Borges lo dijo con afligida sinceridad:
sin calle, el apoyo internacional no funciona. Y la calle le dio la
razón: no atendió el llamado a la marcha sabatina. Desde 2002 es así. La
oposición primero se puso en manos de medios y ONG que salen buchones
de cada fracaso. Ahora pone todos los huevos en una sola canasta: la
presión de la derecha internacional, es decir, el imperio y sus
cachorros. Solo que Miraflores no queda en la Pennsylvania Avenue de
Washington, sino en la Urdaneta.
miércoles, 5 de abril de 2017
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