domingo, 16 de septiembre de 2012

La cosa se pone fea.

MARIADELA LINARES 


No nos gustan los linchamientos, de ninguna naturaleza, ni siquiera en el caso de una violación o una aberración similar. Menos aún los políticos.
Por eso es que nos dejó sorprendida la celeridad con que actuó Primero Justicia el jueves, al suspender de su militancia a un compañero, sin siquiera esperar una averiguación. Eso, más que un acto de honestidad, lució como una admisión apresurada de culpa. Sacrificar a uno de los propios, en beneficio de la “causa”, suele ser una acción desesperada de los que arriesgan todo con tal de ganar la guerra. De otra forma, no se explica la prisa, adelantada incluso a la propia declaración pública del acusado. Sospechosísimo.

Hay demasiadas manos metidas en la sopa de la oposición como para esperar que, cuando los tiempos aprietan y llegan los momentos de las definiciones, no sigan saltando los especímenes dispuestos a abandonar el barco antes de que se hunda. Junto a ellos, se cuentan los que aún estando del lado derecho de este juego macabro, buscan anotarse a ganador para no perder espacios de poder. Pero también figuran los terceros, los derrotados, los más veteranos en el oficio de hacer política, a quienes un cordero degollado les produce un fresquito, porque representa la generación que los desplazó. ¿Cuántos y quiénes de ellos participaron en el escándalo que se desató esta semana? Se están pasando factura anticipada unos a otros, y el candidato opta por tomar distancia para salvarse él, sin considerar que dejó en el camino a una “víctima” desprotegida. A nadie le cae bien eso.

Honestamente, ligamos que pasen rapidito estas tres semanas, porque cada día nos gusta menos esta política tan fea y sucia. Al diputado que sacaron de PJ esta semana hay que cuidarlo mucho. Era de los pocos de ellos que lucía inteligente, ponderado y equilibrado. Uno no sabe quién estaría dispuesto a hacerle algo más, para echarle la culpa al Presidente. No se nos olvide que hay mucho enajenado por ahí, bastantes mercenarios y decenas de paracos, prestos para el trabajo sucio. Recordemos también que aún no ha ocurrido el “evento extraordinario” capaz de derrotar a Chávez. Y roguemos porque no suceda.

mlinar2004@yahoo.es

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