sábado, 18 de agosto de 2012

Paul Ryan y la política del “sálvese quien pueda”.


Amy Goodman
La campaña de Romney lucha por mantenerse a flote. La semana pasada le lanzaron una especie de chaleco salvavidas desde el USS Wisconsin, un buque de guerra de la Armada de Estados Unidos que fue retirado de servicio y que se encuentra atracado en Norfolk, Virginia. A bordo del buque, Mitt Romney presentó al hombre que, según afirmó, será el «próximo presidente de Estados Unidos: Paul Ryan». Aunque luego se rectificó. «A veces me equivoco, pero no me equivoqué al elegir a este hombre, y les puedo asegurar que será el próximo vicepresidente de Estados Unidos». Con estas palabras, Paul Ryan se convirtió en el compañero de fórmula presidencial de Mitt Romney: el hombre que, de ganar Romney en noviembre, podría estar a un paso de la presidencia.
Muchos consideran a Ryan como alguien que aboga por limitar las funciones del gobierno. Sin embargo, para las mujeres, el gobierno federal al que aspira Paul Ryan tiene amplios poderes, es invasivo y controlador. Paul Ryan prohibiría el aborto, sin excepciones, incluso en caso de violación, incesto o si la salud de la madre corre peligro. Es decir que, de acuerdo a las políticas que defiende Ryan, la madre podría morir por complicaciones durante el embarazo.
La organización Planned Parenthood Action Fund destacó otros aspectos, entre ellos «su plan para desmantelar Medicaid, que pone en peligro los servicios básicos de asistencia de salud de los que dependen millones de mujeres, su voto, el año pasado, para poner fin al financiamiento de Planned Parenthood, que pone en riesgo la realización de exámenes médicos para detectar cáncer, programas de control de natalidad, los análisis y el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual y otro tipo de asistencia preventiva de la que cada año dependen millones de estadounidenses».
El Comité Nacional por el Derecho a la Vida, que está en contra de la legalización del aborto y de los derechos reproductivos, declaró: «Ryan tiene un historial de haber votado en el 100% de los casos en contra del aborto». Así es, es uno de los promotores de la Ley de la Sacralidad de la Vida Humana, denominada por sus detractores “proyecto de ley sobre personalidad”, que se encuentra actualmente en el Congreso y que podría definir en el derecho federal «que la vida de cada ser humano comienza a partir de la fecundación sin importar el sexo, la salud, la capacidad o discapacidad, los defectos, la etapa de desarrollo biológico ni la condición de dependencia, momento desde el cual cada ser humano tendrá todas las cualidades y privilegios legales y constitucionales de la personalidad».
El proyecto de ley establece asimismo que «un embrión humano unicelular es un nuevo ser humano único». La revista Mother Jones informó que la ley haría ilegal la fecundación in vitro, debido a que el proceso genera múltiples óvulos fecundados y tan solo uno o dos de ellos podrían ser utilizados para ayudar a una mujer a quedar embarazada. Los otros son congelados, utilizados para la investigación, o destruidos, lo que, en virtud del proyecto de ley que promueve Ryan, equivaldría al homicidio. Mother Jones señala que al menos tres hijos de Mitt Romney acudieron a la fecundación in vitro para concebir a varios de sus 18 nietos. Del mismo modo, el dispositivo intrauterino o DIU, que impide la anidación del óvulo fecundado, sería ilegal en virtud de esta ley.
El gobernador de Virginia, Bob McDonnell, fue quien presentó a Mitt Romney en el evento en Norfolk. McDonnell fue noticia a nivel nacional recientemente por promover una ley de nivel estatal que obligaría a las mujeres que quieren abortar a realizarse una ecografía transvaginal. Los republicanos, que acusan al Presidente Obama de poner a los burócratas del gobierno entre los médicos y sus pacientes, estaban tratando de hacer obligatorio un procedimiento médico innecesario que implica introducir un espéculo en la vagina de la mujer. La disposición fue motivo de burlas generalizadas y posiblemente sea una de las razones que llevaron al gobernador McDonnell a no presentarse como candidato a la vicepresidencia junto a Romney. Sin embargo, Ryan, que sí acompañará a Romney en la campaña presidencial, patrocinó un proyecto de ley similar: la Ley de Ecografía previa al Consentimiento Informado. La ley incluye una inusitada disposición que establece que nada ni nadie podrá «evitar que la mujer embarazada vea las imágenes en vivo de la ecografía».
Lo que no podemos dejar de ver es cuán radicales son los planes de Paul Ryan para más de la mitad de la población estadounidense: mujeres y niñas. Grover Norquist, un conocido opositor al sistema de impuestos, dijo que el papel del gobierno debe ser mínimo, prácticamente invisible. La congresista Nita Lowey, demócrata de Nueva York, le dijo al sitio web de noticias Buzzfeed que «Los representantes republicanos (con Paul Ryan a la cabeza) quisieran reducir el papel del gobierno al punto que quedaría tan pequeño que pasaría por debajo de la puerta del consultorio ginecológico».
Mientras Romney y Ryan estaban de pie junto al USS Wisconsin, quedó claro que no estamos todos en el mismo barco. Para ellos, las empresas son personas que hay que proteger, los cigotos humanos son personas que hay que proteger. Sin embargo, destruirían la red de seguridad social de las personas nacidas, la gente de carne y hueso de este país que sigue sufriendo la terrible recesión. La política del “sálvese quien pueda” no es el mejor plan.

Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2012 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

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