jueves, 27 de mayo de 2010

El discurso de la FAPUV .


Lilia M. Ramírez Lasso (*)

Para el día de hoy la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela convoca, en la ciudad de Caracas, unamarcha pacífica hasta el MPPEU en “defensa de la universidad venezolana”; (el entrecomillado es simplemente para referirme de manera textual a la razón que de acuerdo con FAPUV motiva esta movilización). Por ello quisiera aprovechar para compartir aquí algunas reflexiones en torno al discurso que emplea en su llamado la Directiva de esta Federación, que agrupa a la mayoría de las Asociaciones de Profesores del país, partiendo de esta pequeña muestra, publicada en el Blog de la Federación el domingo 23 de mayo, y que a pesar de su breve extensión considero significativamente representativa del discurso que ha mantenido la FAPUV en los últimos once años.

Esta convocatoria, redactada por la Directiva de FAPUV, sin someter a consulta ni discusión con la totalidad de sus agremiados, plantea en su estructura argumentativa una simple idea central: el Gobierno destruye a las universidades venezolanas. Esta idea se apoya en tres argumentos más específicos: el primero, de carácter económico, que señala al Gobierno como el responsable del deterioro y posible colapso de las actividades que en las universidades se desarrollan –docencia, investigación, y extensión- así como de las deudas salariales y de prestaciones sociales con los trabajadores universitarios, producto de su intento por “asfixiar económicamente” de manera intencional y planificada a todo el sector universitario.


El segundo argumento, de carácter institucional o gubernamental, califica al Gobierno como un ente amenazante que persigue a las
universidades, “en la pretensión de descuartizar” o fomentar desorden y caos en las instituciones, lo que según la Directiva de FAPUV es una “escalada anti-universitaria” promovida por el Gobierno, que llega incluso a generar situaciones de violencia que amedrenten a los universitarios.


El último argumento, de tipo académico, expone que el Gobierno intenta suplantar el sistema de Educación Universitaria venezolano –que ellos caracterizan por su “calidad académica”- con una “educación barata y fraudulenta”, dejando al pueblo desprovisto de su derecho constitucional a la educación integral y de calidad, tal y como lo ampara nuestra Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.


Queda así clara una matriz de calificación y presentación de un sector que se asume como poseedor exclusivo –así de manera excluyente- del saber y el conocimiento, y que se auto-califica como defensor del derecho a la educación, víctima además de un vil Gobierno, que sacrifica a fin de cuentas ese sagrado derecho en función de “vapulear, destruir, deteriorar, desordenar, descuartizar, amenazar, asfixiar, amedrentar, coartar” a un sector específico del país.


Ahora bien, resulta lamentable -al menos para mí, como profesora universitaria formada en mi país, en una universidad autónoma, y que trabaja ahora en una universidad experimental- que la Directiva de la Federación que agrupa, repito, a la mayoría de las Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, escoja semejante esquema argumentativo, y lo exprese mediante un discurso tan marcadamente visceral y descalificativo, siendo precisamente eso lo que tantas veces han criticado en otros actores de la realidad venezolana. Creo que es una manera muy poco inteligente de defender los derechos de nosotros, los profesores y las profesoras de a pie, que en la mayoría de los casos no nos han preguntado si queremos o no pertenecer a FAPUV, y que nunca nos han consultado tampoco si estamos de acuerdo o no con los pronunciamientos de FAPUV. Por eso aquí, y a título personal, quisiera hacerles un llamado a los señores colegas integrantes de la Directiva de FAPUV a consultar cada uno de los pronunciamientos y acciones con la base de profesores universitarios.


No es mi intensión extenderme aquí en una discusión sobre la situación actual de las universidades, que ciertamente deben ser revisadas, rectificadas y reimpulsadas, con compromiso y justicia social, pues se trata de una situación compleja que debemos abordar todos los que vivimos en la universidad y a ella le damos vida, es decir, el pueblo todo, con acompañamiento del MPPEU.

En ese sentido, agradezco al actual Ministro, Profesor Edgardo Ramírez, y a todo su equipo, en especial al Vice-Ministro de Desarrollo Académico, Luís Damiani, por la iniciativa de llevar al Gabinete Ministerial a las universidades, a vivir la realidad de las instituciones de primera mano y poder así ofrecer respuestas en función de esa realidad, tan particular en cada
caso.


Si quiero sin embargo, dejar claras dos cosas para terminar. En primer lugar, Profesor Edgardo Ramírez: difiero con Ud. cuando indica que la FAPUV toma estas posiciones tan cuestionables por ser excelentes científicos o académicos, pues más bien creo que ello se debe a una posición política inmadura e irracional, que poco tiene que ver con los conocimientos académicos, y mucho con una falta de conciencia de su rol como actores sociales y gremiales.


Y segundo, es lamentable que este texto se deba titular el Discurso de la FAPUV, pues la verdad es que se trata del discurso de un
pequeñísimo grupo de profesores que actualmente ocupan la Dirección de esta Federación, y que sin embargo, debemos asumir todas y todos los profesores que en algún momento decidimos agruparnos en una Asociación para discutir y defender nuestros derechos laborales. Entonces, la pregunta es: ¿Será que este discurso efectivamente representa de manera precisa la posición de la mayoría de los profesores universitarios de Venezuela? Y si no es así, ¿la solución es renunciar
a la FAPUV?


Más que las universidades, creo que es la Directiva de FAPUV la que resiste una confrontación persistente por parte del Gobierno, que por cierto no carece de razones, pues para nadie es un secreto la posición política de apoyo al Golpe de Estado del 2002, entre otras actuaciones irracionales de esta Federación. Y sin embargo, a pesar de tantas conductas erráticas, si hoy me dieran a escoger entre renunciar a la FAPUV o transformar la FAPUV, yo escogería lo segundo, pues creo que
es una instancia necesaria, que debe sumarse a la construcción de la
Patria necesaria.


Lamentablemente, pasan los días y me sigo cuestionando si realmente es posible transformar la FAPUV, si realmente es una opción, con la posición tan silente que asumimos en muchos casos la mayoría de los profesores universitarios, que seguimos confiando en un modelo democrático representativo en el que unos pocos deciden nuestro accionar, sin asumir un rol participativo, protagónico, crítico y autocrítico -para el cual deberíamos estar más que preparados- y que no obstante, parece que nos hemos dejado atrofiar, cercenar, coartar, truncar y robar por un sistema, en el que lo más cómodo y natural resulta mantener, e incluso resguardar, el status quo.


Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado.
Fidel Castro

(*) Profesora Asistente UNESUR/ Miembro de APUNESUR ramirezl@unesur.edu.ve


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