En lenguaje musical clave de sol, suena de una manera. Solo hay una
clave de sol. Los músicos del mundo, no importa qué idioma hablen, no dudan
acerca de cómo suena cada nota en la clave de sol. En política no ocurre igual,
algunos términos cambian, se adaptan a las circunstancias. Un dirigente puede
hablar de violencia y paz en cualquier escenario, pero siendo honestos
violencia y paz, dependiendo del contexto, tienen connotaciones ideológicas
distintas.
A grandes rasgos podemos clasificar la violencia en tres tipos: la
aplicada por el capitalismo en su faceta colonialista y de sostén del sistema
económico explotador, la violencia anarcoide aplicada por grupos en acciones
aisladas sin estrategia social y finalmente la violencia aplicada por la
revolución para abrir paso y defender al socialismo. En los tres casos puede
haber uso del poder de fuego, violencia que podíamos llamar sorda, sutil, pero
no por eso menos cruenta, como cuando una madre no consigue cupo en un hospital
para su hijo, o posibilidades de estudio, o la violencia por el despojo sin
previo aviso.
El capitalismo ampara la violencia que caldeó Leopoldo López y que llevó
a sus seguidores a poner guayas degolladoras de motorizados. Por eso Obama certifica
esa violencia y pide la liberación de Leopoldo
porque los degollados merecían morir en pro de la “libertad”. La misma violencia
que impulsó a rociar de gasolina a una guardería con ochenta niños dentro, para
Obama no es violencia criminal, sino heroísmo.
Para el capitalista la violencia que ejerce el patrono de Clorox
Venezuela, al dejar sin empleo y sin arreglo a sus obreros de la noche a la
mañana, actuando de esa forma al margen de la ley, no es violencia, es falta de
divisas y dividendos.
Cuando
Israel bombardea un refugio de la Cruz Roja en Palestina, no es violencia. Nadie
debe emitir sanciones internacionales a los mercenarios, solo se les agradece a
ellos y a Dios que por fin cesaron los bombardeos.
Pero
por otro lado está la violencia de grupos aislados anarcoides que hacen vida
dentro de la revolución. Los colectivos son el resultado de la explosión incontrolada
de la ira social. Intentan darle solución a los dramas inmediatos de su clase:
abundan las mujeres y niños maltratados, los abusados, abandonados y execrados
por el sistema capitalista.
La relación gobierno-colectivos entra en su punto más estrecho cuando
tienen un líder, un Mesías, que sintetiza sus luchas a escala social. Cuando ese
líder desaparece, se desbandan, no aceptan orientación ni teórico-política, ni
militar, porque lamentablemente en el caso venezolano han escuchado muchas
veces que “nadie debe enseñar a nadie”, que las jerarquías sociales
organizativas son “burocracia que se enquista”, que el Estado es el orden
burgués y también han escuchado hasta la saciedad “pidan que todo les será
dado, pidan que los dirigentes debemos gobernar obedeciendo al pueblo”, pueblo
que siempre es sabio.
En estas condiciones, sin objetivos sociales ni políticos, sin líder, la
violencia ejercida por estos grupos aislados es para exigir la reivindicación
económica de sus localidades, lo que llaman “presionar para que nos bajen los
recursos”. Esta violencia pasa por alto la escala nacional, el largo plazo, la
satisfacción de necesidades sociales macro, que finalmente beneficiaría a los
estratos sociales a los que ellos pertenecen. El sentimiento que mueve a estos
colectivos anarcoides, está lleno de un profundo sentido egoísta que el
capitalismo ha inoculado en los pobres a través de la historia, ese sentimiento
de que sin esa cuota diaria de violencia ejercida como grupo, sencillamente es
imposible sobrevivir. “Salvémonos mientras podamos y como podamos” es la
consigna principal, consigna que no les permite salir de la miseria ni a ellos,
ni al resto de la sociedad, consigna que no re educa, ni invita a la reflexión
de las relaciones sociales que deben ser modificadas.
Por último existe la violencia revolucionaria, lícita y necesaria. A los
dirigentes revolucionarios también les indigna que existan maltratadores
domésticos de mujeres y niños, ejércitos invasores de países soberanos con
materias primas, policías torturadores o empresarios ladrones. Pero la
violencia que ejerce el Estado Revolucionario, debe tener claras diferencias
con la violencia ejercida por el capitalismo o por grupos anarcoides.
Primero, la violencia revolucionaria se dirige contra el sistema burgués,
sus relaciones, sus secuelas dentro de la sociedad, la cultura del amo-esclavo
y debe estar en capacidad de canalizar la sed de justicia de los oprimidos. De
no canalizarla. surgirán los grupos colectivos anarcoides, o se abrirán las
puertas al fascismo.
Segundo, previo a la aplicación de la violencia revolucionaria debe
explicarse públicamente y de forma comprensible por qué y cómo dentro de una
estrategia más general de construcción socialista, favorece la acción contra un
violador, contra un grupo empresarial, contra un policía que abusa, contra un
grupo paramilitar, contra unos obreros reposeros, unos estudiantes que no
estudian, unos líderes sindicales que quieren apoderarse de la fábrica. Las
explicaciones deben convencer y educar a las mayorías, de que efectivamente es
necesaria la aplicación de dicha violencia.
Cuando se economiza el uso de la violencia revolucionaria en conflictos
como el de Sidor, o el de los grupos armados, aparecen los monstruos que nos
han habitado durante centurias, la vocación fascista y el anarquismo, el
egoísmo que impulsa a tomar la justicia en sus propias manos. La prensa
amarillista nos avergüenza publicando nuestros trapos sucios, de cómo nos
devoramos como lobos y no tardan en aparecer los amos de siempre a ponernos
collares ahorcadores de perros.
Cuando la paz solo tiene que ver con desarmar a unos cuantos incautos pero
dejamos olvidado en el camino al recién creado conglomerado de empresas
estatales que crece vampirizando a la industria petrolera, cuando la paz no
tiene nada que ver con la forma en que se distribuirán los dividendos de ese
conglomerado, cuando la paz no tiene nada que ver con que Lorenzo Mendoza
exporta nuestras arepas, entonces la paz que nos están vendiendo es una oferta
engañosa.
La paz a la que nos invita Chuo de la MUD, no puede ser la misma paz que
aspiramos los revolucionarios. La paz de Chuo, es la paz que traicionó la gesta
del 23 de enero, terminó desapareciendo a Fabricio Ojeda, a Lovera y hace muy
poco tiempo asesinó a Chávez y no investigó su muerte.
La paz de Chuo y mariacorina es la que convierte los barrios en guetos
aislados con cuadrantes y cámaras de vigilancia y les restringe el paso a las
urbanizaciones.
Esa paz también es aquella que pide a los funcionarios públicos, ir
retirando poco a poco los afiches de Chávez, porque ya esta bueno de “tanta
división entre los venezolanos”.
La paz de Chuo nos invita al letargo oscuro y macabro que nos somete a
la violencia capitalista sin resistencia alguna.
A
cordémonos de cómo la violencia revolucionaria retomó Pdvsa después del
sabotaje sin entregarla a los gringos y podría poner en marcha Sidor sin
entregarla a los chinos.
Sintamos la violencia sorda de las compañías de Cisneros y Mendoza participando
de la explotación de la franja petrolera.
La violencia revolucionaria permite formar relaciones distintas con los
colectivos, retomar el concepto de las milicias organizadas para todos aquellos
que deseen y estén dispuestos a defender por las armas a la revolución.
La violencia revolucionaria puede llamar a la formación ideológica de
los grupos, a crear mallados nacionales insertados en las actividades
económicas de propiedad social.
La violencia revolucionaria nos da la posibilidad real de mantenernos en
el poder los próximos años. Si quisiéramos escatimarla, si aceptáramos la paz
que nos ofrece Chuo, estaremos entregándonos cabizbajos y avergonzados de haber
sido alguna vez chavistas.
Rosa Natalia 9-10-2014
Trincheraderosas.blogspot.com /
trincheraderosas@gmail.com / @TrincheraDRosa
Fuentes:
Comunicado
Gobierno Bolivariano
Presidente Maduro ordena investigación de sucesos en el centro de Caracas, 08/10/2014
El Gobierno Bolivariano informa que en
relación a los extraños sucesos acaecidos el día de ayer en el centro de
Caracas, el Presidente de la República, Nicolás Maduro, ha ordenado una
investigación completa y exhaustiva, así como la actuación inmediata de los
órganos competentes en la materia.
Las autoridades del sistema de justicia venezolano,
conforme indicó el Jefe de Estado, se han abocado al esclarecimiento de éstos
hechos en aras de preservar la paz y la seguridad ciudadana.
8
de octubre de 2014Jesus Chuo Torrealba, secretario de la Mesa de Unidad
Democratica @ChuoTorrealba 8 octubre 2014: “Ayer, cientos de vecinos
(chavistas, opositores, etc.) estuvieron en peligro a manos del caos hecho
gobierno. LUCHEMOS JUNTOS POR LA PAZ!”
https://twitter.com/ChuoTorrealba/status/519813568456179713
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