viernes, 2 de noviembre de 2012

Votar o no votar.

ROBERTO MALAVER


Toma en sus manos el tarjetón de prueba que sacó el Consejo Nacional Electoral -CNE-, y viéndolo de frente, dice: “Votar o no votar, esa es la cuestión”.
Cinthya Machado Zuloaga está triste. Todavía no ha logrado superar el Estrés Traumático que le dejó la derrota de su candidato. Mira al cielo buscando una respuesta y sigue con la mirada perdida.

Y dice Cinthya: “Provoca no salir a votar. Pero si no lo hacemos, ustedes, los chavistas, se quedan con todo el poder. Pero es que tampoco ayuda volver a votar por Henriquito. Hasta Ramos Allup dijo en televisión que Henriquito había cometido una mala acción democrática, es decir, le tumbó el puesto a Ocariz. Lo peor es que los que nos hicieron creer que íbamos a ganar con Henriquito, ahora no saben cómo convencernos para que salgamos a votar. Lo dijo también José Vicente León, el de Datanalisis, si la oposición no vota sería el mayor fracaso. Y lo dijo también -un hombre sin ninguna importancia- Teodoro Petkoff. En fin, en mi casa estamos que no salimos a votar en venganza por lo que nos hicieron creer”.

El mesonero llega silenciosamente. Coloca la botellita de agua Evian sobre la mesa y deja el café negro a mi lado: “Yo no voy a votar, señorita, pero si usted me dice que lo haga, yo pido la urna electoral ya, para depositar mi voto”, -le dice el mesonero a Cinthya. Luego se marcha, como siempre, de espaldas para seguir admirando la belleza de Cinthya.

Ella, saca de su cartera Prada su pañuelo, y solloza. “Además, esa fecha nos tiene locos. El 16 de diciembre ya estamos celebrando la Navidad fuera del país, porque como tú sabes, desde que Carlos Ortega, Carlos Fernández y Juan Fernández nos dijeron en el año 2002 que íbamos a comer hallacas sin Chávez, todos los diciembre nos comemos las hallacas en Miami. Votar o no votar, ese es el problema que tenemos ahora. Además, si tú votas por un hombre para el Salón de la Fama, y no queda, luego no puedes votar por ese mismo hombre para el salón de los fracasados. Y eso nos tiene descolocados.

Vuelve a tomar el tarjetón electoral. Lo mueve en su mano con mucho misterio. Lo aleja y, viéndolo fijamente, repite: “Votar o no votar, ese es el problema”.

robertomalaver@gmail.com

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