Mariadela Linares
Desde que a alguien por ahí se le ocurrió cambiar el orden "natural", y demandar que los que estaban abajo debían subir a relevar a quienes tradicionalmente habían disfrutado de la privilegiada posición de decidir sobre los derechos de la mayoría, las cosas en este país han dado un giro tan sorprendente, que dificulto mucho que sea entendible por algún espectador externo. Y si no fuera porque a uno le toca sufrirlo, padecerlo, molestarse y aguantar, hasta consideraría fascinante ser testigo del fenómeno de que lo usual altere su curso "normal" y pase a ser lo contrario de lo esperado. Así los hechos, le toca a uno leer y presenciar que a quien está en el Gobierno se le acusa de encapucharse para quemar carros y autobuses ajenos. Nunca, en ninguna parte, he leído acerca de que quien tiene el poder y es el responsable de mantener el orden, se le señale de subvertirlo. No me alcanza el entendimiento para comprender la tesis de que "los oficialistas", como despectivamente ya los conoce la prensa tradicional, sean los causantes del desasosiego. Después de la marcha convocada por el sector estudiantil opositor para protestar por los recortes presupuestarios, leímos en la página de la BBC Mundo las siguientes líneas: "antes de que el presidente Hugo Chávez llegara al poder, la UCV era popularmente reconocida como una institución de tendencia de izquierda. En cierta forma hubo la expectativa de que tendería a alinearse con el proyecto político del ahora Psuv". No fue así. En la bizarra Venezuela de hoy en día, en el nicho natural del cual deben emanar las mentalidades progresistas y los movimientos sociales, la derecha se ha entronizado. La marcha "estudiantil" fue curiosamente liderada por la rectora de la universidad. Argumentaban estar "luchando por la academia" y los neófitos, los ignorantes que todavía contemplamos sorprendidos este reacomodo antinatural, quedamos preguntándonos si es que instituciones como las Bolivarianas o la Unefa no son más que "lumpen" con pretensiones académicas. El recorte presupuestario fue una vulgar excusa para exaltar la calle. Ya se ha reiterado que la tal rebaja obedece a la necesidad de ajustarnos a la crisis que ataca al mundo capitalista, pero que el mismo no alcanzaría a los servicios estudiantiles. Pero, igual, los muchachos se prestaron para la payasada y fueron con la madre a quejarse ante el Ministro, vale decir, ante el malo de la partida. No les gustó la sorpresa. No les agradó el hecho de que los otros, los de la acera contraria, también estuvieran presentes en la reunión. Querían presentarle al mundo nuevamente que el movimiento estudiantil son sólo ellos. Se erigen como los representantes nacionales de la fuerza juvenil. Nadie más tiene derecho a expresarse. Pero cuando Vicente Moronta tomó la palabra y exigió de las autoridades universitarias rendición de cuentas sobre los dineros asignados, la rectora se sintió irrespetada. No respondió ninguno de los señalamientos del muchacho. Se levantó y se marchó, tal cual hicieron los estudiantes que fueron a la Asamblea Nacional a leer un documento impreso en papelería de una agencia publicitaria, y que se encontraron con una docena de "oficialistas" prestos al debate. Dos "encerronas" (según palabras de la propia rectora) con el mismo resultado: la huida por la derecha. Están como el morrocoy cuando se voltea, incapaces de volverse a parar solos.
Mlinar2004@yahoo.es
lunes, 25 de mayo de 2009
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