La oposición venezolana logró volver con fuerza al Parlamento tras las legislativas del domingo y demostró que el presidente Hugo Chávez es “derrotable”, pero su desafío ahora será mantenerse unida de cara a las presidenciales de 2012, estimaron expertos.
Según los primeros resultados oficiales parciales, la Mesa de la Unidad Democrática, un variopinto conglomerado de partidos, logró al menos 60 diputados sobre un total de 165 de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), en la que estaba ausente desde 2005.
“La oposición tiene una oportunidad de oro de consolidarse. Tenía mucho tiempo sin poder presentar triunfos que oxigenen a sus seguidores, que les muestren que Chávez es derrotable”, declaró a la AFP Luis Vicente León, de la encuestadora Datanálisis.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se creó para estas elecciones con un conjunto de partidos de diverso cariz político unidos sólo por su oposición a Chávez. En ella están incluidos la vieja oposición tradicional venezolana -democristianos y socialdemócratas-, una disidencia de izquierda y grupos de jóvenes liberales.
“El reto ahora es pasar de la articulación electoral a la verdadera articulación política. La Mesa es por ahora un grupo organizado para unos comicios, sin una propuesta común de país”, subrayó León.
“El reto ahora es pasar de la articulación electoral a la verdadera articulación política. La Mesa es por ahora un grupo organizado para unos comicios, sin una propuesta común de país”, subrayó León.
Según el bloque opositor, en los comicios del domingo la MUD obtuvo más del 50% de los votos, lo cual representa una franca victoria pese a que el sistema de distribución de escaños previsto por ley les otorga menos diputados que al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Ese dato no fue confirmado aún por el Consejo Nacional Electoral, lo que motivó un alud de críticas en el país.
“El 52% de votos (obtenidos) va a crecer en los próximos dos años gracias al trabajo responsable de nuestros parlamentarios”, garantizó Ramón Guillermo Aveledo, portavoz de la MUD.
Pero en un país donde Chávez es un líder omnipresente, incombustible, terriblemente carismático y con un aparato de medios impresionante, es difícil crear un rival que le haga verdadero contrapeso.
“Si la oposición tuviera un líder claramente identificado ahora, Chávez lo desarmaría de aquí a 2012. Por ahora es mejor no mirar a 2012 y recuperar la Asamblea Nacional como escenario de debate político”, opinó a la AFP Federico Welsch, profesor de la Universidad Simón Bolívar y experto en partidos políticos.
“La oposición tiene que evaluar una estrategia sostenida para crecer en número de votos, indispensable para ganar en 2012″, opinó Angel Alvarez, director del Instituto de investigaciones políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Desde 2005, cuando la oposición decidió no participar en los comicios legislativos, en una decisión considerada hoy un grave error, ha ido logrando poco a poco voz y voto en el panorama político.
En 2007, el oficialismo sufrió su primera derrota en las urnas desde la llegada de Chávez al poder en 1998, en un referéndum sobre una reforma a la Constitución que fue rechazada.
Un año después, en 2008, el chavismo ganó las elecciones regionales y municipales, pero la oposición se impuso en las ciudades más populosas y ricas del país como Maracaibo, Caracas o San Cristóbal.
“Esta nueva Asamblea se parece mucho más al país. Y ese es parte del debate que comienza ahora: que las instituciones se parezcan cada vez más al país y menos al partido de gobierno”, declaró a la AFP, Alberto Barrera, analista y autor del libro “Chávez sin uniforme”.
Según León, Chávez va a presentar como un triunfo que sigue manteniendo el 60% de los diputados, es decir la mayoría absoluta de diputados. “Pero la realidad es que gracias a la ley electoral, con prácticamente la misma cantidad de votos, el PSUV tuvo 30 diputados más”, subrayó León.
León instó a la oposición a “no sobredimensionar los resultados del domingo y pensar que Chávez está destruido” y más bien concentrarse en capitalizar el voto de castigo al proyecto socialista del presidente, que convirtió estas elecciones parlamentarias en un nuevo plebiscito.
“El mensaje de una Asamblea Nacional equilibrada fue central en la campaña de la MUD. Ese mensaje llegó y los electores lo favorecieron. Mientras tanto, el PSUV pidió demolición y la gente no lo apoyó”, subrayó Ricardo Sucre, profesor de ciencias políticas de la UCV.
Por Beatriz Lecumberri
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