lunes, 10 de agosto de 2015

¡Fin de mundo!

Mercedes Chacín

Con la sexodiversidad pasa como con el racismo, somos mente abierta hasta que: el negro o la negra pretende entrar a tu blanca, inmaculada, racista y conservadora familia. Hasta que te imaginas a la nieta (o al nieto) negrita. O hasta que piensas, poniéndote las manos en la cabeza, que tendrá el “pelomalo” y sufrirá con desrices y baños de crema.
Ha sido un secreto a voces que el conservadurismo religioso ha impedido el avance de los derechos en materia legal de la comunidad sexodiversa en Venezuela.
En 1980, Rubén Blades y Willie Colón grabaron un clásico de la salsa: Maestra Vida. Fueron dos volúmenes llenos de barrio, de salsa, de felicidad, de erotismo, de rumba. En el primer volumen o Larga Duración (así los oí yo por primera vez, en acetato, cédula al piso) hay una canción llamada El Nacimiento de Ramiro, que expresa la alegría de un padre por la llegada del primogénito. Ahí escuchamos en medio de una algarabía, esto: “Y cuando crezca, ¿qué será, qué será, qué será, que será/ ¿Será acaso un pelotero como Aparicio o Clemente, ídolo de su gente y gloria para el beisbol?/ O a lo mejor sale un genio en matemáticas, un inventor, un gran sonero y ¡cuidao’ que hasta doctor!/ Y eso sí señor, lo pido en tu nombre, que no me salga marica, que no me salga ladrón/ Que, aunque sé que he hecho mis trampas, trataré de darle todo, lo que nunca tuve yo”. De eso han pasado 35 años y Rubén ya no dice eso cuando canta esa canción en sus conciertos. Pero grabado se quedó y, por alguna razón, sigue impresionándome.
Eso está grabado al igual que las imágenes que pudimos ver de un grupo religioso que salió a marchar libremente por las calles de Caracas y esto fue lo que leímos o escuchamos: “El Matrimonio Igualitario es una aberración satánica”; “Dios quiere Familias Sanas”; “Si un nieto me sale gay, moriré en oración hasta que lo reprenda”; “Pedimos a los homosexuales que se arrepientan y pidan perdón a Cristo”; “Los homosexuales viven en el mar de las tinieblas, no les ha resplandecido Jesucristo”. Estas consignas no las dicen miembros del Ku Klux Klan. Ni movimientos de cabezas rapadas.
Estas consignas, frases retrógradas y llenas de homofobia se leyeron en las pancartas y en tuits que acompañaron a una manifestación de evangélicas (y evangélicos) que el pasado 4 de agosto llegó hasta la Asamblea Nacional para protestar contra el matrimonio igualitario. Los evangélicos, que son una minoría como los sexodiversos, erigiéndose como jueces en nombre de su Dios.
Ha sido un secreto a voces que el conservadurismo religioso ha impedido el avance de los derechos en materia legal de la comunidad sexodiversa en Venezuela. Siguen estando excluidos, porque no tienen los mismos derechos que los heterosexuales. Mientras en otros países menos progresistas, digamos, ya se asume con total normalidad el matrimonio igualitario, en el nuestro algunos se dan el tupé de creer, a estas alturas, que los gay, lesbianas, transexuales, transgéneros y travestis, ¡están enfermos! ¡Por Dios! ¡Fin de mundo! Paso y gano. Sigamos.
mechacin@gmail.com / @mercedeschacin
Ciudad CCS
 
 
Mercedes Chacín

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