Acela Caner Román*
Celia Sánchez Manduley, la muchacha de Media Luna. La organizadora del recibimiento a los expedicionarios del Granma. La primera mujer en incorporarse al Ejercito Rebelde. La primera en combatir en la Sierra Maestra.
Celia la del talento extraordinario para apreciar las artes y hacer Patria en grandes obras y en pequeños detalles. Celia entró a la eternidad como símbolo purísimo del pueblo cubano en la época de Fidel. Ella inspiró el canto de los poetas. No podía ser de otro modo. Celia era un ser todo poesía.
Adolfo Alfonso, artista popular y repentista, escribió estas décimas para Celia:
Flor autóctona, mujer
Hecha de miel y de acero
Radiante como un lucero
Que baña el amanecer.
Tú naciste para ser
Por la historia perpetuada
Y aunque la sierra empinada
Retumbó por la bravura
Nunca estuvo la ternura
Mejor personificada.
¡Oh paloma verde olivo!
Para rendirte homenaje
Habrá con otro lenguaje
que inventar un adjetivo
¡Oh corazón combativo
Con más luz que el astro rey!
¡Oh discípula de Hatuey!
Esta dicha del presente
Es fruto de tu simiente
Celia Sánchez Mandulley.
Nancy Morejón, una de las voces más relevantes de la actual poesía cubana y de América Latina, escribió este poema dedicado a quien fuera el alma de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra.
CELIA
Celia es ágil y fuerte
y atraviesa una ruta
de orquídeas, cada día.
Celia es cubana y nuestra
como los mantos de la Sierra.
Celia, buena y sencilla,
entre los pescadores de Niquero
y el esplendor de la bahía.
Fusiles, hachas, flechas,
piedras del río condujo
hacia el pico más puro.
Llega Fidel de la montaña
y ella deshierba helechos
y los pone a sus pies
para avivar el corazón del pueblo.
Como el viento sutil de Media Luna,
Celia es así, como era Celia,
sonrisa y tempestad,
y con ellas se marcha,
entre mantos y orquídeas,
hacia las puertas de la eternidad.
Francisco Garzón Céspedes, escritor y narrador oral artístico camagüeyano, escribió para Celia:
la foto de sus manos
a tantos años de la danza por la tela
me entrega el paso y no su huella
me entrega el horizonte y no su sombra
me entrega la hoguera y no su humo
me entrega el mar y no su salitre
me entrega la tierra
la vasta tierra fecundada y no su polvo
me entrega al ser humano
libre en sus hazañas
pueblo en sus combates
vida en sus caminos
celia
ni en sus manos
ni usted
ni uno solo de los muertos de la patria
se me ha muerto
ni en sus manos
ni usted
ni uno solo de los gestos de los héroes
es gesto enterrado o silencioso olvido
una foto unas manos
pueden ser el amor
otra vez el amor
el amor en su ejemplo
de tantos modos en tantas ocasiones
y el amor
el amor
el amor es la única bengala
que no desaparece
El escritor y poeta santiaguero Alberto Serret, es autor de uno de los más bellos poemas que hallaron fuente de inspiración en nuestra Celia.
EN UN TREN DE ESPUMA
En un tren de espuma
bajo el aguacero
viaja rumbo al monte
cuajado de enero
aquella muchacha
que he visto en un sueño
con tantas palomas
prendidas al pelo,
rodeada de luces
que escalan el cuerpo
y llenan sus manos
de besos y besos.
Y, en el ala inmensa,
viaja su silencio,
rojas esperanzas,
las voces del viento
que susurran: Celia…
Celia de los fuegos
Celia de las aguas
Celia del aliento
Celia de las noches
Celia de los huertos
Celia, Celia nuestra
¡Celia de tu pueblo!
Jesús Orta Ruiz, el inolvidable Indio Naborí, escribió estos versos dedicados a Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley, la Norma clandestina, Aly la guerrillera.
Celia la de la Pilón
Celia la de Pilón, desde su pura
niñez amó las flores de su tierra,
quiso ser una orquídea de la Sierra
y fue modestia, sencillez, ternura.
Estrella que alumbró la noche oscura,
en los días sangrientos de la guerra,
no es un silencio que el sepulcro encierra
sino una idea viva que fulgura.
Por sembrar sus orquídeas clandestinas
el sacrificio coronó de espinas
en la llanura, su cabeza indiana.
Pero por endulzar graves dolores,
en su tumba de dulce capitana
todos los días amanecen flores.
Acela Caner Román*:Periodista de Radio Enciclopedia
sábado, 8 de mayo de 2010
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