martes, 28 de agosto de 2007

“Las viudas del ALCA” no perdonan el éxito del ALBA

Hernán Mena Cifuentes
”Las viudas del ALCA” en Perú, apátridas que lloran su desaparición, frustrados y cegados por el odio, buscan vengar su muerte atacando a la exitosa Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, y ante la ola de protestas que sacuden al país por la aplicación de las políticas neoliberales del FMI que siembran hambre, desempleo y pobreza en el pueblo peruano, pretenden culpar al ALBA, en un intento por ocultar el fracaso de su proyecto basado en el capitalismo salvaje. La más reciente expresión de tan delictual comportamiento tuvo lugar la pasada semana cuando Jorge del Castillo, primer ministro del Perú denunció que hay una injerencia extranjera que pretende desestabilizar al país, acusando de esa intrusión al presidente venezolano, creador del ALBA, al presentar como prueba de ello, la existencia en la ciudad de Puno, de una oficina de ese proyecto integrador latinoamericano. Horas antes, y en lo que a todas luces se presenta como una campaña oficial expresamente dirigida a descalificar a la Alternativa Bolivariana para América Latina, el ministro de relaciones exteriores de Perú, José García Belaunde, tuvo la osadía de mentir cínicamente al calificar al ALBA, como algo inexistente, al manifestar que “el ALBA no existe, es una entelequia, es un papel membretado”, dijo. La respuesta digna y firme frente a esa falacia no se hizo esperar y fue Nicolás Maduro, el canciller venezolano, quien manifestó que “hemos visto unas declaraciones infelices del canciller del Perú y se suman a las declaraciones del señor Del Castillo, presidente del Consejo de Ministros. Creemos que el gobierno del Perú tiene que definirse, ellos estuvieron meses persiguiéndonos en todos los foros internacionales para rogarnos que restableciéramos las relaciones con ellos. Deben definir qué quieren, si quieren relaciones de respeto y cooperación en condiciones de igualdad o sencillamente si van a tomar el camino de tirapiedrismo, el abuso y la arremetida”, señaló Maduro. Lo que sucede es que ambos pretenden distraer en vano la atención del pueblo peruano, del desastre económico y social en el que está sumido su país tras la implementación de las recetas del Fondo Monetario Internacional, enmarcadas en el neoliberalismo salvaje, el mismo que hace pocos años arrastró a la ruina a otras naciones latinoamericanas que hoy se recuperan de sus nefastos efectos, precisamente a través del ALBA, y de otros procesos de integración liderados por el presidente Chávez Frías. Y es que el fracaso del gobierno peruano tiene como causa la realidad que exhibe el nuevo mapa político y social de América Latina y el Caribe, con gobernantes progresistas y pueblos como el peruano que han adquirido conciencia de sus derechos, de allí que resultado una misión imposible rescatar el modelo neoliberal que el Imperio y sus aliados, los gobiernos conservadores y oligarquías criollas han pretendido reinstaurar en el país y otros naciones de la región tras la muerte del ALCA. Su acción se ha circunscrito a suscribir acuerdos con el FMI como paso a seguir para la firma de convenios bilaterales como los TLC, “Alquitas” o “Mini ALCAS” en contra de la voluntad de sus pueblos que los rechazan como está sucediendo en Perú, donde el pueblo se ha rebelado acuciado por el hambre y la miseria que han significado la aplicación de las recetas del Fondo Monetario Internacional, que solo han beneficiado a los poderosos de la clase rica peruana y las transnacionales extranjeras. Porque lo que ha hecho el actual gobierno del Perú, es continuar con la misma receta de hambre, miseria y desempleo aplicada por el gobierno anterior de Alejandro Toledo, un ex funcionario del FMI un aborigen que para ser electo presidente, traicionó a su pueblo con promesas que jamás cumplió, por lo que miles de desempleados, trabajadores, estudiantes y profesionales muchas veces se lanzaron a las calles en protesta, como ahora lo hacen miles más contra el gobierno de su sucesor, Alan García. Desde el pasado miércoles 11, tanto en Lima como en el histórico Cuzco y el resto de las ciudades y pueblos del Perú, tienen lugar en el marco de una huelga general, masivas protestas por parte de obreros, campesinos, maestros y profesionales que han dejado saldo de una veintena de muertos, decenas de heridos y centenares de detenidos por parte de la policía y del ejercito peruano que han sido lanzado a las calles para reprimir las multitudinarias marchas populares que enfrenta el presidente García a solo pocos días de cumplirse el primer año de su mandato. Sostienen los dirigentes de la huelga algo que es del dominio de la opinión pública peruana e internacional, como es el hecho de que el gobierno de Alan García no ha cumplido sus promesas debido a que está atado a las condiciones impuestas por el FMI. “Los cambios por los que votaron los peruanos, no son honrados por este gobierno. Hay continuismo en la política laboral del fujimorismo y sigue el modelo neoliberal en materia económica. La economía peruana sigue en crecimiento, pero para unos pocos, mientras la mayoría de peruanos sigue sufriendo pobreza”, dijo en una de sus intervenciones Mario Huamán, Presidente de la Confederación de Trabajadores del Perú. La afirmación de Huamán es compartida por Carlos Toche, destacado sociólogo peruano, miembro del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, quien manifestó que “Perú ha experimentado desde años atrás un crecimiento económico muy importante que no se traduce en el bienestar para la gran mayoría.” Si el descontento de las masas se debe al hambre y miseria a que es sometida la gran mayoría del pueblo, mientras una minoría de privilegiados disfruta de las riquezas que ella genera, cómo pueden entonces dos funcionarios peruanos como Jorge del Castillo, José García Belaunde proferir tan cínicas como groseras mentiras sin tomar en cuenta la contradicción en la cual caen. Ambas afirmaciones parecen provenir de mentes desquiciadas y no de personas dotadas de amplia capacidad intelectual como corresponde a las figuras de un canciller y un primer ministro, porque, mientras Del Castillo afirma que desde la oficina del ALBA se desestabiliza al país, culpando de injerencia al gobierno de Hugo Chávez Frías, el segundo asegura que “El ALBA no existe, que es una entelequia, un papel membretado.” Entonces, ¿En que quedamos? ¿existe el ALBA o no existe? Por supuesto que sí existe, porque no es una entelequia, como afirma el canciller Belaunde, ni tampoco se dedica a conspirar y desestabilizar gobiernos como asegura el premier Del Castillo, sino para integrar a América Latina y el Caribe, como ya está ocurriendo con la unidad de cuatro pueblos y sus gobiernos, como son los de Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua a los que mas temprano que tarde se habrán de unir otros mas de la región. Porque viendo como avanza el ALBA construyendo puentes de solidaridad entre esos pueblos, aquellos que aún no se han integrado al proyecto, comienzan a despertar del letargo en que estuvieron sumidos durante siglos, víctimas de la explotación de imperio y de las oligarquías criollas que para dominarlos los sometieron a la ignorancia, la enfermedad, el hambre y la pobreza. Porque los convenios suscritos por los países miembros del ALBA van más allá de la mezquindad de las leoninas cláusulas incluidas en los acuerdos que suscriben el Banco Mundial, el FMI y demás agentes financieros del Imperio yanqui, que bajo el modelo del neoliberalismo salvaje mantuvieron bajo su dominio a la región, cuyo pueblo marcha hoy hacia su liberación de la mano del ALBA y de instituciones como el Banco del Sur, otro proyecto integrador creado por Chávez. Y es que el Alba es el espejo en el que hoy se mira el pueblo peruano y demás pueblos de la región con deseos de incorporarse al proyecto integracionista, pero hay gobiernos que pretenden traicionarlos manteniéndolos aislados, y tratando de suscribir con su amo imperial, TLC; o mini alcas depredadores de sus recursos. Porque el ALBA es una realidad palpable y no una entelequia. Mucho menos un intento desestabilizador y subversivo como lo calificaron un par de mentirosos, sino un proyecto que persigue la integración de América Latina y el Caribe, para impedir de una vez por todas que el Imperio y sus lacayos sigan depredando además de sus riquezas, su dignidad y su soberanía.

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