Carola Chávez.
Leo en la prensa de Cúcuta que el ministro de Interior de Colombia se tuvo que trasladar a esa ciudad junto a los ministros de Hacienda y Comercio Exterior y un representante del Departamento de Prosperidad Social para sostener una reunión con el gobernador de Santander y el Alcalde y representantes de los distintos gremios empresariales de la localidad con el fin de “hallar soluciones a los problemas generados por la clausura indefinida del paso limítrofe entre Táchira y Norte de Santander y ayudar a los afectados”. Los afectados del lado de allá, claro está.
Me causa extrañeza que la medida de cierre fronterizo de un país en ruinas, sumergido en una crisis humanitaria, provoque una crisis en el boyante país vecino, ese cuyo crecimiento económico es ejemplo para la región. En estos casos suele suceder lo contrario, al menos es lo que nos cuenta la historia.
Leyendo más, me entero que en índice de desempleo en Cúcuta ronda el 17%, duplicando el de ciudades como Bogotá o Bucaramanga, y que ese ir y venir por la frontera, esa institucionalización del contrabando como un trabajo legítimo evita que sea todavía más alto. Una especie de vista gorda, un me lavo las manos que pretende cargar sobre nuestra espalda una responsabilidad que no es nuestra bajo el chantaje de que, si no la asumimos, somos enemigos de la paz y xenófobos malvados.
Noticias Caracol reporta que a dos días del cierre de la frontera hay largas colas en las gasolineras cucuteñas y en algunas ya no hay combustible para surtir a la gente. En su cuenta de twitter alguien llamado Camilo Sanguino escribe delirante: “Nunca pensé quedarme sin gasolina y no tener donde hechar (sic) en Cúcuta. #MaduroHDP” Culpemaduro, pues…
En Telesur reportan el allanamiento de una invasión en San Antonio de Táchira, a 500 metros de Cúcuta, donde se instalaron 1500 familias, el 90% de ellas colombianas. Las fuerzas de seguridad revisan. En la invasión encontraron uniformes militares, armas, en una vivienda perteneciente a un venezolano, encontraron un hoyo en el suelo acondicionado para mantener personas en cautiverio, ranchos que servían de centros de acopio del contrabando… Mientras tanto Henri Ramos Allup despotricaba contra los militares de nuestra FANB por participar en este operativo. ¡Sorpresa! Para Ramos y sus menguados seguidores ahora las invasiones son buenas.
La MUD en su comunicado rechazando la medida de cierre de la frontera, curiosamente se cuidó de mencionar el ataque paramilitar contra nuestros soldados que llevó al Presidente a tomar dicha medida. Consecuentes con sus ideas, cada vez que haya que ponerse de espaldas al país y negar nuestra soberanía, la oposición estará ahí para hacerlo.
Recuerdo cuando Uribe estaba pensando en iniciar aquella guerra contra nuestro país para la cual él dice que le faltó tiempo, Chávez, que sabía lo que estaba pasando, nos lo advirtió y mando a movilizar al ejército hacia nuestra frontera. Recuerdo la burlita y la descalificación de esta misma dirigencia opositora, recuerdo la postura de loros furibundos de sus seguidores, y peor, recuerdo a los reporteros de aquella Globovisión siguiendo a los convoyes militares venezolanos y, haciéndolo pasar como noticia, iban dando al aire las coordenadas de su ubicación. Ya nada me sorprende, pero no deja de indignarme.
Mientras tanto en el Táchira, sus residentes, venezolanos y colombianos, debo decirlo, reportan que pudieron comprar comida sin tener que someterse a los bachaqueros, venezolanos y colombianos, debo decirlo también, que colapsaban los mercados para llevarse todo al otro lado. Lo mismo cuentan de las bombas de gasolina: las colas se fueron, así como en los cajeros automáticos donde sacar efectivo era privilegio de las mafias que por llevarse todo hasta nuestro billetes se llevaban.
“Vamos a llevar una agenda para restablecer la normalidad, la paz, y la legalidad en la frontera y hasta tanto no se restablezca, yo no voy a abrir esa frontera, caballero, y hasta tanto no dejen el ataque desde Colombia contra nuestra economía. Y si quieren, que digan lo que quieran de mí, pero es mi responsabilidad”. Así lo dijo el Presidente Maduro, el mismo al que, hasta hace poco, desde la oposición, con las más virulentas expresiones xenófobas, acusaban de ser colombiano y al que hoy, esa misma oposición, con un ataque de amnesia, acusan de ser anti ídem.
En fin, que son un vergonzoso disco rayado repleto de cómplices y convenientes omisiones. Esos son los que quieren volver a gobernar nuestro país para que deje de ser nuestro.
Leo en la prensa de Cúcuta que el ministro de Interior de Colombia se tuvo que trasladar a esa ciudad junto a los ministros de Hacienda y Comercio Exterior y un representante del Departamento de Prosperidad Social para sostener una reunión con el gobernador de Santander y el Alcalde y representantes de los distintos gremios empresariales de la localidad con el fin de “hallar soluciones a los problemas generados por la clausura indefinida del paso limítrofe entre Táchira y Norte de Santander y ayudar a los afectados”. Los afectados del lado de allá, claro está.
Me causa extrañeza que la medida de cierre fronterizo de un país en ruinas, sumergido en una crisis humanitaria, provoque una crisis en el boyante país vecino, ese cuyo crecimiento económico es ejemplo para la región. En estos casos suele suceder lo contrario, al menos es lo que nos cuenta la historia.
Leyendo más, me entero que en índice de desempleo en Cúcuta ronda el 17%, duplicando el de ciudades como Bogotá o Bucaramanga, y que ese ir y venir por la frontera, esa institucionalización del contrabando como un trabajo legítimo evita que sea todavía más alto. Una especie de vista gorda, un me lavo las manos que pretende cargar sobre nuestra espalda una responsabilidad que no es nuestra bajo el chantaje de que, si no la asumimos, somos enemigos de la paz y xenófobos malvados.
Noticias Caracol reporta que a dos días del cierre de la frontera hay largas colas en las gasolineras cucuteñas y en algunas ya no hay combustible para surtir a la gente. En su cuenta de twitter alguien llamado Camilo Sanguino escribe delirante: “Nunca pensé quedarme sin gasolina y no tener donde hechar (sic) en Cúcuta. #MaduroHDP” Culpemaduro, pues…
En Telesur reportan el allanamiento de una invasión en San Antonio de Táchira, a 500 metros de Cúcuta, donde se instalaron 1500 familias, el 90% de ellas colombianas. Las fuerzas de seguridad revisan. En la invasión encontraron uniformes militares, armas, en una vivienda perteneciente a un venezolano, encontraron un hoyo en el suelo acondicionado para mantener personas en cautiverio, ranchos que servían de centros de acopio del contrabando… Mientras tanto Henri Ramos Allup despotricaba contra los militares de nuestra FANB por participar en este operativo. ¡Sorpresa! Para Ramos y sus menguados seguidores ahora las invasiones son buenas.
La MUD en su comunicado rechazando la medida de cierre de la frontera, curiosamente se cuidó de mencionar el ataque paramilitar contra nuestros soldados que llevó al Presidente a tomar dicha medida. Consecuentes con sus ideas, cada vez que haya que ponerse de espaldas al país y negar nuestra soberanía, la oposición estará ahí para hacerlo.
Recuerdo cuando Uribe estaba pensando en iniciar aquella guerra contra nuestro país para la cual él dice que le faltó tiempo, Chávez, que sabía lo que estaba pasando, nos lo advirtió y mando a movilizar al ejército hacia nuestra frontera. Recuerdo la burlita y la descalificación de esta misma dirigencia opositora, recuerdo la postura de loros furibundos de sus seguidores, y peor, recuerdo a los reporteros de aquella Globovisión siguiendo a los convoyes militares venezolanos y, haciéndolo pasar como noticia, iban dando al aire las coordenadas de su ubicación. Ya nada me sorprende, pero no deja de indignarme.
Mientras tanto en el Táchira, sus residentes, venezolanos y colombianos, debo decirlo, reportan que pudieron comprar comida sin tener que someterse a los bachaqueros, venezolanos y colombianos, debo decirlo también, que colapsaban los mercados para llevarse todo al otro lado. Lo mismo cuentan de las bombas de gasolina: las colas se fueron, así como en los cajeros automáticos donde sacar efectivo era privilegio de las mafias que por llevarse todo hasta nuestro billetes se llevaban.
“Vamos a llevar una agenda para restablecer la normalidad, la paz, y la legalidad en la frontera y hasta tanto no se restablezca, yo no voy a abrir esa frontera, caballero, y hasta tanto no dejen el ataque desde Colombia contra nuestra economía. Y si quieren, que digan lo que quieran de mí, pero es mi responsabilidad”. Así lo dijo el Presidente Maduro, el mismo al que, hasta hace poco, desde la oposición, con las más virulentas expresiones xenófobas, acusaban de ser colombiano y al que hoy, esa misma oposición, con un ataque de amnesia, acusan de ser anti ídem.
En fin, que son un vergonzoso disco rayado repleto de cómplices y convenientes omisiones. Esos son los que quieren volver a gobernar nuestro país para que deje de ser nuestro.
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