Amaranta Rojas
No pretendo ahora dármela de pitonisa y pronosticar cómo estará Caracas y
el resto del país el 1-S en horas de la tarde. No pretendo escalar
montaña por ese lado.
Pienso más bien, cómo esta idea de la MUD, podemos verla en forma similar a esa historia hecha canción por Roberto Carlos de cóncavo y convexo. La llamada “”toma de Caracas”, que luce como un trapo un poco naranja, que es uno de los colores de VP, tiene también un tono amarillo y blanco que coloca esta película como una versión del 11-A, pero con una ligera diferencia, respecto al 11-A y el 13-A.
El 11-A, la extinta coordinadora democrática tenía fuerza y movilizaba esa fuerza. Acumuló esa fuerza y cuando creyó que estaban dadas las condiciones, programó la marcha con un objetivo que sólo era manejado y controlado por la macolla de esa antigua MUD. Todo debidamente calculado
Tomada la temperatura del momento y viendo que la situación estaba caliente, soltaron sus demonios y pasó lo que ya sabemos. El chavismo no estaba en su mejor momento, pero movía su fuerza y en un determinado momento; la fuerza de la antigua MUD coronó.
Vino el decreto Carmona y unas horas más tarde, se sintió ese caudal de pueblo que despertó por Chávez. Luego fueron apareciendo en la escena los que corrían saliendo de Miraflores y lo que regresaban también corriendo para ocupar las instituciones que el breve mandato de Carmona había liquidado.
Uno supone que la “toma de Caracas” tiene claramente definido varios propósitos, pero a diferencia del 11-A, en este momento, la situación para la MUD no está tan clara para manejarse con un escenario e irse a Miraflores. Hoy creo yo, la situación política está más complicada que la del 11-A, pero la MUD no tiene capitalizado el descontento.
Va por eso pero sin ninguna seguridad, pero con el arma de la violencia en la mano a ver como se desarrollan las situaciones. Pretende si oxigenarse, porque estando la situación verdaderamente complicada, la MUD no logra superar su condición de fuerza cuyo único nutriente es el antichavismo. Más allá de esa circunstancia, La MUD no cuaja nada. Juega a los dados y en el mejor de los casos, La MUD intenta que el descontento se incline hacia a ellos, como si esto fuera una operación política sin política.
Creo además, que con esta “toma de Caracas” al PSUV hasta ahora no le ha ido mal. Tiene así la opción de meterse una sobredosis de polarizante que puede darle un aire para mantener las expectativas. La MUD sin banderas, sin pueblo, con un discurso violento y sin propuestas de cara al pueblo; la “toma de Caracas” le puede quedar como una guarimba más. Por supuesto, están apostando con los medios y con mucho financiamiento.
La “toma de Caracas”, luce hasta ahora como un antojo de la MUD. No va más allá de lo que es una fuerza vacía. Si todo como se ve, apunta hacia una guarimba, los líderes del PSUV pudieran estar reproduciéndose mentalmente en horas de la tarde de este 1-S, parte de la canción de Roberto Carlos que dice así: “ Nuestro amor es así,/para ti, para mi/como una recta/nuestras curvan se hallan/nuestras formas se entallan en medida perfectas.
Pienso más bien, cómo esta idea de la MUD, podemos verla en forma similar a esa historia hecha canción por Roberto Carlos de cóncavo y convexo. La llamada “”toma de Caracas”, que luce como un trapo un poco naranja, que es uno de los colores de VP, tiene también un tono amarillo y blanco que coloca esta película como una versión del 11-A, pero con una ligera diferencia, respecto al 11-A y el 13-A.
El 11-A, la extinta coordinadora democrática tenía fuerza y movilizaba esa fuerza. Acumuló esa fuerza y cuando creyó que estaban dadas las condiciones, programó la marcha con un objetivo que sólo era manejado y controlado por la macolla de esa antigua MUD. Todo debidamente calculado
Tomada la temperatura del momento y viendo que la situación estaba caliente, soltaron sus demonios y pasó lo que ya sabemos. El chavismo no estaba en su mejor momento, pero movía su fuerza y en un determinado momento; la fuerza de la antigua MUD coronó.
Vino el decreto Carmona y unas horas más tarde, se sintió ese caudal de pueblo que despertó por Chávez. Luego fueron apareciendo en la escena los que corrían saliendo de Miraflores y lo que regresaban también corriendo para ocupar las instituciones que el breve mandato de Carmona había liquidado.
Uno supone que la “toma de Caracas” tiene claramente definido varios propósitos, pero a diferencia del 11-A, en este momento, la situación para la MUD no está tan clara para manejarse con un escenario e irse a Miraflores. Hoy creo yo, la situación política está más complicada que la del 11-A, pero la MUD no tiene capitalizado el descontento.
Va por eso pero sin ninguna seguridad, pero con el arma de la violencia en la mano a ver como se desarrollan las situaciones. Pretende si oxigenarse, porque estando la situación verdaderamente complicada, la MUD no logra superar su condición de fuerza cuyo único nutriente es el antichavismo. Más allá de esa circunstancia, La MUD no cuaja nada. Juega a los dados y en el mejor de los casos, La MUD intenta que el descontento se incline hacia a ellos, como si esto fuera una operación política sin política.
Creo además, que con esta “toma de Caracas” al PSUV hasta ahora no le ha ido mal. Tiene así la opción de meterse una sobredosis de polarizante que puede darle un aire para mantener las expectativas. La MUD sin banderas, sin pueblo, con un discurso violento y sin propuestas de cara al pueblo; la “toma de Caracas” le puede quedar como una guarimba más. Por supuesto, están apostando con los medios y con mucho financiamiento.
La “toma de Caracas”, luce hasta ahora como un antojo de la MUD. No va más allá de lo que es una fuerza vacía. Si todo como se ve, apunta hacia una guarimba, los líderes del PSUV pudieran estar reproduciéndose mentalmente en horas de la tarde de este 1-S, parte de la canción de Roberto Carlos que dice así: “ Nuestro amor es así,/para ti, para mi/como una recta/nuestras curvan se hallan/nuestras formas se entallan en medida perfectas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario