AURORA LACUEVA
Durante la pasada campaña electoral, voceros de la oposición comentaron burlonamente que en su programa de gobierno Chávez y sus partidarios y partidarias se proponían "salvar el planeta". Ellos, en cambio, se preciaban de tener objetivos más concretos y realistas, centrados en lo local y el corto plazo. Sin embargo, no hay nada más realista y concreto hoy que pensar en la Tierra y en cómo asegurar que no desaparezca la vida en ella, incluida la de nuestra propia especie. Y esto implica un trabajo desde ya, y a partir de nuestro contexto más cercano.
Durante la pasada campaña electoral, voceros de la oposición comentaron burlonamente que en su programa de gobierno Chávez y sus partidarios y partidarias se proponían "salvar el planeta". Ellos, en cambio, se preciaban de tener objetivos más concretos y realistas, centrados en lo local y el corto plazo. Sin embargo, no hay nada más realista y concreto hoy que pensar en la Tierra y en cómo asegurar que no desaparezca la vida en ella, incluida la de nuestra propia especie. Y esto implica un trabajo desde ya, y a partir de nuestro contexto más cercano.
En realidad, el quinto "gran objetivo histórico" del programa de Chávez lo que propone no es salvar el planeta sino, más razonablemente, "contribuir a la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana". Para ello se plantea ayudar a conformar un gran movimiento mundial, y a la vez impulsar en Venezuela un modelo económico productivo racional y sostenible, señalado como "ecosocialista". Bien, ya Chávez ganó y es importante que su gobierno empiece a avanzar en estas dos dimensiones: los acuerdos para grandes acciones regionales y mundiales, y las políticas nacionales. Yo no sé si nos damos cuenta (me incluyo) de lo que significa "una relación distinta de los humanos con la naturaleza", como dice el programa del Presidente. No es simplemente reciclar papel o apagar la luz al salir del cuarto. Es abandonar la cultura del vehículo particular, el aire acondicionado, los artículos variados y vistosos pero de corta duración, el masivo peregrinar a los centros comerciales, el ir y venir de materiales y productos por los mares y cielos del mundo, la iluminación profusa de las ciudades, las moles de concreto… No es que haya que volver a la Edad de Piedra, al contrario, la civilización "ecológica" puede y debe generar tecnologías novedosas y avanzadas. Pero necesitamos desarrollar una vida sencilla en lo material y rica en arte, ciencia, deporte, innovación no destructiva, filosofía…
¿Puede lograrse que América del Sur sea un ejemplo de desarrollo sostenible para el mundo? ¡Tenemos tanta agua, bosques, biodiversidad y fuentes de energía! Y, junto a ellos, valiosas tradiciones indígenas de respeto por la naturaleza. Podríamos ser faro y esperanza.
Aurora Lacueva
Educadora
En realidad, el quinto "gran objetivo histórico" del programa de Chávez lo que propone no es salvar el planeta sino, más razonablemente, "contribuir a la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana". Para ello se plantea ayudar a conformar un gran movimiento mundial, y a la vez impulsar en Venezuela un modelo económico productivo racional y sostenible, señalado como "ecosocialista". Bien, ya Chávez ganó y es importante que su gobierno empiece a avanzar en estas dos dimensiones: los acuerdos para grandes acciones regionales y mundiales, y las políticas nacionales. Yo no sé si nos damos cuenta (me incluyo) de lo que significa "una relación distinta de los humanos con la naturaleza", como dice el programa del Presidente. No es simplemente reciclar papel o apagar la luz al salir del cuarto. Es abandonar la cultura del vehículo particular, el aire acondicionado, los artículos variados y vistosos pero de corta duración, el masivo peregrinar a los centros comerciales, el ir y venir de materiales y productos por los mares y cielos del mundo, la iluminación profusa de las ciudades, las moles de concreto… No es que haya que volver a la Edad de Piedra, al contrario, la civilización "ecológica" puede y debe generar tecnologías novedosas y avanzadas. Pero necesitamos desarrollar una vida sencilla en lo material y rica en arte, ciencia, deporte, innovación no destructiva, filosofía…
¿Puede lograrse que América del Sur sea un ejemplo de desarrollo sostenible para el mundo? ¡Tenemos tanta agua, bosques, biodiversidad y fuentes de energía! Y, junto a ellos, valiosas tradiciones indígenas de respeto por la naturaleza. Podríamos ser faro y esperanza.
Aurora Lacueva
Educadora
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