Olga Marina Molina
Hoy no parezco yo que tanto me quejo de ti y de tus contradicciones. Casi nirvánica y en armonía con el mundo, hoy me provoca escribirte en el más puro estilo de una composición escolar: Venezuela, te amo. Te amo, Venezuela. Te agradezco infinitamente que hayas dispuesto un fragmento de ti para permitirme nacer y que ahora yo pueda llamarme, vaya donde vaya, venezolana. Hermosa, cálida, sorprendente e inesperada, y con un corazón enorme del que no hacen sino aprovecharse los malucos; rica en recursos materiales y humanos que no siempre hemos sabido ni desarrollar ni comprender, así te sé, patria mía.
Pienso en tus montañas (como en estos tempranísimos versos de César Dávila Andrade, el poeta ecuatoriano que vivió tanto tiempo entre nosotros: «¡Territorio de cumbres enhebradas al cénit /por ti está ya árido el pecho de los ángeles! / ¡ Pero tú roncas, concentrando el oro que hace llorar a los locos / y pone a bailar la puntiaguda ropa del demente!») y pienso en tus aguas, esos mares, ríos y lagunas tan modeladoras de nuestro carácter: oceánicos, difusos, enamorados de lo bello y lo alto, pero inconstantes, sin pasión por el detalle, como si careciéramos de manos que nos permitan concluir lo que empezamos, como ajenos al reloj, así somos.
Por eso Venezuela te invito a votar el 26S. Te invito a cuidar «el oro» de nuestra esperanza, la fe en el porvenir, la creencia que a muchos nos sostiene aún en medio de algunos desencantos: «un mundo mejor es posible». Te invito a quererte a ti misma. Te invito a ejercer tu voto desde la conciencia y no desde la falsa conciencia, ese feo manto de oscuridad con el que han querido vendarte los ojos, esclavizar tus emociones e inutilizarte el cerebro.
Mujer venezolana, tú que eres la piedra sobre la que se ha edificado esta sociedad, sus hogares y familias, tú que guías y orientas, impulsa con tu actuar el que en tu comunidad tus vecinos, familiares y amigos, manifiesten y concreten su voluntad de votar este domingo 26.
Te invito a votar, así no te gusten mucho los candidatos que te han tocado en suerte en tu circuito y jamás los hayas visto ni darse una pasaíta por allí. En la luz de amor que hoy baña a esta tierra y a su gente, vota el 26. Recordemos que «Nunca estamos verdaderamente solos/ si vivimos dentro de un mismo corazón». (Esto lo dice el poeta Dávila Andrade, pero el pueblo venezolano pudo constatarlo el 13 de abril.)
olgamarcampos@hotmail.com
sábado, 25 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario