sábado, 15 de febrero de 2014

Mamá… si no vuelvo.

MARYCLEN STELLING.


Desde que Maduro se asomó como candidato presidencial se inició una campaña dirigida a mermar su credibilidad y legitimidad
Desde que Maduro se asomó como candidato presidencial se inició una campaña dirigida a mermar su credibilidad y legitimidad. Se critica su condición de “elegido”, se cuestiona su triunfo electoral ante Capriles y se hace de las pasadas elecciones municipales un evento plebiscitario. Como no pudo ser vencido en las urnas, la ruta deslegitimadora sigue su curso y en medios y redes de la oposición es permanente la campaña de caricaturización y ridiculización dirigida a mermar el nivel de confianza y credibilidad. 

La legitimidad obtenida a través del voto requiere ser renovada y no depende únicamente de una estrategia mediática orientada a realzar las obras realizadas. El gobernante debe continuamente legitimar su poder ante los gobernados y no permitir que el discurso y la promesa que lo ubicó como la mejor opción, se contrapongan a la gestión gubernamental. Señala un analista que “Algunos indicadores hacen pensar que el Presidente Maduro ha desacumulado capital político en las últimas semanas”. 

El contexto de violencia e inseguridad y la crisis económica actual aunado a la insatisfacción de la ciudadanía, alimentan, independientemente del color político la debilitada legitimidad. Perfecto caldo de cultivo para presiones y protestas del descontento ciudadano. Si se institucionaliza la tensión entre legalidad y legitimidad, es probable que ésta se manifieste de forma dramática y conflictiva. 

Y a ello se han abocado los radicales de la oposición bombardeando por diferentes vías la credibilidad y legitimidad del Gobierno. Cañoneo que también castiga la paz ciudadana y condiciona como única salida en el corto plazo la protesta y la toma de las calles. ¿Cuál es la apuesta? Probablemente a que el nivel de legitimidad del mandatorio caiga radicalmente y sean posibles escenarios drásticos, tal como lo pronostica el hashtag #Lasalida. Acertada la interrogante que levanta un analista “¿el gobierno se está cayendo?”. Acotando que “Se están creando estímulos para que las insatisfacciones que vive la ciudadanía se conviertan en una revuelta popular que acabe con el gobierno…”. “La realidad se describe como una que estuviese al borde de un estallido social”

El 12 de febrero -día de la juventud, amor, amistad, paz- arranca con una etiqueta que se posiciona en las redes de la oposición: “Mamá me fui a luchar por Venezuela, si no vuelvo, me quedé con ella”.

maryclens@yahoo.com

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