lunes, 12 de abril de 2010

El poder popular exige a la Asamblea Nacional dedicar el trabajo legislativo a la ética revolucionaria.


Minnori Martínez

La debilidad moral de algunos de nuestros funcionarios es lo que impide que en una sesión de la Asamblea Nacional, se impruebe la cuenta de un Ministro, cuando los números reflejan actos de corrupción.

La corrupción moral de algunos de nuestros funcionarios, es lo que impide que la Contraloría Social se active, y que gran cantidad de los burócratas en turno, no crea ni respete la Contraloría Social.

La corrupción ética de algunos de nuestros funcionarios públicos es lo que permite que muchos fiscales de tránsito, a diez años de la Quinta República, sigan matraqueando al pueblo.

La debilidad moral de algunos de nuestros funcionarios, es lo que impide que nos sintamos seguros, que nos sintamos cuidados, que nos sintamos protegidos con nuestros cuerpos de seguridad; por que no tener como valores el respeto y la honestidad, es lo que permite que un funcionario le siembre droga o un arma de fuego a otro hermano o hermana, para tener la razón, por venganza, o para quitarle unos reales.

El poder popular exige trabajar en la ética revolucionaria, única vía para adquirir la fortaleza necesaria para lograr el desmantelamiento inmediato de los intereses que impiden por ejemplo:

*el desarme de la población civil,

*el desmembramiento de los casinos ilegales, y castigo a los responsables

*frenar que sigan entrando armas a las cárceles

*imponer las sanciones oportunamente a Globovisión

*celeridad en la administración de justicia

El poder popular está convencido que se impone la necesidad de utilizar el sistema de medios públicos, comprometiendo los consejos Comunales, las emisoras comunitarias, y todo centro de formación, para implementar una agresiva CRUZADA, permanente y sistemática de Educación continua en Valores Positivos en el marco del tercer motor constituyente; está demostrado que funciona, pues sería tan agresivo como “Yo sí puedo”, tan permanente como la campaña del metro de Caracas, ambas funcionaron al 100 % y aún disfrutamos sus frutos.

Se impone limpiar nuestras mentes de tantos anti valores o valores negativos como preferimos llamarles.

Es preciso trabajar en la prevención, utilizar la represión mientras nos reeducamos en valores positivos; está demostrado que la represión no funciona, si fuese efectiva no habría homicidios en los países donde se aplica la pena de muerte, nuestra propuesta es la reeducación; el cultivo de valores y principios de convivencia ciudadana, convencidos como estamos desde el poder popular que cuando para administrados y administradores:

La vida sea un valor, se acabarán los homicidios

Cuando la honestidad sea un valor tan necesario como el aire para respirar, se acabará la corrupción

Cuando el respeto a lo ajeno sea un valor, se acabarán los hurtos los robos, las apropiaciones indebidas, el cobro de comisiones.

Según nuestras vivencias el socialismo se asocia a la prevención, el capitalismo se asocia con la represión; y prevención es formación, prevención es educación integral.

Cuando trascendamos este plano no nos llevaremos ningún bien solo la satisfacción de haberle servido al prójimo con amor, y el placer de haber sido solidarios y compasivos, ejerzamos el poder desde la necesidad de garantizar el bien común, aplicando la equidad, con compasión y vocación de servicio, no desde la arrogancia y el egocentrismo, no desde la dominación.

Construir el socialismo necesariamente exige un cambio de conciencia en cada ser humano, por eso nosotros los revolucionarios hablamos de un nuevo ciudadano.

Estamos convencidos que para llegar al socialismo precisamos realizar profundas trasformaciones en nuestra forma de pensar, ello es lo único que va a determinar los cambios en nuestra forma de actuar, en nuestra conducta diaria. Ahora esa transformación no se decreta, es un proceso que comienza con una decisión de cada uno de nosotros, de cada una de nosotras, de ser cada vez mejores ciudadanos(as).

El socialismo impone la necesidad de desaprender los antivalores o valores negativos con los que hemos vivido hasta ahora y comenzar a cultivar valores como un analfabeta; hay que liberar los valores negativos y agregarle a nuestra vida la práctica diaria del amor, la justicia, la igualdad, la equidad, el respeto, la tolerancia, la honestidad, la solidaridad, la compasión, el servicio.


Vicepresidenta FNAB
minnorij@yahoo.com

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