domingo, 31 de mayo de 2009

Quién es el grupo Techint y los intentos de satanizar las nacionalizaciones de Chávez.


Gabriela Gurvich


A propósito de los recientes anuncios del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, sobre la próxima estatización de varias empresas metalúrgicas, algunas de ellas de capital argentino; los medios privados de comunicación no dudaron un segundo en salir a fustigar dichas medidas. Se hace preciso indagar, aunque sea brevemente, sobre el origen de estas decisiones y conocer a los implicados en ellas. El Gobierno Nacional tomó esta decisión por dos cuestiones principales e interrelacionadas. Por un lado tiene que ver con el camino hacia el socialismo que el pueblo venezolano, de la mano de Chávez, decidió emprender hace varios años. Para andar por estos senderos, los pasos hacia la soberanía nacional en todas las esferas de la vida (económica, alimentaria, política, cultural, etc.) se hacen indispensables. En este sentido se hace necesario dar marcha atrás con mecanismos neoliberales que tienden hacia el sometimiento al imperio y a la desnacionalización de toda la nación. A grandes rasgos, las políticas neoliberales que prevalecieron en el mundo durante sus años de apogeo en la década del 90 y principalmente que hicieron pie en Latinoamérica de la mano de presidentes arrodillados ante Estados Unidos, abogaron principalmente por un mercado desregulado, a partir de la no intervención estatal en la economía. Así se abrieron las puertas al capital extranjero quienes asumieron el control de empresas estratégicas en cada uno de los países, llegando a casos extremos como que empresas privadas europeas tengan el control de los servicios públicos de naciones latinoamericanas. Mucho se ha dicho ya sobre la caída de este modelo, que actualmente se encuentra dando sus últimos estertores de muerte. Latinoamérica ha sabido dar por el suelo con este modelo a través de rebeliones populares y con la aparición de nuevos líderes de corte progresista. Este mínimo resumen pretende contextualizar brevemente los últimos acontecimientos de nacionalizaciones en Venezuela. El pasado Jueves el Presidente Chávez anunció la nacionalización de las empresas Tavsa, Matesi y Comsigua, propiedad del grupo siderúrgico argentino Techint. Esta decisión se toma, en general, porque Venezuela hace 10 años decidió tomar las riendas de su destino, y en particular porque de acuerdo con los sindicatos de dichas empresas, los empleados no han cobrado en seis meses por lo que desde el año pasado han solicitado la intervención del Gobierno por ser constantes los retrasos. Se trata de una necesidad del país en general y de los trabajadores de esas empresas en particular. "Estas empresas tienen que estar bajo control obrero; así tiene que ser" expresó Chávez el jueves pasado. Desde ese momento la prensa mas rancia y reaccionaria salio a criticar la decisión. En Venezuela ya la conocemos, primero que no importa qué haga Chávez siempre lo criticarán, y segundo que lo harán más cuando se trate de medidas que tiendan a la radicalización del proceso revolucionario, que afecta directamente sus intereses personales, los cuales siempre se mantuvieron en detrimento de los intereses del pueblo. Nada de sus pataleos nos extraña. Por otro lado la prensa derechista argentina, que últimamente viene copiando mecanismos de la venezolana, la cual sin duda es la peor prensa derechista de toda Latinoamérica; se apresuró en salir a fustigar la decisión del Gobierno Bolivariano y en tratar de marcar las diferencias que podrían generar con el Gobierno argentino, especialmente remarcando la reciente visita de Chávez al país sureño, durante la cual no habló de este tema. El sábado el diario digital argentino infobae.com, perteneciente a Daniel Hadad, un joven zar de los medios más recalcitrantes del país, publicó una nota intitulada "Unánime rechazo de empresarios y banqueros a las nacionalizaciones de Chávez". En ella explica como la Unión Industrial Argentina (UIA), Asociación Empresaria Argentina (AEA) y otras asociaciones y particulares ligados al empresariado nacional, se ven preocupados por la ola de nacionalizaciones que lleva a cabo el presidente de Venezuela, y ven en ellas un peligro para las relaciones comerciales entre ambos países. Dicho sea de paso, los acuerdos de cooperación entre Argentina y Venezuela vienen creciendo a grandes saltos, fortaleciendo el lazo entre ambas naciones. Lo que quizás sea necesario que entiendan los empresarios argentinos, es que para que las relaciones comerciales sean justas es indispendable que Venezuela fortalezca su industria nacional y construya su soberanía. Para una relación bilateral sana es necesario que los países respeten las decisiones económicas al interior de cada nación. En este sentido, los medios de comunicación opositores de ambos extremos de Sudamérica, salieron en seguida a tratar de enfrentar a ambos gobiernos. De todos modos, por el tipo de conflicto, y por la forma en que Chávez encara estas nacionalizaciones, no necesariamente se plantea un problema para las relaciones entre ambos países. Recordemos que luego de aflojes y tironeos el caso de Sidor se resolvió sin mayores inconvenientes para los Kirchner. Vale aclarar que el grupo Techint, mantiene una relación estrecha con el Gobierno argentino. El gobierno Kirchner, desde los tiempos de Néstor, hasta los de la actual Cristina, tiene en Techint su aliado poderoso para encarar su proyecto de reconstrucción de una burguesía nacional. Objetivo que asumió en su discurso desde que llegaron al poder en 2003. Paolo Rocca, presidente de Techint, estuvo presente en varios actos kirchneristas, aplaudió sus medidas económicas, y el grupo económico tiene un trato preferencial con el matrimonio Kirchner. Sin embargo veremos como este grupo económico no responde a una burguesía nacional digna de ser llamada así. Primera reacción del kirchnerismo Este lunes el ministro del Interior argentino, Florencio Randazzo, salió al cruce para fijar una posición del gobierno respecto a las anunciadas nacionalizaciones, ante los reclamos de los grupos empresarios que exigen al gobierno intervenir para revertir la situación. Randazzo aseguró que el Gobierno buscará "un precio justo" para las empresas de Techint. "Por parte del gobierno argentino vamos a poner todo el empeño, absolutamente todo el empeño para que, en caso de concretarse cualquier tipo de estatización, sea a un precio justo, y podamos defender de esta manera todos las inversiones que tienen nuestros empresarios en este país", afirmó Randazzo en declaraciones a una radio argentina. "Nosotros no estamos a favor de las estatizaciones en forma general", dijo Randazzo, y aseguró que en el caso de AySA (Agua y Saneamientos Argentinos S.A) y Aerolíneas Argentinas fueron "decisiones que hemos tenido que tomar porque no teníamos otro camino". El funcionario afirmó que en la última visita del presidente venezolano Hugo Chávez no hablaron del tema, porque "respetamos la decisión de otro país". Asimismo, recordó que en la conferencia de prensa en Casa de Gobierno, el mandatario venezolano aseguró que continuará con las "estatizaciones de áreas estratégicas" Estas declaraciones pueden tergiversarse, pueden parecer algo ambiguas. Lo que pasa es que el gobierno argentino desea mantener las relaciones en buen estado tanto con el grupo económico como con el Gobierno Bolivariano, vínculos asentados en diferentes intereses que no quiere ver afectados. Sin embargo sientan una posición clara de un gobierno que no aboga por las estatizaciones a nivel general, ya que no se trata de su proyecto que no es ni tan radical ni socialista como el de Chávez; pero marca una postura de respeto de las decisiones internas de sus países aliados. Argentina no fustigó a Chávez por no anunciarles primero estas medidas, porque sí anunció que continuaría con las estatizaciones, y luego porque se trata de políticas que responden a problemáticas internas del país, en las cuales se ven involucrados capitales extranjeros, pero no dejan de ser conflictos que se dan al interior del territorio nacional y soberano de Venezuela. ¿Que hay en las entrañas de Techint? Resulta interesante conocer un poco más en profundidad al Grupo Techint, su rol en la historia industrial argentina y su papel adaptativo al modelo de turno, siempre manteniéndose cercanos al poder. Conozcamos quienes son estos personajes que Chávez está sacando poco a poco de Venezuela. La familia Rocca siempre se mantuvo cerca del poder político. Agostino, el fundador del imperio, trajo de Italia al terminar la Segunda Guerra Mundial su título de ingeniero y el sello de una empresa embrionaria, la Compagnia Tecnica Internazionale. En 1954 Techint abrió en las afueras de Buenos Aires su primera fábrica de tubos de acero sin costura, que prosperó al calor de la promoción estatal. El gran salto del grupo se dio en los años 70 y principios de los 80 (años de la más sangrienta y genocida dictadura militar, que no solo desapareció a toda una generación de luchadores sino que desguazó a un estado que supo contar con una industria nacional fuerte). La dictadura militar los ayudó, como a la mayoría de las empresas nacionales y multinacionales, a disciplinar a sus obreros. La UOM (Unión Obrera Metalúrgica) denunció la desaparición de decenas de afiliados y hasta la presencia de escuadrones militares armados en sus asambleas. Cuando el ministro de economía Domingo Cavallo estatizó la deuda externa privada antes de la vuelta de la democracia, cerca de un tercio del total pertenecía a los Rocca. Así el pueblo pagó y sigue pagando las deudas privadas de esta familia. En 1992, años del neoliberalismo más acérrimo de la mano de Menem quien privatizó la mitad del país vendiéndolo a precios irrisorios, los Rocca se alzaron con la privatización de Somisa. El desmantelamiento de la industria siderúrgica estatal de esos años les permitió concentrar gran parte de la producción y convertirse en una empresa de nivel internacional. Así comenzó su expansión en el exterior y se consolidaron sus exportaciones. Forman entonces el grupo Tenaris que constituye la principal productora mundial de tubos sin costura. Ya con Kirchner en el poder Techint expandió sus negocios en la obra pública y se consolidó como un gigante siderúrgico en el mundo. Sin embargo, hilando más fino, esta empresa nacional argentina no resulta ser el mejor ejemplo de burguesía nacional. Techint ha pasado a ser un Holding internacional con base en Luxemburgo. El Centro de decisión de sus negocios ha dejado de ser Buenos Aires. Basta con entrar en el sitio de Techint Group para conocer por ejemplo, las inversiones del grupo en lugares tan distantes como Taschkent en la Federación Rusa, en la India, en Egipto, o en los Estados Unidos. El Techint Group ha sido absorbida en gran parte por el grupo financiero y bancario que otorgó los créditos y el grupo monopólico que controla el acero en Europa. Sus accionistas de nacionalidad argentina se reducen a los descendientes de la familia Rocca original. Además se trata de una empresa que creció a costa del estado argentino y no con él, pero siempre con la avenencia de sus gobiernos de turno, que tampoco se caracterizaron nunca por ser abogados de lo nacional. Esta empresa acumuló su capital captando el ahorro nacional y mediante inversiones del Estado argentino. Techint, ganó hasta ahora, todo lo que Argentina perdió de ganar desde que desguazó el Estado, desde que privatizó Somisa y desde que las empresas siderúrgicas privadas cayeron al final bajo el control de ella. Salvar al pueblo venezolano de un ejemplar del capitalismo más salvaje En enero de este año, la metalúrgica Siderar del grupo Techint despidió a mil trabajadores. Esta acción obedecía a la decisión de postergar parte de su plan de inversiones en medio de la crisis internacional. Este es sólo uno de los tantos casos, pero deja expuesto así lo inestable que resulta este grupo ante la actual crisis económica. En este caso intervino el Gobierno argentino, quien a través del Ministerio de Trabajo dictaminó la conciliación obligatoria en el conflicto evitando que se concreten los mil despidos que habían sido anunciados por la empresa del grupo Techint. Esta medida resulta un parche a una situacíon que puede volver a explotar en cualquier momento y por cualquier lado. Que el Gobierno Bolivariano tome en sus manos la riendas de estas empresas y el destino de todos sus trabajadores, además de formar parte de una política que hará de Venezuela la potencia que se encamina a ser, constituye un paso fundamental para la tranquilidad de esta industria en el país y del futuro de los obreros, que no quedarán a la deriva de los vaivenes de un grupo económico, quien siempre hará prevalecer sus interes individuales y responderá ante los altibajos de la crisis internacional en su propio beneficio y no en favor de los intereses del pueblo.

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