Andrea Coa
NO SON TODOS LOS QUE ESTÁN NI ESTÁN TODOS LOS QUE SON
Todo el país sabe que mucha gente que estuvo con Chávez en “aquellos tiempos” de clandestinidad, de lucha dura, es todavía firme con respecto a los cambios que se quieren, y constituyen un apoyo seguro del Presidente que, conociendo sus virtudes y sus defectos, confía en ellos aunque a mucha gente no nos gusten algunos de ellos. También sabe la gente que muchos que invirtieron en Chávez en esos tiempos, posteriormente pasaron factura, se enquistaron en puestos clave para sabotear todo cambio revolucionario profundo (recuérdense las confesiones de Miquilena, quien afirmó que estuvo en la Constituyente con el fin de que en la Constitución no saliera perjudicado el “sector privado”).
Larga es la lista de bichitos que vieron el carisma del joven oficial Chávez, y jugaron un quinto para después montarse en el portaaviones y ponerle piedras en el camino, trancas y sabotajes. Algunos de ellos aún continúan, con su capacidad camaleonesca, engañando aún a un hombre tan preclaro como nuestro Presidente (pero hombre, al fin, con sentimientos). Si no, recuérdese el escrito del general Müller Rojas, acerca del nido de alacranes. Recuérdese cuánto nos ha costado avanzar, cuánto desprecio contra el pueblo, cuánta hipocresía, cuántos brincos de talanquera previsibles. Cuántos infiltrados. Tuvimos un ministro de la defensa que, según Chávez dijo públicamente, trabajaba para la CIA. Creo que, si él lo hubiera sabido, no lo habría nombrado. Creo que lo supo después.
EL DESPRECIO POR EL PUEBLO DE VENEZUELA
Estamos cansados de que muchos de estos europeos que vinieron a Venezuela, fueron acogidos sin xenofobia ni chovinismo, aceptados como ciudadanos del mundo, sin embargo continúen denigrando de nosotros y de nuestros ancestros. Es el caso del presunto chavista, el “voto duro” Holger Jorgensen, quien, pretendiendo chantajear al Presidente con su voto, parafrasea a los escuálidos, que se quejan de las cadenas presidenciales. ¿O tal vez será más que parafrasear? Y se le publicó en Aporrea.
En el escrito del Sr. Jorgensen me llamó la atención su frase “Indios sin gracia”, por la cual descalifica a los venezolanos como personas con cerebro de rana, que olvidan prontamente lo que realmente les importa, gente a la que hay que estarles machacando las cosas porque no tienen memoria, ni siquiera inteligencia ni criterio propio.
EL DENOMINADOR COMUN DE LOS QUINTA COLUMNA
Hay un denominador común de los quinta columna, que se dicen revolucionarios, que hablan de un “país socialista” que no existe; que fingen ser revolucionarísimos y más chavistas que Chávez.
En el caso de este nórdico “votoduro”, oculta sus saetas bajo una quejumbroso reproche, pero lo que trae es más de lo mismo: repitiendo las prédicas escuálidas.
Pero sobre todo, lo que hace a este sujeto (no por nórdico ni por blanco, que nosotros no somos racistas, como él), lo que lo hace más afín a los oligarcas y colonialistas de toda ralea, es su desprecio supino hacia el pueblo, hacia nuestras raíces autóctonas, hacia nuestro ser-indio, a quien caracteriza, en dos líneas, como gente sin cerebro, sin memoria, sin criterio.
Este tipo dice: “Los venezolanos somos” (serás tú) “muy olvidadizos; eso lo sabes mejor que nadie; sabes que si no se les "machaca" constantemente, durante meses o quizás años; se enfrían, se les olvida todo y comienzan a escuchar lo que le dicen los demás... Es nuestra cultura, nuestra idiosincracia, (indio sin gracia)...”(sic) (destacados míos)
Ahí queda el bojote escuálido a la vista. Al contrario que el racismo de este sujeto, el diccionario de la Real Academia Española define idiosincrasia (es con ese, Holger) como sigue:
idiosincrasia.
(Del gr. ?äéïóõãêñáó?á, temperamento particular).
1. f. Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.
Y dentro de los rasgos de nuestra idiosincrasia se destaca nuestra hospitalidad, nuestro ser buena gente, sin chovinismo, donde ningún extranjero se siente extranjero, y donde la gente viene de lejanas tierras a hacer fortuna, y a veces viene de visita, pero se queda para siempre, porque nuestra tierra tiene amor, belleza, los venezolanos sabemos tratar a los visitantes, y sobre todo, por la libertad que aquí se disfruta.
PERO NO ABUSES.
andrea.coa@gmail.com
sábado, 4 de septiembre de 2010
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