Roberto Hernández Montoya
Ponencia en Feria Internacional del Libro en Minsk, Belarús (Bielorrusia), miércoles 8 de febrero de 2012. Venezuela país invitado de honor.
La escritura, esa voz sin boca, se instala en lo comercial, pero también en lo sagrado y en lo legal, que muchas veces son la misma cosa. Lo primero que se escribe es lo que se ha de recordar: negocio, liturgia, ley, mito, profundidades. Como business are business, como los negocios son impersonales, se recurría a la instancia externa de los signos inertes para dar fe del carácter objetivo del negocio. Allí se llevaban las cuentas y tal vez los primeros contratos. La escritura servía para tomar la palabra al otro: «Aquí dice que tú dijiste». Escribir servía, además, para invocar las entidades superiores; Dios se dirigía a nosotros por escrito. Moisés hacía constar en tablas la palabra escrita de Dios, que era eterna, permanente, precisa, inamovible, como la escritura --como en los mitos, lo escrito era prueba de que la palabra divina era eterna y recíprocamente esta era prueba de que lo que se escribía era hasta el fin de los tiempos, con la perpetuidad de la piedra o el bronce. Tan fuertes eran las palabras sagradas que podían horadar la piedra y el bronce para grabarse allí para siempre. Sin alfabeto no hubiera habido Tablas de la Ley. Y, en fin, consecuencia del primer contrato, la escritura servía para hacer constar las normas comunes que regían la vida social, eso lo dice lo escrito, de modo que no hay modo de recusarlo, quia verba volant, scripta manent ('pues las palabras vuelan, los escritos quedan').
Un libro se aloja en esa vasta red en que la humanidad se comunica con la humanidad. Ya la palabra no requiere de la presencia de quien habla y de quien oye porque es posible escribir para espacios lejanos en el espacio y momentos lejanos en el tiempo. Leemos los muertos y escribimos para los vivos del futuro. El libro es uno de los derechos humanos porque permite a cada individuo inscribirse en culturas de amplitud dilatada y potencialmente infinita en duración y anchura. Acceder al libro ha sido empeño del gobierno bolivariano de Venezuela. Por eso regaló un millón de ejemplares de Don Quijote y medio millón de la novela Los miserables, de Victor Hugo.
La explosión de las posibilidades de lectura para todas y todos continuó con fuerza durante el año 2011.
Las editoriales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura (Biblioteca Ayacucho, Casa de las Letras Andrés Bello, Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), Monte Ávila, El Perro y La Rana) publicaron 720 títulos y en total la Imprenta de la Cultura produjo 5.872.156 ejemplares de libros, 3.122.797 ejemplares de revistas y 16.518.933 ejemplares de otras publicaciones. Esta amplia producción contó con la red de 58 Librerías del Sur y a partir de noviembre con las primeras 25 librerías populares, puntos de difusión y promoción cultural bajo la gestión directa del Poder Popular. Para fines de año se espera contar con 100 de estas librerías populares para garantizar que los bienes culturales sean accesibles en todos los rincones del país. En la revitalización de la Biblioteca Nacional y la Red de Bibliotecas Públicas se realizaron inversiones conjuntas (MPPC y otros entes gubernamentales) por 12,5 millones de bolívares en recuperación de infraestructura y en la actualización del catálogo digital. En total las 765 bibliotecas públicas contaron con 11.265.793 usuarios. Durante el año se abrieron en total 26 bibliotecas comunales, en los estados Bolívar, Barinas, Vargas y Distrito Capital.
Como acción de promoción del libro y la lectura destacó la VII de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVen), que se constituye en un escenario donde confluye una amplia oferta de libros, programación de actividades literarias y artísticas, promoción de los autores, el análisis de contenidos y el estímulo de la lectura y el estudio como instrumento liberador. El número de visitantes se incrementa año a año, tanto en Caracas, como en todas las entidades federales del país donde, igualmente, la FILVen proyecta su acción. En 2011 solo la edición de Caracas contó con 180.071 visitantes (en 2010, 81.079; en 2009, 74.980 y en 2008, 58.095 visitantes). Igualmente en materia de promoción de lectura destacó el Festival Mundial de Poesía, que alcanzó su octava edición, celebrada entre el 12 y el 18 de junio con la participación de poetas de 25 países y actividades en todos los estados del país. Se desarrollaron también las bienales literarias en varios estados.
Deben mencionarse en el contexto de la promoción de la lectura crítica de la realidad, la entrega del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos (XVII edición, ganador: Ricardo Piglia de Argentina, por la obra Blanco nocturno), el Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora (III edición, ganador: Gustavo Pereira de Venezuela, por el libro Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas), el Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas (III edición, ganador: Roberto Méndez, Cuba, por la obra El tiempo dorado sobre el Nilo), todos entregados por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). Y el Premio Libertador al Pensamiento Crítico (VI edición, ganada por los autores españoles Carlos Fernández y Luis Alegre por su obra El orden de El Capital).
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario