sábado, 23 de mayo de 2009

Algunas ideas para la participación popular (III).‏


*JUAN MARTORANO.


Luego de un receso obligado, y en donde cerca de una semana de una gira de mucho provecho por el sur del Estado Bolívar, Estado que por sus 242.000 kilómetros cuadrados se convierte en un Estado con una importancia geoestratégica para la seguridad, soberanía y defensa de la nación, constatamos en nuestra gira, en nuestra visita, que por parte del Estado Venezolano, y esta observación queremos hacerla con el mayor espíritu y sentido de la autocrítica, y no con ánimo de denigrar ni despotricar de nuestras instituciones, pues no sólo reconocemos, sino que respaldamos los esfuerzos del Comandante-Presidente Hugo Chávez en diversas áreas del país, en diversos aspectos, pero él sólo no puede con todo, y queremos aprovechar estas líneas, para informarle al Comandante-Presidente y a quien pueda interesar, que en los Municipios del sur del Estado Bolívar, y muy especialmente en el Municipio Gran Sabana, y su capital Santa Elena de Uairén, no hay Estado, no hay institucionalidad que atienda al pueblo, los comerciantes, con anuencia de algunos integrantes del Concejo Municipal de Gran Sabana y de la Alcaldía, amén de que la institucionalidad que forma parte de la Gobernación del Estado Bolívar, poco o nada hacen para la presencia del Estado y atender algunas problemáticas, que a todas luces reflejan descuido y ausencia del Estado Nacional, Regional y Municipal de una política de resguardo de nuestras fronteras, bajo la óptica de la seguridad, soberanía y defensa nacional. Si bien, esto espero desarrollarlo próximamente y con mayor lujo de detalles en próximos artículos, sin embargo les dejo un abreboca: En el Municipio Gran Sabana, no hay una oficina de Indepabis, y la especulación en cuanto a los productos alimenticios, servicios, etc, llega ya a los niveles de pánico, los usuarios y usuarias, y hasta pequeños y medianos comerciantes no tienen donde acudir y donde defender sus derechos, lo que les coloca en un Estado de INDEFENSION TERRIBLE; el tráfico y las mafias de combustible, aunado a ciertos períodos de escasez del mismo es altamente preocupante para los habitantes de la zona, y hasta de los turistas que visitan esa zona, y dentro de esas mafias, hay efectivos del Ejército implicados, para otorgar a los pequeños y medianos comerciantes, honestos y que el proceso revlucionario necesita, en aras de conformar e implementar un nuevo modelo productivo socialista, deben pasar por las mil y una trabas burocráticas, e incluso, por parte de algunos Directores y funcionarios de la Alcaldía del Municipio Gran Sabana, que se supone, por ser del PSUV, deberían de estar con el proceso revolucionario y adoptar una conducta acorde con los psotulados del Presidente Chávez, no sólo que se prestan para entorpecer y hacer mucha más lenta la marcha de la Administración Pública Municipal, sino que se prestan para la matraca, para el chanchullo, para la corrupción, aunque, es justicia decirlo también, no son todos. Por eso, aunque como ya señalé, esto espero darlo con mayor lujo de detalles en próximos artículos, y otras informaciones y acciones me las reservaré, si espero que a quien pueda interesar del Estado Nacional, Regional o Municipal, tome los correctivos pertinentes, porque es inconcebible que cosas como las ya denunciadas ocurran en un Municipio con una importancia tan geoestratégica tan vital, que sea nada más y nada menos que la puerta de entrada de Venezuela al Mercosur, que deberíamos tenerla como una tacita de plata, y la tengamos en tal grado de descuido y que sus habitantes se encuentren en tal estado de indefensión.Pero como ya lo señalé, eso será objeto de mayor estudio en próximas entregas. Ahora, retomando lo que nos interesa, y dentro de estas ideas que les presentamos referidas a la participación popular, en esta oportunidad los haremos desde la óptica de la participación popular como organización colectiva.
Hasta ahora hemos hecho énfasis en la construcción de conciencia. Comenzamos el apartado anterior diciendo que impulsar la participación popular es construir conciencia, que no puede haber participación popular sin conciencia. Estamos convencidos de que ésta es una condición necesaria para la participación; Sin embargo, la conciencia no es una condición suficiente para la participación. Esto quiere decir que existe otro factor igualmente necesario para la participación, es decir, la organización .
Para que la conciencia popular sea una conciencia revolucionaria, esta tiene que materializarse en procesos organizativos. Recordemos que uno de los elementos de la conciencia revolucionaria es precisamente la disposición a luchar por el cambio. Ahora bien, esta disposición de lucha no puede satisfacerse si se limita a lo individual, es decir, si no se traduce en organización colectiva. Si bien es cierto que los seres humanos somos agentes, también es cierto que somos agentes de cambio en tanto que somos seres sociales, es decir, que nuestra capacidad de transformar la realidad es únicamente posible como proceso colectivo. Recordemos que nuestra esencia como especie humana es precisamente el conjunto de nuestras relaciones sociales. Es decir, todo nuestro entorno, toda nuestra realidad es construida históricamente a través de la interrelación de los seres humanos como seres sociales. Pues bien, así como nuestra realidad es el producto de la interacción entre sujetos sociales, así mismo, la transformación de la realidad presupone la interacción los sujetos sociales. Es decir, la realidad no se construye ni se transforma a partir de procesos individuales, sino de procesos colectivos.
Aunque esto pareciera ser obvio, no son pocos quienes han perdido de vista esta norma básica, y han centrado su actividad “revolucionaria” en individualidades, ya sea hacia sí mismos, o hacia caudillos o dirigentes mesiánicos. En el primero de los casos, hay quienes pretenden cambiar al mundo por medio del estudio, el desarrollo y el crecimiento individual, pero alejados de todo proceso colectivo. Así, estas personas pueden alcanzar un entendimiento de algunos aspectos de la realidad como la explotación y la opresión, así como de sus causas; pueden darse cuenta de la necesidad de cambio y pueden también querer cambiarla; sin embargo, su actividad siempre estará limitada porque no se dan cuenta de que la única forma de cambiar la realidad es mediante procesos de acción colectiva. Entonces, podemos decir que en estos casos, existe una conciencia crítica individualista, más no una conciencia revolucionaria.
También existen compañeros que piensan que la transformación de la realidad se puede dar a partir de caudillos, es decir, de individuos iluminados a quienes hay que seguir y apoyar ciegamente. En este caso, también puede ser que se tenga una conciencia de la necesidad de cambio y se quiera cambiar la realidad, pero esta conciencia también es limitada pues no logra traducirse en organización y asume que la realidad es producto de voluntades individuales. En este caso, podemos decir que existe una conciencia mesiánica de la lucha, pero no una conciencia revolucionaria.
Desgraciadamente, los pueblos latinoamericanos se han caracterizado históricamente por su conciencia mesiánica, en el sentido de que recurrentemente depositan sus esperanzas de cambio en caudillos y líderes carismáticos. En muchos casos, estos líderes han sido verdaderamente personajes excepcionales, como es el caso de Fidel Castro. Sabemos que la Revolución Cubana debe muchos de sus éxitos y su continuidad a la capacidad analítica y el genio de Fidel, que supo aprovechar las condiciones de descontento que había en la Cuba de Batista, así como la debilidad del imperio y sus contradicciones para llevar la revolución a su consumación. Otro caso es el de Manuel Marulanda, Tirofijo, en Colombia, quien fue artífice del crecimiento militar y político que han tenido las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como de su capacidad de continuidad, después de más de 40 años de lucha. Sin embargo, el genio de estos caudillos y dirigentes, muchas veces, ha repercutido en el surgimiento de un culto a la personalidad que obscurece el protagonismo de las masas, del pueblo organizado, en los procesos de lucha. Las masas comienzan a creer que los triunfos en la lucha se deben al caudillo y no a la colectividad y la organización del pueblo, en la que se aprovechan las virtudes de luchadoras sociales, de combatientes, teóricos lúcidos y dirigentes. Ni el más audaz de los caudillos podría incidir en la transformación social sin la fuerza de un pueblo en lucha.
El culto a la personalidad, además de sobredimensionar el impacto de la participación de algunos individuos en los procesos de lucha, provoca necesariamente una pasividad en las masas, que comienzan a esperar que alguien venga de afuera a producir el cambio social que tanto esperan. Así, cuando un caudillo es detenido o asesinado por el Estado, los pueblos con conciencia mesiánica, no encuentran otra opción más que esperar al siguiente caudillo que los pueda liberar. El culto a la personalidad, sobra decir, hace mucho daño a los procesos de lucha. Incluso, se comienza a desarrollar una cultura clientelar, o del asistencialismo, que sólo encuentra la solución a sus problemas sociales en dádivas de fuera, en procesos externos. Muchos de nuestros pueblos hoy, siguen esperando al próximo candidato que sí les va a cumplir.
Nos damos cuenta entonces, que no puede existir una conciencia revolucionaria que sea sólo individual –si bien es en la persona de cada militante y luchadora social que se plasma y se ejerce esa conciencia– sino que para que la conciencia sea revolucionaria, ésta tiene que ser colectiva, y para que sea colectiva, necesariamente tiene que partir de procesos organizativos grupales o colectivos, es decir, de la conjunción de voluntades y acciones, de la articulación entre los sujetos sociales. Esto nos indica que la principal tarea para quienes buscan transformar la realidad es, además de la construcción de conciencia, construir organización. En otras palabras, nuestra tarea debe ser la construcción de pueblo organizado. (Continuará...).

*Abogado, Analista Político y militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Moderador de los Programas Informativos y de Opinión, "Micrófono Abierto", "Lo que se Habla" y "Caminos Libres", transmitidos de lunes a viernes de 12 m a 2 pm, por la Emisora Comunitaria "Llovizna" 104.7 FM, y los días martes de 7 pm a 8 pm y los domingos de 8 pm a 9 pm, por la Emisora Cultural, Informativa y de Entretenimiento, perteneciente a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG, Corporación para el Socialismo) y del Sistema Nacional de Medios Públicos, "La Voz de Guayana" 89.7 FM, respectivamente. jmartoranoster@gmail.com , j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar

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