Hernán Mena Cifuentes
Los dirigentes de Estados Unidos y sus aliados europeos, cabalgan en sus potros desbocados hacia Irán como apocalípticos jinetes, amenazando con destruirlo, en una nueva aventura bélica como las que hoy enlutan a Irak y Afganistán, y que podría conducir al mundo a un Holocausto, al ignorar las voces de la razón del presidente de la Agencia Internacional de Energía Atómica, de Rusia y de China y de la conciencia planetaria en general, que claman por la paz, al recordarles que la guerra y su violencia no es la solución a los conflictos. Las declaraciones de los voceros oficiales de las potencias occidentales son parte de la iracunda y prepotente respuesta de Washington, París, La Haya y Bruselas, a la firme decisión de Teherán de proseguir con su programa de desarrollo nuclear con propósitos pacíficos que adelanta, desde hace varios años, contra la voluntad del gobierno estadounidense y sus aliados que lo rechazan y acusan al país persa de que tiene como propósito el fabricar artefactos nucleares, sospecha que no comparte la Comisión Internacional de Energía Atómica que supervisa el proyecto iraní. La primera de la reciente fase de amenazas de guerra emitidas por las potencias occidentales en los últimos días en el marco del clima de, advertencias y hostigamiento generado en los últimos años contra Teherán, caracterizado por la presencia de una poderosa flota de portaviones yanquis en el golfo Pérsico, la revelación de planes de invasión y bombardeos “quirúrgicos” a las instalaciones nucleares del país y de maniobras desestabilizadoras internas y externas, provino de Francia, cuyo canciller, Bernard Kouchner amenazó con la guerra a Irán. “Debemos prepararnos para lo peor”, manifestó Kouchner esta semana durante una entrevista televisiva y radial y, de inmediato, en tono amenazante, en arranque de ira e irresponsabilidad, se pronunció, arrogante y huérfano del lenguaje diplomático que corresponde a un canciller, en un tema tan delicado como escabroso, por las graves implicaciones que podría generar una declaración de ese tipo, exclamando en un solemne acto de estupidez: “Y lo peor, señores, es la guerra.” La insolente afirmación del canciller galo, obligó a Hervé Morín, titular de la Defensa de Francia, a tratar de apaciguar la unánime reacción mundial de rechazo e indignación que levantaron sus palabras y, con una declaración nada convincentes, intentó “remendar el capote” desgarrado por las infortunadas palabras del ministro de Exteriores en un “cantinflérico” discurso hecho en un programa de televisión desde París. “Nadie puede pensar por un momento -dijo- que estamos imaginando y preparando planes militares contra Irán y que lo que pretendió con su declaración el canciller fue, “alertar sobre la necesidad de hacer todo lo posible por evitar una grave crisis en esa región del mundo y, que por tanto había que conversar para llevar a los iraníes a la mesa de negociación” y, mientras él hablaba, Kouchner, quien había viajado a Moscú, declaraba cínicamente en un acto de insulto a la inteligencia de todo ser humano, que lo que dije “en ningún caso se trató de una amenaza, al menos por Francia en relación a Irán y, que se debe hacer todo lo posible para evitar la guerra.” Por su parte, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, responsable y serenamente, respondió de manera breve pero contundente a las declaraciones belicistas del canciller francés, señalando que “no tomaba en serio las declaraciones de Kouchner,” en una actitud muy similar a la que adopta su amigo y aliado el jefe del Estado venezolano, Hugo Chávez Frías, cada vez que un necio lo ataca o descalifica a la Revolución Bolivariana, diciendo que, “águila no caza moscas.” Rusia por su parte, rechazó cualquier acción bélica contra Irán a través de su canciller, Serguei Lavrov, quien, preocupado por las declaraciones de Kouchner, dijo que “si estamos de acuerdo en trabajar colectivamente, en el marco del Consejo de Seguridad de las ONU, ¿cuál es el sentido de unas sanciones unilaterales?, mientras, China, ha expresado su “alarma ante las mismas, lo cual demuestra la gravedad de un situación que pone al mundo ante el riesgo de una nueva guerra, que estaría siendo “cocinada” por Washington y sus aliados. Todo el problema habría quedado reducido a lo que algunos observadores señalaron en principio como un “impasse diplomático aislado y sin mayores consecuencias”, de no haber adquirido características de crisis, tras las infelices declaraciones hechas hace pocas horas por la Secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, promotora de guerras y conflictos en todo el mundo, fiel e incondicional agente de Bush Jr. “su amo blanco”, como la calificó Robert Mugabe. “Todas las opciones están sobre la mesa”, dijo Rice, en clara referencia a la repetida amenaza estadounidense de lanzar una guerra de carácter unilateral contra Irán, en violación del Derecho internacional y de las normas, ONU, como lo hizo en Irak hace más de cuatro años, declaración que hizo pocas horas antes, mientras viajaba este miércoles a Israel y Palestina, en el marco de una gira con miras a endurecer las ilegales acciones represivas económico-políticas que Washington, Tel-Aviv y las potencias europeas occidentales adelantan contra el gobierno de Hamas. Creemos que el camino diplomático puede funcionar, dijo Rice, procurando suavizar la dureza de la amenaza bélica montada sobre el país persa, al cercarlo por aire, tierra y mar, con su flota de portaviones que patrullan el Golfo Pérsico y sus tropas con tanques y cañones desplegados en Irak pero, de inmediato dejó a un lado el tono conciliador de sus palabras, señalando que esa vía “tiene que funcionar con un conjunto de incentivos y un conjunto de “dientes”, para según dijo, poner fin a los planes nucleares de Irán. Por otra parte, sus declaraciones, estuvieron dirigidas a criticar y “regañar” irrespetuosamente a la Agencia Internacional de Energía Atómica y a su presidente, el egipcio Mohamed El-Baradei, a quien ya había acusado de “enlodar el camino hacia Irán”, y en esta vez, muy molesta, criticó el acuerdo logrado por El-Baradei con Irán para responder a preguntas pendientes sobre sus actividades nucleares, diciendo que “el acuerdo distrae la atención de las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU para que Irán suspenda el enriquecimiento de uranio y permita inspecciones mas extensas. El egipcio no se intimidó y, en una clase magistral de moral y ética, trajo a la memoria la guerra que Washington lanzó contra Irak sustentado en la mentira de que Bagdad poseía armas de destrucción masiva, recordándole a los países que se oponen a sus esfuerzos de inspección estrictamente técnica al frente de la AIEA que, “sólo las Naciones Unidas pueden autorizar una operación militar de castigo, deseando al mismo tiempo que se haya aprendido la lección de Irak, donde -dijo- 700 mil civiles han muerto, por la sospecha de que un país poseía el arma atómica.” Es la posición de Mohamed El-Baradei, distinguido con el Premio Nobel de Paz por cumplir una misión investigativa e imparcial, con un espíritu conciliador pero firme, quien enfrenta sin ningún temor la iracunda furia de los jinetes apocalípticos de la guerra, las plagas y la muerte que avanzan en sus corceles desbocados en dirección al país persa, sin detenerse a pensar que, de desatar allí la locura otra aventura bélica como las que lanzaron sobre Irak y Afganistán, estarían cavando sus propias sepulturas. Y no es solo la voz del representante de la AIEA, la que llama a evitar que la mentira y la intransigencia del Imperio y sus aliados se imponga una vez más como ya lo hicieron en Irak generando un genocidio, sino el mundo entero, la verdadera y única voz de la comunidad internacional la que clama por la paz en nombre de la vida y le exige a EEUU, Francia, y otras potencias occidentales que no se arroguen ilegítimamente su nombre para encender las llamas de otra de sus inmorales guerras que solo serviría para desencadenar más muerte y destrucción sobre la tierra.
lunes, 24 de septiembre de 2007
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