¿Sería justo expresar que esta última acción genocida realizada por el “estado terrorista de Israel”, es la gota que derramó el vaso?
Pienso y creo hacerme eco de muchas opiniones que se puedan escuchar en el mundo y que expresan claramente que este estado israelí, mediante su considerable poder bélico suministrado por los países que albergan complejos industriales-militares, principalmente los Estados Unidos y que responden a una política común cuya expresión más “siniestra y ambiciosa” impulsada por el capitalismo es, sin duda alguna, la política imperialista que atropella pueblos y naciones, hace bastante tiempo que derramó el vaso que contenía el cúmulo de: violaciones a los derechos humanos; a los tratados y convenios internacionales, vale decir, al derecho internacional; a las resoluciones de los organismos internacionales como la O.N.U.; a la autodeterminación de los pueblos, en fin, a todo estado de cosas que pudieran apreciarse como elementos constitutivos del orden, las buenas relaciones internas de un país y de este con el resto de los países, así como de la paz.
Considero que la Comunidad Internacional ha sido testigo pasivo de la conducta que ha asumido el estado israelí por órgano de sus diferentes gobiernos prácticamente desde su fundación por allá desde mediados del siglo pasado, especialmente en contra del estado Palestino y su digno pueblo.
Esta situación expone, entre otras cosas, lo siguiente:
* Gran debilidad y consecuentemente pérdida de credibilidad de los organismos internacionales como la O.N.U. y su Consejo de Seguridad que, lejos de ser tal, pudiéramos admitir que el mismo ha significado hasta ahora una especie de “pequeño comité”, que expresa una democracia muy peculiar, por no decir extraña, donde apenas 5 países (EE.UU, China, Rusia, Francia y el Reino Unido), deciden o resuelven situaciones que interesan a todos los países del mundo, más de 190, y cuyas resoluciones pueden ser condenas que resultan en intervenciones directas y mediante el uso de la fuerza bélica, si es necesario, en contra del país “cuestionado”.
* La actitud del imperialismo de los EE.UU., que ya para nadie es un secreto, respecto al apoyo condicionado al estado israelí, convirtiendo a este en su bastión en el Medio Oriente, encargado de neutralizar a los países árabes, especialmente a los que han declarado su decisión soberana a ser libres e independientes, y en resguardo a sus intereses.
* La necesaria y urgente refundación de la O.N.U. y sus organismos, que responda a una transformación profunda y a los tiempos actuales, basada principalmente en la verdadera democracia donde la opinión y el voto de cada miembro o país se valore y se le de la importancia que debe tener.
* La falta de cohesión o unidad que se observa en la organización de países árabes, en torno a una política de intereses comunes basada en valores culturales, históricos y sociales propios de esa región y con la firme decisión de defenderlos ante cualquier injerencia de país alguno perteneciente a otra región del planeta, especialmente cuando se trate de defender su soberanía territorial, así como sus recursos naturales.
Ya basta de tantas “Condenas Estériles” y actitudes cínicas e hipócritas respecto al estado terrorista y genocida israelí, que generan una impunidad perpetua.
La Comunidad Internacional debe, definitivamente, asumir acciones que impongan sanciones a dicho estado y se lleve a sus autoridades ante la Corte Penal Internacional y, al mismo tiempo se busque resarcir, en lo que materialmente se pueda, al digno pueblo y estado Palestino por el grave daño causado consistente en pérdidas de vidas humanas, de territorio, destrucción de infraestructura y su economía.
¡BASTA DE IMPUNIDAD, QUE REINE LA JUSTICIA Y LA PAZ EN EL MUNDO!
omararamirezv@gmail.com
Pienso y creo hacerme eco de muchas opiniones que se puedan escuchar en el mundo y que expresan claramente que este estado israelí, mediante su considerable poder bélico suministrado por los países que albergan complejos industriales-militares, principalmente los Estados Unidos y que responden a una política común cuya expresión más “siniestra y ambiciosa” impulsada por el capitalismo es, sin duda alguna, la política imperialista que atropella pueblos y naciones, hace bastante tiempo que derramó el vaso que contenía el cúmulo de: violaciones a los derechos humanos; a los tratados y convenios internacionales, vale decir, al derecho internacional; a las resoluciones de los organismos internacionales como la O.N.U.; a la autodeterminación de los pueblos, en fin, a todo estado de cosas que pudieran apreciarse como elementos constitutivos del orden, las buenas relaciones internas de un país y de este con el resto de los países, así como de la paz.
Considero que la Comunidad Internacional ha sido testigo pasivo de la conducta que ha asumido el estado israelí por órgano de sus diferentes gobiernos prácticamente desde su fundación por allá desde mediados del siglo pasado, especialmente en contra del estado Palestino y su digno pueblo.
Esta situación expone, entre otras cosas, lo siguiente:
* Gran debilidad y consecuentemente pérdida de credibilidad de los organismos internacionales como la O.N.U. y su Consejo de Seguridad que, lejos de ser tal, pudiéramos admitir que el mismo ha significado hasta ahora una especie de “pequeño comité”, que expresa una democracia muy peculiar, por no decir extraña, donde apenas 5 países (EE.UU, China, Rusia, Francia y el Reino Unido), deciden o resuelven situaciones que interesan a todos los países del mundo, más de 190, y cuyas resoluciones pueden ser condenas que resultan en intervenciones directas y mediante el uso de la fuerza bélica, si es necesario, en contra del país “cuestionado”.
* La actitud del imperialismo de los EE.UU., que ya para nadie es un secreto, respecto al apoyo condicionado al estado israelí, convirtiendo a este en su bastión en el Medio Oriente, encargado de neutralizar a los países árabes, especialmente a los que han declarado su decisión soberana a ser libres e independientes, y en resguardo a sus intereses.
* La necesaria y urgente refundación de la O.N.U. y sus organismos, que responda a una transformación profunda y a los tiempos actuales, basada principalmente en la verdadera democracia donde la opinión y el voto de cada miembro o país se valore y se le de la importancia que debe tener.
* La falta de cohesión o unidad que se observa en la organización de países árabes, en torno a una política de intereses comunes basada en valores culturales, históricos y sociales propios de esa región y con la firme decisión de defenderlos ante cualquier injerencia de país alguno perteneciente a otra región del planeta, especialmente cuando se trate de defender su soberanía territorial, así como sus recursos naturales.
Ya basta de tantas “Condenas Estériles” y actitudes cínicas e hipócritas respecto al estado terrorista y genocida israelí, que generan una impunidad perpetua.
La Comunidad Internacional debe, definitivamente, asumir acciones que impongan sanciones a dicho estado y se lleve a sus autoridades ante la Corte Penal Internacional y, al mismo tiempo se busque resarcir, en lo que materialmente se pueda, al digno pueblo y estado Palestino por el grave daño causado consistente en pérdidas de vidas humanas, de territorio, destrucción de infraestructura y su economía.
¡BASTA DE IMPUNIDAD, QUE REINE LA JUSTICIA Y LA PAZ EN EL MUNDO!
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