Daniela Saidman
** El pasado no sirve de nada si no somos capaces de convertirlo en antorcha, en fuego eterno capaz de iluminar los derroteros del presente
Dos parejas sentadas en una mesa. Están cenando. Fernando (Federico Luppi) suelta de repente: “la guerra la perdimos hace rato” y entonces se dispara entre ellos una discusión que pone en evidencia la verdad de la izquierda latinoamericana.
Llego hasta aquí y pido disculpas a las y los lectores por la referencia casi literaria que me tomo el atrevimiento de hacer hoy, porque la memoria arde en el presente. Y aunque estaba investigando y escribiendo sobre la consolidación del poder popular en la conformación de las comunas, los antecedentes históricos enmarcados en la Revolución Francesa y la Comuna de París, me asaltó la idea del mes de abril como una rendija que nos redefine como pueblo.
La película a la que hago referencia se llama Lugares comunes, es argentina y fue dirigida en 2002 por Adolfo Aristarain. “¿Qué esperamos? ¿Qué exigimos? Pedimos, no exigimos. Peor, esperamos que el mundo se organice con sentido común, que la gente sepa (y ya no hablo del pueblo) qué es pertenecer a una comunidad, que haya justicia, que trabaje por el bien común... ¿Sabés qué es eso? Libertad, Igualdad, Fraternidad. Más de dos siglos y nada”, continúa diciendo Fernando en el transcurso de la velada que me devolvió la imagen de nuestras propias experiencias, allá en abril de 2002.
Pasados
Y es que el pasado no sirve de nada si no somos capaces de convertirlo en antorcha, en fuego eterno capaz de iluminar los derroteros del presente. Y sí, la memoria debe permanecer ardiendo para que no tengamos la tentación de repetirla. Por eso es que abril vibra y está enraizado a fuego en la historia venezolana.
No pretendo hacer un recuento de aquellos días de 2002. Sólo subrayo dos declaraciones que marcan un hito en el transcurso de nuestras vivencias colectivas. “El Presidente no ha renunciado. (…) Es decir, aquí hay una situación en donde, efectivamente para nosotros, no hay ninguna duda de que se ha violentado totalmente el Estado constitucional y de que estamos ante una situación que no se puede calificar sino de golpe de Estado”, y en ese instante Globovisión interrumpe la voz de Isaías Rodríguez. Segundos después RCTV silenciaba también la verdad. Las declaraciones del entonces Fiscal General abrieron el compás a lo que vendría después.
Y después, después de la movilización popular y militar que seguía apegada a la Constitución, cuando faltaban veinte minutos para las cinco de la mañana del 14 de abril de 2002, Chávez de vuelta en el Palacio de Miraflores da una rueda de prensa. “Hablando del pueblo, debo decir que lo que ha ocurrido en Venezuela, en estas últimas horas, es en verdad inédito en el mundo. El pueblo venezolano y sus verdaderos soldados (…) han escrito una nueva página, y qué gran página, para la historia venezolana. Es el ejemplo de un pueblo que ha despertado definitivamente, de un pueblo que ha reconocido y asumido sus derechos, sus obligaciones”.
El resto de la historia que seguimos escribiendo juntos, da cuenta de lo que supimos ganar en aquel abril y por supuesto, lo que podemos perder.
Testimonios
Militares, Empresarios y Medios de Comunicación Social. Trilogía que fue capaz de dar un Golpe de Estado o, como ellos mismos enuncian rellenar el “vacío de poder” dejado por la “renuncia” del Presidente.
¿Qué pasaba en aquellos días? Nada, a decir de la programación televisiva de las industrias informativas del país, así lo atestiguaron los dibujos animados o películas estadounidenses que transmitieron, mientras cientos de personas se concentraban en varios puntos de Caracas.
El saldo de la autojuramentación de Pedro Carmona Estanga como Presidente de la República fue la disolución de todos los poderes constituidos, además de haber derogado la Constitución de 1999 y las 49 leyes habilitantes. Y en un acto sin precedentes se invistió de poderes supra constitucionales.
Algo quedó claro, la fortaleza y la capacidad de organización que posee el pueblo. Y sobre todo, el cambio radical en la mirada del mundo que poseen los jóvenes militares. Porque, como se vio en las dictaduras del Sur, poco puede un pueblo contra los tanques y los aviones militares. La restitución del Presidente elegido con la mayor votación de la historia electoral de Venezuela, se debió a la desobediencia de cientos de militares que supieron escuchar, y actuar en consecuencia, a los anhelos populares.
Memoria
El pueblo venezolano hizo en aquellos días lo que no se pudo en el Chile de la década del setenta del pasado siglo ni en la Honduras de ahora. Pero abril evoca las alamedas de Allende y la construcción del hombre nuevo. Tal vez sea ésta buena fecha para hacer balances y reflexiones sobre el tiempo que vino después y el que necesariamente debe venir.
El tema de la memoria es vital, siempre lo ha sido, porque de alguna manera se trata de detenerse y mirarse el ombligo, allí donde duele, allí donde debemos nacer y renacer cuantas veces haga falta.
Y no tiene que ver sólo con la figura de Chávez, se trata más bien de respetar la voluntad política de la mayoría, ejerciendo individualmente el derecho que posee cada ciudadano a manifestarse, desde el reconocimiento del otro, de las otra edades.
Una y otra vez la escena de la película de Aristarain vuelve. Porque tal vez, Fernando se haya equivocado y aunque pareciera a veces, no perdimos la guerra sino que ganamos la esperanza y la certeza del futuro.
Igualdad, libertad y fraternidad, fueron las tres palabras que abrazó la Revolución Francesa allá en 1789. Las mismas palabras que seguimos enunciado los pueblos del mundo más de dos siglos después. Cuánto camino nos queda por andar. Cuánta historia por recordar, tanto futuro que construir. Y aquí la memoria para alumbrarnos un abril.
www.dapaulasa.blogspot.com
"Ojalá la fuerza no fuera la razón" JM Serrat
** El pasado no sirve de nada si no somos capaces de convertirlo en antorcha, en fuego eterno capaz de iluminar los derroteros del presente
Dos parejas sentadas en una mesa. Están cenando. Fernando (Federico Luppi) suelta de repente: “la guerra la perdimos hace rato” y entonces se dispara entre ellos una discusión que pone en evidencia la verdad de la izquierda latinoamericana.
Llego hasta aquí y pido disculpas a las y los lectores por la referencia casi literaria que me tomo el atrevimiento de hacer hoy, porque la memoria arde en el presente. Y aunque estaba investigando y escribiendo sobre la consolidación del poder popular en la conformación de las comunas, los antecedentes históricos enmarcados en la Revolución Francesa y la Comuna de París, me asaltó la idea del mes de abril como una rendija que nos redefine como pueblo.
La película a la que hago referencia se llama Lugares comunes, es argentina y fue dirigida en 2002 por Adolfo Aristarain. “¿Qué esperamos? ¿Qué exigimos? Pedimos, no exigimos. Peor, esperamos que el mundo se organice con sentido común, que la gente sepa (y ya no hablo del pueblo) qué es pertenecer a una comunidad, que haya justicia, que trabaje por el bien común... ¿Sabés qué es eso? Libertad, Igualdad, Fraternidad. Más de dos siglos y nada”, continúa diciendo Fernando en el transcurso de la velada que me devolvió la imagen de nuestras propias experiencias, allá en abril de 2002.
Pasados
Y es que el pasado no sirve de nada si no somos capaces de convertirlo en antorcha, en fuego eterno capaz de iluminar los derroteros del presente. Y sí, la memoria debe permanecer ardiendo para que no tengamos la tentación de repetirla. Por eso es que abril vibra y está enraizado a fuego en la historia venezolana.
No pretendo hacer un recuento de aquellos días de 2002. Sólo subrayo dos declaraciones que marcan un hito en el transcurso de nuestras vivencias colectivas. “El Presidente no ha renunciado. (…) Es decir, aquí hay una situación en donde, efectivamente para nosotros, no hay ninguna duda de que se ha violentado totalmente el Estado constitucional y de que estamos ante una situación que no se puede calificar sino de golpe de Estado”, y en ese instante Globovisión interrumpe la voz de Isaías Rodríguez. Segundos después RCTV silenciaba también la verdad. Las declaraciones del entonces Fiscal General abrieron el compás a lo que vendría después.
Y después, después de la movilización popular y militar que seguía apegada a la Constitución, cuando faltaban veinte minutos para las cinco de la mañana del 14 de abril de 2002, Chávez de vuelta en el Palacio de Miraflores da una rueda de prensa. “Hablando del pueblo, debo decir que lo que ha ocurrido en Venezuela, en estas últimas horas, es en verdad inédito en el mundo. El pueblo venezolano y sus verdaderos soldados (…) han escrito una nueva página, y qué gran página, para la historia venezolana. Es el ejemplo de un pueblo que ha despertado definitivamente, de un pueblo que ha reconocido y asumido sus derechos, sus obligaciones”.
El resto de la historia que seguimos escribiendo juntos, da cuenta de lo que supimos ganar en aquel abril y por supuesto, lo que podemos perder.
Testimonios
Militares, Empresarios y Medios de Comunicación Social. Trilogía que fue capaz de dar un Golpe de Estado o, como ellos mismos enuncian rellenar el “vacío de poder” dejado por la “renuncia” del Presidente.
¿Qué pasaba en aquellos días? Nada, a decir de la programación televisiva de las industrias informativas del país, así lo atestiguaron los dibujos animados o películas estadounidenses que transmitieron, mientras cientos de personas se concentraban en varios puntos de Caracas.
El saldo de la autojuramentación de Pedro Carmona Estanga como Presidente de la República fue la disolución de todos los poderes constituidos, además de haber derogado la Constitución de 1999 y las 49 leyes habilitantes. Y en un acto sin precedentes se invistió de poderes supra constitucionales.
Algo quedó claro, la fortaleza y la capacidad de organización que posee el pueblo. Y sobre todo, el cambio radical en la mirada del mundo que poseen los jóvenes militares. Porque, como se vio en las dictaduras del Sur, poco puede un pueblo contra los tanques y los aviones militares. La restitución del Presidente elegido con la mayor votación de la historia electoral de Venezuela, se debió a la desobediencia de cientos de militares que supieron escuchar, y actuar en consecuencia, a los anhelos populares.
Memoria
El pueblo venezolano hizo en aquellos días lo que no se pudo en el Chile de la década del setenta del pasado siglo ni en la Honduras de ahora. Pero abril evoca las alamedas de Allende y la construcción del hombre nuevo. Tal vez sea ésta buena fecha para hacer balances y reflexiones sobre el tiempo que vino después y el que necesariamente debe venir.
El tema de la memoria es vital, siempre lo ha sido, porque de alguna manera se trata de detenerse y mirarse el ombligo, allí donde duele, allí donde debemos nacer y renacer cuantas veces haga falta.
Y no tiene que ver sólo con la figura de Chávez, se trata más bien de respetar la voluntad política de la mayoría, ejerciendo individualmente el derecho que posee cada ciudadano a manifestarse, desde el reconocimiento del otro, de las otra edades.
Una y otra vez la escena de la película de Aristarain vuelve. Porque tal vez, Fernando se haya equivocado y aunque pareciera a veces, no perdimos la guerra sino que ganamos la esperanza y la certeza del futuro.
Igualdad, libertad y fraternidad, fueron las tres palabras que abrazó la Revolución Francesa allá en 1789. Las mismas palabras que seguimos enunciado los pueblos del mundo más de dos siglos después. Cuánto camino nos queda por andar. Cuánta historia por recordar, tanto futuro que construir. Y aquí la memoria para alumbrarnos un abril.
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"Ojalá la fuerza no fuera la razón" JM Serrat
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