MARYCLEN STELLING
Dos caminos se van dibujando en el futuro del país. Se promueve el
comportamiento electoral y democrático frente a las parlamentarias del
6-D. Mientras, desde otros espacios se visualizan salidas violentas a la
“crisis que enfrenta Venezuela”.
Abocadas las
encuestadoras a indagar en torno a los principales problemas que sufre
la ciudadanía, concluyen que el país se enfrenta a dos “grandes piedras
que hunden la gestión de Maduro y la intención de voto por el
oficialismo: la escasez y la criminalidad”. En cuanto a las preferencias
políticas, los sondeos arrojan el “descenso sostenido que experimenta
la popularidad del chavismo”. Igualmente destacan un “sector creciente
de la población” a la búsqueda de “alternativas electorales diferentes a
la oposición y al Gobierno”.
En determinados
medios y redes sociales, en voz baja y no tanto, se pronostica un nuevo
sacudón, el cual, de acuerdo a la magnitud pronosticada, ha sido
denominado el “venezuelanazo”. Se alega que el país se encuentra peor
que cuando se dio el caracazo para concluir que, por mucho menos de eso,
“Chávez dio el golpe”. No faltan quienes dibujan una alta probabilidad
de escenario de golpe de Estado, afirmando que el detonante será la
conmoción social que incluiría saqueos a comercios y personas.
Vaticinando que un gobierno intolerante y cerrado se aferraría al poder
sin tener control de la situación.
Desde esta
perspectiva, sectores y medios de oposición se hacen eco del informe más
reciente de Crisis Group: “Venezuela: un desastre evitable”. Concluye
tal análisis en “una posible grave crisis humanitaria con un impacto
sísmico en la política y la sociedad, si no se resuelven los problemas
del país: descenso de los ingresos reales, marcada escasez de alimentos y
medicamentos e inseguridad”. Elementos que confluyen con “la falta de
diálogo político”, por lo que dramáticamente llaman a los países de la
región a involucrarse activamente en la búsqueda de soluciones.
Panorama
que ciertos medios completan con constantes informaciones sobre
aumentos y costo de la vida; escasez e inflación; sequía de divisas e
inventarios que se agotan; fármacos y medicamentos que niegan a personas
con determinadas enfermedades; altos precios que afectan los hábitos
alimenticios…
¿Quién da más?
maryclens@yahoo.com
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