viernes, 9 de julio de 2010

Arremeten...

Irina Molina

Arremeten la jerarquía de la iglesia católica, los comerciantes del hambre del pueblo, los terratenientes, los banqueros ladronsuelos, los narco y paracos importados, los medios de incomunicación de masas, los judíos sionistas, los adequistas, copeyansistas, causaeristas, podensistas, pptistas, primerojusticistas y todos los istas cuartorepúblicanistas, arremeten con la oligarquía más rancia y bajo la batuta inefable de los gringos y sus aliados europeos, con su gran flota y sus montones de bases militares apostadas al acecho en Colombia, Honduras, Costa Rica, Aruba, Curazao, Haití, Panamá, Perú y Méjico.

Hay que ver y sentir permanentemente, la confluencia de fuerzas aliadas que apuestan y trabajan orgánicamente por torpedear a nuestra revolución. ¿Por qué tanto interés? Aunque sea una obviedad, debemos decirlo: necesitan nuestras riquezas naturales para la pervivencia del imperialismo yanqui, pero tienen un problemita; llegó el comandante y mandó a parar. Chávez, en extraordinaria comunión con el pueblo venezolano, representa el mayor obstáculo para la continuidad del saqueo. No por obvia, esta verdad es fácil de internalizar. Corremos el riesgo de distraernos, caer en la trampa del pan y el circo del futbol dejando la mirada en lo intrascendente. Debemos repetirlo hasta que forme parte de nuestra más clara y contundente visión de la realidad, hasta que nuestra vida cotidiana reserve el espacio a la holística, a la integralidad del todo y las partes, a la asunción del contexto que nos impele a darle dimensión política a nuestro accionar por local y micro que sea.

El fariseísmo no tiene límite, es una guerra sin cuartel en la que está en juego la existencia misma. Para ellos, significa seguir colonizando, para nosotros, es el destino de la humanidad.

Pondré el acento en el tema de la delincuencia llamada convencional. La verdad aparente dice que cada día se producen más hechos delictivos, que estos ya forman parte de la normalidad, que el gobierno no ejerce el control, en fin. Siguiendo la línea de la reflexión, debemos colocar la situación en contexto.

La revolución bolivariana tiene 11 años poniendo en el centro al ser humano, impactando en la salud, la educación, socializando la vivienda, saneando los barrios, mejorando los servicios públicos, construyendo soberanía productiva, ampliando el empleo, entre otras tantas acciones concretas. Esta es la mejor política criminal, es la política que puede realmente incidir en cambiar la realidad delictiva. Está demostrado históricamente que más represión por parte del aparato coercitivo del Estado no garantiza el control de la violencia delincuencial. Si así fuera, a EEUU le sirviera la pena de muerte aún vigente en gran parte de sus estados, y, sin embargo, es uno de los países que registra el mayor índice de violencia criminal. Sí así fuera, el súper ex-gobernador de Nueva York, Julianni, hubiera resuelto los graves problemas de violencia juvenil con el plan fascista de “tolerancia cero” que, por cierto, es bueno recordar, luego importó para Caracas el inefable Peña. Bueno, sirve, pero para reprimir más al pueblo pobre estadounidense.

La pregunta es; si el gobierno revolucionario trabaja incansablemente para generar la mayor suma de felicidad social para su pueblo y esa es la mejor política criminal, ¿por qué la violencia delincuencial se mantiene como uno de los problemas más importantes por resolver, llegando a ocupar incluso el primer lugar en la preocupación ciudadana? En realidad son dos problemas: uno es la ocurrencia real de hechos y, el otro, es la construcción social de la realidad delictiva, ambos inciden en el miedo, en el sentimiento de inseguridad y en la inseguridad ciudadana.

Como dice Toby “en un grano de maíz”, veamos:

  1. La violencia delincuencial no le es exclusiva al país, en realidad es estructural, sus causas deben buscarse en el sistema capitalista. A parte de ello, la delincuencia es un negocio, genera fabulosas ganancias por la venta de armas, dispositivos de seguridad en general, vigilancia privada, urbanismos exclusivos, centros comerciales, periódicos, programas radiales y de televisión, cine, libros, revistas. Siendo tan rentable, a unos cuantos no les debe interesar acabarla.
  2. El registro oficial es parcial, no responde a criterios claros, se basa fundamentalmente en las denuncias. De allí que no creo que podamos hablar con mucha propiedad “científica” del alza o baja de la delincuencia, habría primero que definir en base a que referentes (tiempo, espacio, tipo de delito) para hacer las afirmaciones. Sin embargo, podemos intuitivamente decir que se ha incrementado selectivamente, y que, sobre todo, ha habido cambios cualitativos en su comportamiento. Por ejemplo, en la medida que los mecanismos de autoprotección se han incrementado (vigilancia privada, dispositivos de seguridad a carros, casas, cierre de espacios), los delincuentes han afinado los procedimientos para lograr sus fines. Ahora se producen menos hurtos de vehículos, pero más robos a mano armada.
  3. La ruptura de la unidad nacional a través de la descentralización impuesta por la cuarta república, tiene como una de sus peores consecuencias, la creación de cuerpos policiales al servicio de caudillos locales y regionales. Estas han servido, entre otras cosas, para incrementar la inseguridad ciudadana (temor a los cuerpos de seguridad del estado). La ciudadanía no cree en el funcionario policial, le teme y con razón. El atomizado ejercicio policial ha tendido a mimetizarse con la delincuencia, registrándose infinidad de casos de funcionarios involucrados con mafias de diverso tipo. En el Zulia, por ejemplo, hacen parte de las mafias de robo de vehículos y de las organizaciones de cobro de vacuna.
  4. Nuestro país ha sido penetrado intencional y sistemáticamente por el narcotráfico y el paramilitarismo en función de abultar la victimización y con ello el terror, la inmovilidad política y la responsabilización del gobierno por la supuesta ineficiencia en sus funciones.
  5. Los más victimizados son los pobres, quienes están mayormente expuestos a los eventos violentos en los barrios (guerra entre pandillas, por ejemplo). Sin embargo, el tratamiento de la noticia es diferencial en tanto se trate de las victimas que proceden de los sectores de mayores recursos económicos, o de las víctimas de los sectores populares; un muerto de la clase alta da mayor centrimetraje periodístico y potencia el escualidismo de las capas medias y altas.
  6. El tratamiento interesado por parte de los medios de comunicación de la ocurrencia de delitos hace que, por ejemplo, le den muy poco espacio a las consecuencias de los delitos de tránsito. La vida es la vida, pero según el manejo mediático, importa menos la vida que se pierde como producto de la imprudencia de un hijo de papá manejando a alta velocidad una gran camioneta, que la que se pierde producto de un balazo. Así, podemos ver los medios plagados de reportes sobre la delincuencia violenta, pero ni un reporte de la inmensa y cotidiana cantidad de muertos, heridos y pérdidas materiales producto de accidentes de tránsito. Me atrevería a decir que, como parte del mercado desquiciado de vehículos cada vez más veloces, del comercio inescrupuloso de bebidas alcohólicas y de drogas y como parte de la cultura alienante en la que están sumergidas muchas familias de clase media y alta, la incidencia de muertos en accidente de tránsito es cuantitativa y cualitativamente tan importante como la incidencia de muertos por armas de fuego.
  7. La construcción social del hecho delictivo no es un descubrimiento de la oposición venezolana, pero su uso pragmático es permanente. Esta suficientemente estudiado y aplicado el proceso de construcción del miedo con fines políticos electorales, a través de la generación de campañas comunicacionales sobre la inseguridad personal, con el fin de incidir en la intención de votos de la ciudadanía, más aún, para motivar la desaprobación generalizada hacia un gobierno.

Debemos siempre desentrañar y decodificar lo aparente y, en actitud pedagógica, ayudar a nuestro pueblo a recocer la verdad y a defender, en consecuencia, los avances de la revolución. Los ataques arreciarán, la amenaza guerrerista no es ficción. La comunión pueblo líder, pueblo Chávez es vital para mantenernos en la ofensiva en la construcción del socialismo nuestroamericano, hagámosla invencible.

Con Chávez todo, sin Chávez nada…


irimoli@hotmail.com

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