viernes, 5 de agosto de 2016

El sistema quiere imponer a Hillary en la Presidencia

Vicky Peláez.


Estados Unidos es uno de los países más contradictorios, depresivos y convulsivos de cualquier otro que exista en el mundo (El premio Nobel de Literatura, Sinclair Lewis, 1885-1951).
Si algún especialista en elecciones presidenciales hubiera pronosticado, apenas tres meses atrás, que el 'bufón' Donald Trump sería nominado como el candidato del Partido Republicano y que la mimada de Wall Street, Hillary Clinton, ganaría la nominación demócrata a través de una votación fraudulenta, prácticamente nadie lo hubiera creído, con la poca excepción de Michael Moore, que estaba seguro de que Trump ganaría la candidatura republicana. Sin embargo, así sucedió y la lucha verbal entre los dos candidatos se hace cada vez más hostil y belicosa.
Donald Trump, en una reciente reunión en Pennsylvania, llamó a Hillary Clinton la "princesa de la oscuridad" que tiene un pacto con el "diablo". Igualmente, acusó al excandidato demócrata Bernie Sanders de "aliarse con el diablo al apoyar la candidatura de Clinton" en la Convención Nacional del Partido Demócrata. Hillary Clinton, llamada popularmente la "chica de oro de Wall Street", desde hace tiempo acusa a Trump de ser el 'Manchurian Candidate' de Putin (película de 1962 sobre un senador de Nueva York manipulado para convertirse en candidato a la vicepresidencia), "agente de Putin", etc., simplemente porque Trump afirma queEEUU no necesita confrontación con Rusia, sino el diálogo.
Seguramente, la retórica va a subir de tono a medida que aparecen informes sobre el fraude cometido durante la nominación de Hillary Clinton. Recientemente, la Coalición por la Integridad del Proceso Electoral norteamericano, Election Justice USA, formada por expertos, abogados, periodistas y estadistas publicó el informe Democracy Lost (Democracia Perdida), probando que el verdadero ganador de las primarias demócratas era Bernie Sanders y no Hillary Clinton. Los autores de este informe acusaron a la Convención Nacional Democrata de la "supresión dirigida de votantes", "manipulación de registro", "purgas ilegales de votantes", "discrepancias en los resultados de la votación", "manipulación de las máquinas de votar" y "falta de seguridad durante la emisión del voto". Según la conclusión de Election Justice USA, el senador Bernie Sanders perdió debido a las irregularidades y los casos de fraude unos 184 delegados en las elecciones primarias. El informe afirma que precisamente este número de delegados le hubiera dado la ventaja decisiva en la nominación.
Por alguna razón todavía desconocida, Bernie Sanders, que durante su campaña electoral acusaba frecuentemente a Hillary de traición a los electores demócratas y su alianza con los banqueros, de repente cambió de opinión y decidió apoyarla como candidata presidencial por el Partido Demócrata. También el socialista Sanders olvidó sus ataques contra el candidato de Clinton a la vicepresidencia, el senador Tim Kaine, a quien acusó de ser un halcón neoliberal al servicio de las transnacionales y un cabildero del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Resulta que hubo tanta presión sobre el promotor de la 'Revolución Pacífica' para crear un país más justo, durante la Convención Demócrata en Filadelfia, utilizando burlas, actos de intimidación, conjuras para frenarlo, tanto que el viejo luchador no resistió y tiró la toalla. Todo esto sucedió a pesar de que Sanders ganó las primarias en 22 estados, obteniendo casi el 50% de delegados.
Ahora Hillary Clinton tiene el camino despejado en su marcha hacia las elecciones presidenciales. La candidata demócrata es parte del actual sistema globalizado establecido y tiene toda la confianza y el apoyo del complejo militar-industrial, el financiero, el de los medios de comunicación, el agroindustrial, el farmacéutico. The Wall Street Journal reveló que Hillary recibió solamente de los fondos de riesgo (hedge funds) 485 millones de dólares para su campaña electoral, mientras Trump recaudó 19.000 dólares de este sector financiero. El capital total de la Fundación Clinton es alrededor de 2.000 millones de dólares.
Sin embargo, los 1.700 emails, del total de 30.000 existentes, que publicó Julian Assange en WikiLeaks, hicieron un daño a la imagen de la candidata, mostrando que Hillary participó activamente en la destrucción de Libia en 2011 y es responsable de la transferencia de armas a las organizaciones terroristas como Al Qaeda y el Estado Islámico (EI). También ella misma reconoció hace dos años que fue una de las creadoras de estas organizaciones. Los emails del Departamento de Estado describen que ella observó con una sonrisa el linchamiento y sodomización de Gadafi, exclamando "¡WoW!" y, soltando una risotada, como sentencia dijo: "Vinimos, vimos y él murió". Hay muchos más datos y testimonios que muestran a Hillary Clinton como una lideresa que actúa por encima de la ley, que su única meta es ganar cueste lo que cueste y que es un animal político que fácilmente cambia de opinión de acuerdo a las concretas circunstancias, situaciones y conveniencias del momento.
Lo que en realidad aspira y promete Hillary Clinton es hacer cambios dentro del sistema norteamericano para adecuarlo al actual proceso globalizado. Pero lo que quieren los votantes y, en especial, los norteamericanos menores de 45 años de edad, es el cambio del sistema. En esta tarea, Donald Trump está mejor situado para posiblemente ser elegido el próximo presidente norteamericano. Sus razones son simples, pues considera que Norteamérica está en una situación grave debido al malgasto de recursos para el dominio del mundo mientras que en su país hay 7,58 millones de habitantes en edad productiva que no tiene trabajo.
De acuerdo al departamento de Seguridad Social, el 62% de los estadounidenses tiene menos de 1.000 dólares en ahorros y el 51% de los que trabajan recibe menos de 30.000 dólares al año.
La Reserva Federal divulgó también los datos que muestran que el 47% de los ciudadanos no puede pagar unos 400 dólares por una visita no programada al hospital debido a una emergencia sin vender algo o pedir a alguien que les preste esta cantidad. Entonces, Donald Trump se está apoyando en este sector de la población que trata de sobrevivir con un cheque semanal. La mayoría son trabajadores y empleados blancos endeudados, deprimidos y enojados, sin estudios universitarios y que viven en el cinturón industrial del país. Quieren un cambio y Trump les ofrece sin muchos detalles el cambio al estilo de Reagan para "devolver la grandeza a América".
La mayoría de las compañías encuestadoras como Predict, que están alineadas con el sistema, otorga a Clinton un 66% de opciones de ganar las elecciones. Las otras, como RealClearPolitics, el periódico The Huffington Post dan preferencia a Trump, considerando que Donald podría vencer a Hillary con un 87%. El prestigioso columnista de Asia Times, Pepe Escobar, considera que un 63% de los norteamericanos no tiene confianza en Hillary Clinton. Hasta el medio hermano de Barack Obama, Malik Obama, declaró que apoyaría al candidato republicano porque "parece ser un hombre directo" y consideró que la Convención Nacional del Partido Demócrata que nominó a Clinton fue una reunión "decepcionante e hipócrita".
Lo más curioso fue que el famoso documentalista norteamericano Michael Moore, reconocido por 'Bowling for Columbine', 'Fahrenheit 9/11' y 'Sicko', publicó un ensayo en su página web titulado '5 Razones por las que Trump ganará las Elecciones' ('5 Reasons why Trump will win').
Al iniciar su estudio, Moore afirmó: "Les dije que Trump ganaría la candidatura republicana y ahora tengo que darles una noticia aún más terrible y deprimente: Donald J. Trump ganará en noviembre. Este desgraciado, ignorante, payaso a tiempo parcial y completamente psicópata va a ser nuestro próximo presidente".
En la percepción de Moore, los norteamericanos no tienen otra oportunidad que Trump, porque Hillary seguiría la desastrosa política de Obama y ya es hora para los ciudadanos de dejar su inocencia al estilo de los habitantes de Niza que gritaban al terrorista que atropellaba implacablemente a la gente con su camión: "Cuidado, hay gente en la vereda". Digan lo que digan de Trump, él sobrepasó a 16 candidatos presidenciales que trataron de eliminarlo y ganó en 56 primarias. Trump, sin duda alguna ganaría en Michigan, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin, cuya economía fue destruida por el tratado NAFTA, firmado en 1994 y apoyado igual que el TPP por Hillary Clinton. Donald advirtió claramente a los dueños de Ford Motor en Michigan que si ellos transfieran su ensambladora a México, como ya lo planificaron, él impondría un arancel de 35% a cualquier carro importado de México a EEUU.
Para Michael Moore, "el enojo de los votantes con el sistema hará que la gente vote por Trump aunque no estén de acuerdo con Trump en todo, no porque les guste su fanatismo o egocentrismo, sino simplemente porque pueden hacerlo".
También el autor del ensayo dice que la gente está cansada de guerras y Hillary es partidaria de conflictos armados. Tampoco los simpatizantes de Bernie Sanders votarían por Clinton o Trump. Para el cineasta, el candidato republicano tiene el apoyo de los votantes que no quieren ver a una mujer dirigir la nación y en especial una lideresa con tendencias de un halcón de guerra.
Los asesores de Clinton la programaron para mostrar su faceta de una 'mujer de hierro' intransigente con los enemigos de EEUU, a los que eleva a esta categoría debido a los intereses económicos de los globalizadores 'iluminados' al servicio del 0,1% de los más ricos y poderosos del planeta. Así hicieron con Rusia y su líder Putin, porque no pueden convertirlo en "un caballo que se puede montar", como hace mucho tiempo Bush padre dijo de Yeltsin. El resto es invento, distorsión para convencer a los zombis norteamericanos y extranjeros que "Putin es un Hitler contemporáneo", como suele decir Hillary Clinton, pese a que el mandatario ruso tiene un 87% de aceptación en su país y se podría decir que es el presidente más popular en el mundo.
El problema es muy simple. Lo que quieren todos los líderes norteamericanos es doblegar y balcanizar a Rusia para tener un irrestricto control de su 37% de todos los recursos naturales del mundo, que posee el país valorados en unos 75 millones de millones de dólares. EEUU no tiene esta riqueza, pues sus recursos naturales tienen el valor de 45 millones de millones de dólares, de los cuales 30 millones de millones están relacionados con la industria de carbón que está en estado deprimente. De allí vienen las declaraciones de Hillary Clinton que no es justo que Rusia no esté compartiendo estos recursos con el resto del mundo y en especial con EEUU. Como Rusia no reacciona a los "consejos" de Washington, entonces vienen todo tipo de acusaciones, sanciones y amenazas contra Moscú.
No se sabe cómo reaccionará Trump en la arena internacional si es que es elegido presidente. Por el momento muestra pragmatismo, pero no se sabe los límites que le impondrá el actual sistema norteamericano de poder y si el poder 'invisible' le permitirá desmantelar la OTAN y acercarse a Rusia. En el sistema capitalista, los políticos son parte del mercado que nunca es libre, son su mercadería y cada decisión de un líder tiene un precio que también puede ser fatal. Mataron a John F. Kennedy (1963) por tratar de salir de la agenda del sistema. Ross Perot, un millonario, renunció sorpresivamente a su candidatura presidencial en 1996. El 3 de noviembre de 1992, declaró Perot: "somos locos, pero somos millones de locos, cuya votación sorprendería a todos".
Aquel año, los "locos" no sorprendieron a EEUU, porque el sistema financiero dominado por Wall Street y la Reserva Federal impuso a Bill Clinton como el presidente que necesitaban para acelerar el proceso de globalización para garantizar la supremacía de EEUU en el mundo. Ahora, Hillary Clinton es la 'chica de oro' de Wall Street y mimada de la Reserva Federal.
¿Podrán los deprimidos, endeudados, enojados con su situación económica vencer al sistema financiero norteamericano y elegir a Donald Trump como su presidente? Nadie lo sabe, faltan un poco más de tres meses para tener la respuesta.

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