Miguel Guaglianone.
El
día 21 de Mayo pasado, en la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de
Ingeniería Petrolera, el ministro presidente de PDVSA, Rafael Ramírez en
su conferencia declaró que "Vamos a iniciar una exploración en el campo
Concepción para ir a buscar formaciones de gas Lutita en nuestro Lago
de Maracaibo, vamos a ver cómo seguir aumentando nuestra producción de
gas". Agregó que “He autorizado la explotación de las reservas que acá
existen. Los trabajos estarán a cargo de la empresa mixta Petrowayu.”
Refirió que se trata de detectar cuanta cantidad existe de este gas no
convencional para posteriormente informar sobre las posibilidades de
incrementar la producción gasífera desde Occidente para el resto del
país.
Petrowayu
es una empresa mixta de la cual PDVSA tiene el 60% de las acciones, la
brasilera PETROBRAS tiene el 36% y la estadounidense Williams
International Oil & Gas el 4%. Estas declaraciones se difundieron a
través de una noticia de la agencia oficial venezolana AVN y de un cable
de Reuters firmado por su corresponsal Alexandra Ulmer.
Lo que queremos mostrar aquí, es que
estas son afirmaciones muy preocupantes por parte de un vocero oficial
del alto gobierno venezolano.
Cuando se habla de gas Lutita, se
refiere a una forma elegante de nombrar al gas de esquisto, un
hidrocarburo que a diferencia de los convencionales, no está libre entre
los estratos del suelo sino que se encuentra atrapado dentro de rocas
porosas. La única forma conocida para obtener ese gas (o el crudo de
este tipo), es utilizando la técnica llamada fracturación hidráulica,
fractura hidráulica o estimulación hidráulica, más conocida por su
nombre en inglés de “fracking”.
El fracking
Al estarse agotando las reservas de
hidrocarburos convencionales en el territorio de los Estados Unidos, y
frente a su progresiva dependencia de la importación, las autoridades de
ese país hace unos años decidieron buscar en su geografía hidrocarburos
“no convencionales” para eliminar esta dependencia energética que corre
el constante riesgo de convertirse en dependencia política.
Para ello estimularon la investigación a
través de las grandes corporaciones, establecieron la existencia de los
hidrocarburos incrustados en formaciones rocosas, y desarrollaron la
técnica del fracking para poder explotar estos nuevos recursos.
Esta técnica consiste fundamentalmente
en una perforación vertical convencional que luego se continúa en forma
horizontal, hasta llegar a las capas de esquistos que van a ser
intervenidas. Se aplica entonces horizontalmente a (muy) alta presión
una mezcla de agua y otras sustancias corrosivas que pulveriza las rocas
(las fractura), permitiendo la salida del hidrocarburo que estaba en su
interior, que al quedar libre se extrae de forma convencional.
El problema es que como siempre, la
necesidad económica se impone al sentido común, y esta tecnología de la
fracturación hidráulica es altamente perjudicial, ya que deja “daños
colaterales” muy graves.
1) Se trata de una tecnología de
muy altos costos, por lo cual los hidrocarburos que se obtengan a
través de ella tendrán precios muchos más altos que los convencionales.
2) La mayor parte del agua
utilizada en muy grandes volúmenes no se recupera sino que se pierde,
reduciendo inevitablemente la disponibilidad de este líquido vital.
3) El residuo que queda en los
suelos (y asciende a través de los estratos superiores, aún hasta llegar
a la superficie) es altamente contaminante, ya que está compuesto por
sustancias agregadas al agua (ácido hidroclórico, benceno, metano,
isopropanol, etilenglicol, etc.) que son altamente tóxicas y
cancerígenas, y que al ascender contaminan no solo los suelos a su paso
sino sobre todo las reservas acuíferas (subterráneas o superficiales)
que encuentran en su camino. La contaminación puede llegar inclusive
hasta la atmósfera. El número de aditivos de este tipo oscila entre 12 y
un centenar, y la alta toxicidad de algunos de ellos es reconocida por
las propias empresas que utilizan el fracking, que solo argumentan en su
descargo el pretexto que otros productos de uso doméstico como
limpiadores o desmaquillantes también los utilizan.
4) Finalmente, los hidrocarburos
convencionales (gases y crudos) se hallan en la naturaleza en
“bolsones” que están entre estratos más rígidos. Se trata de capas
geológicas “blandas” o fluidas (aún las de aquellos crudos bituminosos
como los de nuestra Franja Petrolífera del Orinoco). La extracción de
los hidrocarburos convencionales se realiza a través de los pozos en
forma progresiva, lo que unido a la elasticidad de la capa que se está
extrayendo permite que las otras capas geológicas que se encuentran por
encima vayan compensando en forma natural el vacío que se produce, y se
reacomoden sin producir convulsiones. Cuando se usa el fracking, se hace
desaparecer en forma violenta una capa geológica sólida, arriesgando a
producir convulsiones del terreno por encima, que según algunos
científicos puede ir desde la aparición de grietas y huecos repentinos,
hasta la generación de terremotos.
La técnica del fracking está
específicamente prohibida en Francia, Canadá y Sudáfrica. Está en
estudio su regulación en la Unión Europea. En los Estados Unidos, un
decreto especial del presidente George W. Bush (la "Energy Policy Act of
2005”) liberó a las corporaciones petroleras del cumplimiento de las
leyes federales que regulan el derecho al aire y el agua limpios de
contaminación (otra vez el poder de las corporaciones). Esta disposición
es la que ha permitido el uso indiscriminado del fracking en el
territorio estadounidense.
En el caso específico que nos ocupa, las
características de la región zuliana, en la cual comenzarían las
prospecciones orientadas a la futura extracción del gas, maximizan las
graves consecuencias producidas por la fracturación hidráulica.
A diferencia de otros suelos del país
que tienen bases geológicas muy sólidas (como el Macizo Guayanés o el
Macizo Andino), la mayor parte de los suelos del Noroccidente venezolano
son de origen aluvional, lo que significa que no están asentados sobre
estratos geológicos sólidos.
La utilización del fracking, haciendo
desaparecer violentamente capas rocosas de unos suelos fundamentalmente
aluvionales, apareja el riesgo casi seguro de la aparición repentina de
desniveles, deslizamientos, rupturas, contracciones, agrietamientos y
grandes huecos a nivel de la superficie.
El otro gran problema de la región
zuliana es la debilidad de sus reservas de agua dulce. Ya los acuíferos
zulianos tienen desde hace tiempo pendiente una Espada de Damocles sobre
ellos, con la constante presión de las grandes corporaciones
carboníferas para que el Estado venezolano permita la explotación del
carbón en minas a cielo abierto. Hasta hoy el peligro de la inmediata
contaminación de los dos principales lagos de agua dulce que constituyen
casi la totalidad de las reservas superficiales de agua de la región,
ha sido una de las más fuertes razones para lograr contener esas
presiones.
Pero si ahora nuestra propia empresa
petrolera podría manejar la extracción de gas utilizando la fracturación
hidráulica, ya no solo se pondrían en peligro las reservas
superficiales de agua de la región, sino también las subterráneas.
Como vemos, el riesgo ecológico que
produciría la concreción de estas determinaciones por parte de PDVSA
sería de desastrosas consecuencias futuras para una de las regiones
vitales del país.
El aspecto legal
Aún sin considerar las previsiones sobre
la conservación de nuestro patrimonio ecológico que están asentadas en
la Carta Magna, basta considerar la Ley del Plan de la Patria para
descubrir como la utilización de la fracturación hidráulica pude muy
fácilmente ser calificada como ilegal.
El Objetivo histórico Nº 5 del Plan de
la Patria está taxativamente destinado a “Contribuir con la preservación
de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”. Todo su
articulado está orientado hacia la visión del ecosocialismo, y condena
la utilización de tecnologías depredadoras.
Más aún, tres de sus numerales parecen estar destinados a la descalificación directa del fracking como tecnología a utilizar:
5.1.3.1 Promover la investigación, la
innovación y la producción de insumos tecnológicos de bajo impacto
ambiental, así como el rescate de tecnologías ancestrales para la
producción del pensamiento agrícola y pecuario, entre otros, aumentando
los índices de eficacia y productividad.
5.1.3.8 Promover las prácticas de
conservación del ambiente en la actividad socio-productiva, superando el
criterio de la “eficiencia económica” por ser una práctica desvinculada
de la racionalidad en el uso de los recursos naturales.
5.2.1 Promover acciones en el ámbito
nacional e internacional para la protección, conservación y gestión
sustentable de áreas estratégicas tales como fuentes y reservorios de
agua dulce (superficial y subterránea), cuencas hidrográficas,
diversidad biológica, mares, océanos y bosques.
Esperamos que estas reflexiones puedan
contribuir a alertar sobre decisiones respecto al medio ambiente que
serían altamente perjudiciales para el país.
Que cuando el directorio de PDVSA
considere la necesidad de recurrir a hidrocarburos no convencionales,
tenga en cuenta no solo estos hechos y argumentos que exponemos, sino
muchos otros que reafirman la necesidad de prohibir –del mismo modo que
hasta ahora se ha hecho con las semillas transgénicas– la utilización de
la fracturación hidráulica en el país, para preservar la ecología de
nuestro entorno. Así podrán tomar la decisión más justa para todos.
Confiamos que así será. Del mismo modo
que con el carbón, son conocidas las grandes presiones que a todo nivel
ejercen las grandes corporaciones para el logro de su lucro inmediato,
depredando sin medir consecuencias, pero hasta ahora el Proceso
Bolivariano ha logrado resistir esas presiones y ha tomado las
decisiones que lo sitúan como una avanzada de la contrahegemonía
corporativa capitalista. Sigamos adelante y mantengamos el legado del
Comandante Chávez.
miguelguaglianone@gmail.com
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