Las actuales circunstancias sociopolíticas de América Latina exigen la
formación de un hombre nuevo, particular e inédito. Un ser humano
pertinente para cooperar con el devenir del continente en el cual se
gesta, crece y se desarrolla. Hombres y mujeres que a partir de una
herencia biológica, psíquica y cultural única sean capaces de acoplarse,
desarrollarse y permanecer vigilantes del entorno natural y social que
representa la única y real esperanza de supervivencia del planeta: reserva
biológica de la tierra, patrimonio social de la humanidad.
Un ser humano que representa la esperanza de una nueva convivencia en la
solidaridad, en la acción para la preservación de los recursos naturales y
sociales que habrán de administrarse con conciencia de futuro.
Para circunstancias de tal dimensión, de tal nivel de exigencia, resulta
insoslayable la creación de un proyecto educativo capaz de formar a los
formadores de ese nuevo ser en el ejercicio de la profesión de educador de
las nuevas generaciones.
El descubrimiento y cultivo de una manera propia de conocer y de hacer que
otros conozcan requiere un proceso de formación constante, de contraste
con formas inoperantes, de reflexión continua de quienes pretendemos
cambiar de paradigmas en la enseñanza y en el aprendizaje para crear
contextos más funcionales, vías más expeditas hacia el conocimiento.
Formas más proclives para el aprendizaje.
Por estas razones garantizar el acceso a formas de conocimiento más
significativo, más pertinente desde el punto de vista social, más profundo
desde el punto de vista epistemológico, a las nuevas generaciones de
estudiantes que ingresan a la Educación Universitaria y que tienen
vocación de educadores de nuevo cuño para formar a los protagonistas del
futuro en la región, supone un esfuerzo mancomunado de gestación de una
nueva universidad concebida desde una óptica de apertura que implique
nuevos paradigmas en la estructura administrativa, en la concepción de los
planes de estudio y en los modos de interacción docentes-alumnos para que
se dé el proceso de aprendizaje.
En relación con la pertinencia social una Universidad así deberá abocarse
a las temáticas de prioridad en la región relacionadas con la solución de
los problemas fundamentales de: educación, salud, justicia social,
seguridad, alimentación y preservación de los recursos ambientales.
Esta nueva Universidad propondrá una política de ingreso relativa a las
vocaciones regionales, las aptitudes y las posibilidades geográficas de
acceso a la institución y nuevos modos de administración curricular que
comprendan tutorías individualizadas para guiar el aprendizaje de acuerdo
a las potencialidades de cada quien y a la consideración de sus saberes
acumulados durante su historia anterior y desde el entorno de desarrollo
en el cual se desempeña. En este sentido dará ingreso no sólo a excluidos
del sistema regular por razones de carencias culturales o sociales, sino
que responderá a una política de integración de estudiantes con
discapacidad de la región andina en nuevas áreas de formación no ofrecidas
por otras universidades de la región.
Su tarea es ofrecer una nueva forma de administración del proceso
educativo universitario desde la oferta de modalidades alternativas de
escolaridad diferentes a la charla magistral como única opción de
escolaridad y al seguimiento y supervisión de los planes de estudio desde
una estructura menos burocrática y estratificada como la que ofrece la
actual organización de las universidades autónomas que impone niveles
jerárquicos de decisión en detrimento de la prosecución académica. Una
universidad así estará concebida bajo un esquema curricular abierto
integrado por proyectos concebidos en el marco del desarrollo endógeno y
de las vocaciones regionales en cada espacio, en cada localidad del país,
en cada barrio capaz de organizarse para acceder al conocimiento
conformando una comunidad de aprendizaje.
(*) Profesora Titular
myriam@ula.ve
formación de un hombre nuevo, particular e inédito. Un ser humano
pertinente para cooperar con el devenir del continente en el cual se
gesta, crece y se desarrolla. Hombres y mujeres que a partir de una
herencia biológica, psíquica y cultural única sean capaces de acoplarse,
desarrollarse y permanecer vigilantes del entorno natural y social que
representa la única y real esperanza de supervivencia del planeta: reserva
biológica de la tierra, patrimonio social de la humanidad.
Un ser humano que representa la esperanza de una nueva convivencia en la
solidaridad, en la acción para la preservación de los recursos naturales y
sociales que habrán de administrarse con conciencia de futuro.
Para circunstancias de tal dimensión, de tal nivel de exigencia, resulta
insoslayable la creación de un proyecto educativo capaz de formar a los
formadores de ese nuevo ser en el ejercicio de la profesión de educador de
las nuevas generaciones.
El descubrimiento y cultivo de una manera propia de conocer y de hacer que
otros conozcan requiere un proceso de formación constante, de contraste
con formas inoperantes, de reflexión continua de quienes pretendemos
cambiar de paradigmas en la enseñanza y en el aprendizaje para crear
contextos más funcionales, vías más expeditas hacia el conocimiento.
Formas más proclives para el aprendizaje.
Por estas razones garantizar el acceso a formas de conocimiento más
significativo, más pertinente desde el punto de vista social, más profundo
desde el punto de vista epistemológico, a las nuevas generaciones de
estudiantes que ingresan a la Educación Universitaria y que tienen
vocación de educadores de nuevo cuño para formar a los protagonistas del
futuro en la región, supone un esfuerzo mancomunado de gestación de una
nueva universidad concebida desde una óptica de apertura que implique
nuevos paradigmas en la estructura administrativa, en la concepción de los
planes de estudio y en los modos de interacción docentes-alumnos para que
se dé el proceso de aprendizaje.
En relación con la pertinencia social una Universidad así deberá abocarse
a las temáticas de prioridad en la región relacionadas con la solución de
los problemas fundamentales de: educación, salud, justicia social,
seguridad, alimentación y preservación de los recursos ambientales.
Esta nueva Universidad propondrá una política de ingreso relativa a las
vocaciones regionales, las aptitudes y las posibilidades geográficas de
acceso a la institución y nuevos modos de administración curricular que
comprendan tutorías individualizadas para guiar el aprendizaje de acuerdo
a las potencialidades de cada quien y a la consideración de sus saberes
acumulados durante su historia anterior y desde el entorno de desarrollo
en el cual se desempeña. En este sentido dará ingreso no sólo a excluidos
del sistema regular por razones de carencias culturales o sociales, sino
que responderá a una política de integración de estudiantes con
discapacidad de la región andina en nuevas áreas de formación no ofrecidas
por otras universidades de la región.
Su tarea es ofrecer una nueva forma de administración del proceso
educativo universitario desde la oferta de modalidades alternativas de
escolaridad diferentes a la charla magistral como única opción de
escolaridad y al seguimiento y supervisión de los planes de estudio desde
una estructura menos burocrática y estratificada como la que ofrece la
actual organización de las universidades autónomas que impone niveles
jerárquicos de decisión en detrimento de la prosecución académica. Una
universidad así estará concebida bajo un esquema curricular abierto
integrado por proyectos concebidos en el marco del desarrollo endógeno y
de las vocaciones regionales en cada espacio, en cada localidad del país,
en cada barrio capaz de organizarse para acceder al conocimiento
conformando una comunidad de aprendizaje.
(*) Profesora Titular
myriam@ula.ve
No hay comentarios:
Publicar un comentario