martes, 28 de septiembre de 2010

Del Femicidio al Femincidio...


Aclaratorias sobre los términos a propósito del Caso de Edmundo Chirinos
Por: Jessie Blanco
El próximo miércoles 29 de septiembre se dictará la sentencia del Caso del Psiquiatra Edmundo Chirinos quien fue acusado de ser el femicida de Roxana Vargas, estudiante de comunicación social quien en vida fuera su paciente. Durante seis meses se ha realizado el juicio de carácter público en el Tribunal Supremo de Justicia, proceso curiosamente silenciado y olvidado no sólo por los medios de comunicación, la opinión pública, sino en especial por las sociedades de psiquiatras y médicos de Venezuela. Lo cierto es que para las mujeres venezolanas y en particular para las feministas este caso no puede pasar por debajo de la mesa sin que nos pronunciemos y denunciemos las repercusiones que tiene y la magnitud de su gravedad, en tanto pone en manifiesto las relaciones desiguales de poder que existen entre los médicos y sus pacientes, en especial las pacientes psiquiátricas, la vulnerabilidad y el desconocimiento de las condiciones de atención dentro de la consulta médica ( lo que se presta a situaciones de abuso sexual dentro de la consulta, situaciones que no ocurren con los pacientes masculinos), el debate sobre la ética médica y los límites de la atención clínica, el abuso de poder expresado en las relaciones de género y de clase social (los privilegios de clase de un médico famoso, ex rector de la UCV, ex candidato constituyentista, con relación a una joven humilde, paciente psiquiátrica y provinciana), así como el peso que tiene el poder del Estado en desvirtuar la aplicación de la justicia y la garantía de los derechos humanos de las mujeres en una cultura patriarcal con un estado de derecho burgués y ginope. [1]

En este sentido, es preciso advertir que estamos frente a la antesala de convertir lo que es un caso de femicidio[2] en un posible feminicidio[3], sí la semana entrante se absuelve al acusado a pesar de las contundentes pruebas y la excelente e impecable acusación hecha por los fiscales 48 nacional y 50 del Área Metropolitana de Caracas, Zair Mundaray y Pedro Montes, que han evidenciado la culpabilidad del acusado, dejando sin argumento a los abogados defensores del femicida más allá de las formas y la persuasión de lo indefendible.

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