la oposición tiene que advertirlo y protestar; no toda mente opositora es anémica.
  Blas Pascal decía: « Il faut s'abêtir », 'hay que embrutecerse'. Para tener fe y tal. Nunca pensé que serviría también para no tener fe ni en lo que son.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com

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