HINDU ANDERI
Estados Unidos prometió darle un nuevo rostro al Medio Oriente según lo divulgó la entonces secretaria de Estado del Gobierno de George W. Bush, Condoleezza Rice, durante una gira en 2006 que realizó a la región, antes de que Israel atacara a Hezbolá, en el Líbano, durante 33 días y fuera derrotado. El plan que estrenaba el término “Nuevo Oriente Medio” contemplaba fronteras y la separación de los pueblos en dos polos religiosos. De lo que se trata es que el Occidente imperial necesita dividir el mundo árabe para apartar y bloquear aquellas naciones y grupos que le consideran su enemigo y que ponen en riesgo su hegemonía. El fin es dar al traste con el triángulo Irán, Siria y Hezbolá. Por lo que después de Siria pudiera seguir Líbano.
La guerra civil que se desarrolla en Siria, alimentada fundamentalmente por factores externos financiados por Estados Unidos y potentados del Golfo Pérsico y Medio Oriente, da cuenta de la intención de fortalecer los sectores que se oponen a Irán, nación cuyo Gobierno es antisionista y enemiga de Estados Unidos, como el caso del régimen de Bashar Al Assad que ha defendido la causa Palestina, por lo que se ha convertido en un objetivo del imperio.
Esta estrategia se viene cumpliendo antes de ser anunciada, de manera progresiva, incluso desde la primera Guerra del Golfo en el año 1991, después Afganistán, luego con la segunda invasión a Irak y finalmente con la intervención criminal de la Otan en Libia, utilizadas para albergar a los mercenarios que son enviados hacia territorio sirio.
Mientras todo esto ocurre, se agudiza el llamado conflicto palestino, que no es más que el despojo de un pueblo de su tierra y su limpieza étnica, y que ha permitido a Washington continuar avanzando en sus planes para apoderarse de todos los recursos posibles de la región.
La unión del Medio Oriente entonces, es el mayor peligro para Estados Unidos y Europa, los cuales se esfuerzan en evitarlo con la ayuda de Israel -el enclave militar del imperio- para avanzar en los planes de división de los pueblos, las mayores víctimas de los gobiernos y emiratos que se alimentan con los fluidos perversos del tío Sam.
El escritor, político y expresidente de República Dominicana Juan Bosh, derrocado por los yankees en 1963, en su obra Breve Historia de los pueblos árabes declara una realidad absoluta: “…cuando hay pueblos con sentimientos tan profundos de unidad; cuando hay pueblos que sienten el dolor de sus hermanos como si fuera su propio dolor, entonces, aunque se necesiten muchos años de lucha y aunque esa lucha cueste muchas vidas, no hay sobre esta tierra poder alguno que pueda convertir en permanente una injusticia tan repugnante como la que se ha cometido con el pueblo árabe de Palestina”.
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