martes, 10 de junio de 2014

Venezuela - El peligro del fracking.

Miguel Guaglianone.

 

El día 21 de Mayo pasado, en la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ingeniería Petrolera, el ministro presidente de PDVSA, Rafael Ramírez en su conferencia declaró que "Vamos a iniciar una exploración en el campo Concepción para ir a buscar formaciones de gas Lutita en nuestro Lago de Maracaibo, vamos a ver cómo seguir aumentando nuestra producción de gas".  Agregó que “He autorizado la explotación de las reservas que acá existen. Los trabajos estarán a cargo de la empresa mixta Petrowayu.”  Refirió que se trata de detectar cuanta cantidad existe de este gas no convencional para posteriormente informar sobre las posibilidades de incrementar la producción gasífera desde Occidente para el resto del país.
1402251593374-bi_5.jpgPetrowayu es una empresa mixta de la cual PDVSA tiene el 60% de las acciones, la brasilera PETROBRAS tiene el 36% y la estadounidense Williams International Oil & Gas el 4%. Estas declaraciones se difundieron a través de una noticia de la agencia oficial venezolana AVN y de un cable de Reuters firmado por su corresponsal Alexandra Ulmer.
Lo que queremos mostrar aquí, es que estas son afirmaciones muy preocupantes por parte de un vocero oficial del alto gobierno venezolano.
Cuando se habla de gas Lutita, se refiere a una forma elegante de nombrar al gas de esquisto, un hidrocarburo que a diferencia de los convencionales, no está libre entre los estratos del suelo sino que se encuentra atrapado dentro de rocas porosas. La única forma conocida para obtener ese gas (o el crudo de este tipo), es utilizando la técnica llamada fracturación hidráulica, fractura hidráulica o estimulación hidráulica, más conocida por su nombre en inglés de “fracking”.
El fracking
Al estarse agotando las reservas de hidrocarburos convencionales en el territorio de los Estados Unidos, y frente a su progresiva dependencia de la importación, las autoridades de ese país hace unos años decidieron buscar en su geografía hidrocarburos “no convencionales” para eliminar esta dependencia energética que corre el constante riesgo de convertirse en dependencia política.
Para ello estimularon la investigación a través de las grandes corporaciones, establecieron la existencia de los hidrocarburos incrustados en formaciones rocosas, y desarrollaron la técnica del fracking para poder explotar estos nuevos recursos.
Esta técnica consiste fundamentalmente en una perforación vertical convencional que luego se continúa en forma horizontal, hasta llegar a las capas de esquistos que van a ser intervenidas. Se aplica entonces horizontalmente a (muy) alta presión una mezcla de agua y otras sustancias corrosivas que pulveriza las rocas (las fractura), permitiendo la salida del hidrocarburo que estaba en su interior, que al quedar libre se extrae de forma convencional.
El problema es que como siempre, la necesidad económica se impone al sentido común, y esta tecnología de la fracturación hidráulica es altamente perjudicial, ya que deja “daños colaterales” muy graves.
1)         Se trata de una tecnología de muy altos costos, por lo cual los hidrocarburos que se obtengan a través de ella tendrán precios muchos más altos que los convencionales.
2)         La mayor parte del agua utilizada en muy grandes volúmenes no se recupera sino que se pierde, reduciendo inevitablemente la disponibilidad de este líquido vital.
3)         El residuo que queda en los suelos (y asciende a través de los estratos superiores, aún hasta llegar a la superficie) es altamente contaminante, ya que está compuesto por sustancias agregadas al agua (ácido hidroclórico, benceno, metano, isopropanol, etilenglicol, etc.) que son altamente tóxicas y cancerígenas, y que al ascender contaminan no solo los suelos a su paso sino sobre todo las reservas acuíferas (subterráneas o superficiales) que encuentran en su camino. La contaminación puede llegar inclusive hasta la atmósfera. El número de aditivos de este tipo oscila entre 12 y un centenar, y la alta toxicidad de algunos de ellos es reconocida por las propias empresas que utilizan el fracking, que solo argumentan en su descargo el pretexto que otros productos de uso doméstico como limpiadores o desmaquillantes también los utilizan.
4)         Finalmente, los hidrocarburos convencionales (gases y crudos) se hallan en la naturaleza en “bolsones” que están entre estratos más rígidos. Se trata de capas geológicas “blandas” o fluidas (aún las de aquellos crudos bituminosos como los de nuestra Franja Petrolífera del Orinoco). La extracción de los hidrocarburos convencionales se realiza a través de los pozos en forma progresiva, lo que unido a la elasticidad de la capa que se está extrayendo permite que las otras capas geológicas que se encuentran por encima vayan compensando en forma natural el vacío que se produce, y se reacomoden sin producir convulsiones. Cuando se usa el fracking, se hace desaparecer en forma violenta una capa geológica sólida, arriesgando a producir convulsiones del terreno por encima, que según algunos científicos puede ir desde la aparición de grietas y huecos repentinos, hasta la generación de terremotos.
La técnica del fracking está específicamente prohibida en Francia, Canadá y Sudáfrica. Está en estudio su regulación en la Unión Europea. En los Estados Unidos, un decreto especial del presidente George W. Bush (la "Energy Policy Act of 2005”) liberó a las corporaciones petroleras del cumplimiento de las leyes federales que regulan el derecho al aire y el agua limpios de contaminación (otra vez el poder de las corporaciones). Esta disposición es la que ha permitido el uso indiscriminado del fracking en el territorio estadounidense.
En el caso específico que nos ocupa, las características de la región zuliana, en la cual comenzarían las prospecciones orientadas a la futura extracción del gas, maximizan las graves consecuencias producidas por la fracturación hidráulica.
A diferencia de otros suelos del país que tienen bases geológicas muy sólidas (como el Macizo Guayanés o el Macizo Andino), la mayor parte de los suelos del Noroccidente venezolano son de origen aluvional, lo que significa que no están asentados sobre estratos geológicos sólidos.
La utilización del fracking, haciendo desaparecer violentamente capas rocosas de unos suelos fundamentalmente aluvionales, apareja el riesgo casi seguro de la aparición repentina de desniveles, deslizamientos, rupturas, contracciones, agrietamientos y grandes huecos a nivel de la superficie.
El otro gran problema de la región zuliana es la debilidad de sus reservas de agua dulce. Ya los acuíferos zulianos tienen desde hace tiempo pendiente una Espada de Damocles sobre ellos, con la constante presión de las grandes corporaciones carboníferas para que el Estado venezolano permita la explotación del carbón en minas a cielo abierto. Hasta hoy el peligro de la inmediata contaminación de los dos principales lagos de agua dulce que constituyen casi la totalidad de las reservas superficiales de agua de la región, ha sido una de las más fuertes razones para lograr contener esas presiones.
Pero si ahora nuestra propia empresa petrolera podría manejar la extracción de gas utilizando la fracturación hidráulica, ya no solo se pondrían  en peligro las reservas superficiales de agua de la región, sino también las subterráneas.
Como vemos, el riesgo ecológico que produciría la concreción de estas determinaciones por parte de PDVSA sería de desastrosas consecuencias futuras para una de las regiones vitales del país.
El aspecto legal
Aún sin considerar las previsiones sobre la conservación de nuestro patrimonio ecológico que están asentadas en la Carta Magna, basta considerar la Ley del Plan de la Patria para descubrir como la utilización de la fracturación hidráulica pude muy fácilmente ser calificada como ilegal.
El Objetivo histórico Nº 5 del Plan de la Patria está taxativamente destinado a “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”. Todo su articulado está orientado hacia la visión del ecosocialismo, y condena la utilización de tecnologías depredadoras.
Más aún, tres de sus numerales parecen estar destinados a la descalificación directa del fracking como tecnología a utilizar:
5.1.3.1 Promover la investigación, la innovación y la producción de insumos tecnológicos de bajo impacto ambiental, así como el rescate de tecnologías ancestrales para la producción del pensamiento agrícola y pecuario, entre otros, aumentando los índices de eficacia y productividad.
5.1.3.8 Promover las prácticas de conservación del ambiente en la actividad socio-productiva, superando el criterio de la “eficiencia económica” por ser una práctica desvinculada de la racionalidad en el uso de los recursos naturales.
5.2.1 Promover acciones en el ámbito nacional e internacional para la protección, conservación y gestión sustentable de áreas estratégicas tales como fuentes y reservorios de agua dulce (superficial y subterránea), cuencas hidrográficas, diversidad biológica, mares, océanos y bosques.
Esperamos que estas reflexiones puedan contribuir a alertar sobre decisiones respecto al medio ambiente que serían altamente perjudiciales para el país.
Que cuando el directorio de PDVSA considere la necesidad de recurrir a hidrocarburos no convencionales, tenga en cuenta no solo estos hechos y argumentos que exponemos, sino muchos otros que reafirman la necesidad de prohibir –del mismo modo que hasta ahora se ha hecho con las semillas transgénicas– la utilización de la fracturación hidráulica en el país, para preservar la ecología de nuestro entorno. Así podrán tomar la decisión más justa para todos.
Confiamos que así será. Del mismo modo que con el carbón, son conocidas las grandes presiones que a todo nivel ejercen las grandes corporaciones para el logro de su lucro inmediato, depredando sin medir consecuencias, pero hasta ahora el Proceso Bolivariano ha logrado resistir esas presiones y ha tomado las decisiones que lo sitúan como una avanzada de la contrahegemonía corporativa capitalista. Sigamos adelante y mantengamos el legado del Comandante Chávez.
miguelguaglianone@gmail.com


 

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