Hernando Cortés Pico
UN ASESINO NO TIENE PATRIA. UN PARAMILITAR ISRAELÍ ES IGUAL A UN PARAMILITAR SUDAMERICANO.
Los vientos desestabilizadores que nos golpean desde hace diez años, son vientos que se fabrican desde adentro y desde afuera de nuestra República. Por un lado nos atacan los intelectuales deshumanizados del neoliberalismo mundial, por el otro, los periodistas del palangre mundial hacen sus tesis y antitesis fabricando sus calumnias y, los gobiernos de países títeres como Colombia y Perú tratan por todos los medios de servir, el uno, cómo base militar del imperio, y el otro, cómo guarida de los corruptos que huyen del país. Arremeten nuestros adversarios nacionales como si no fueran venezolanos, nos ataca el imperio del norte con todas las herramientas creadas y las que estén por crearse y como si fuera poco, desde nuestra propia revolución tenemos una cuerda de infiltrados que en mi opinión, son los que mayor daño nos hacen.
Cuando hablamos de los obstáculos normales que nuestra revolución debe sortear todos los días, sabemos que dichos obstáculos serán lo normal por mucho tiempo, pero entre las dificultades que tenemos que sortear además de las bases militares que la oligarquía de mi Colombia intenta posicionarnos en nuestras narices, tenemos el peligroso problema del paramilitarismo. Paramilitarismo que generalmente sólo identificamos con Colombia y colombianos, y en esto estamos muy equivocados. Sabemos todos que la pobre Colombia vive en estos momentos y desde hace treinta años, el flagelo del paramilitarismo creado por Uribe, pero debiésemos saber que un paramilitar no tiene patria, no tiene origen.
El paramilitarismo actúa en cualquier parte del mundo. Lo viven todos los países africanos con paramilitares africanos y extranjeros. Lo vivió Centroamérica con paramilitares centroamericanos y extranjeros y lo sigue viviendo. Lo vivió Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y nuestra Venezuela también sufrió sus estragos y asesinatos y los asesinos eran gusanos cubanos y otros quizás de otras partes de nuestra America pero al fin, paramilitares.
Son anchas y gruesas las voces que atalayan todos los días ese lío paramilitar y sabemos el daño que viene ejecutando en nuestras fronteras y en nuestras barriadas. Asesinan, trasiegan drogas, trasiegan armas, chantajean, intimidan y pervierten con sus métodos a nuestros jóvenes, además de saber con todas las pruebas, que son la quinta columna que de seguro actuará desde adentro si llegamos a tener algún tipo de conflicto armado con el malparido del Uribe. Identificadas muchas de sus actividades, identificadas muchas de sus andanzas y saber que muchos son traídos desde Colombia, viene bien que lancemos una campaña nacional de control social con nuestro propio pueblo y también con los cientos de miles de colombianos que estamos dispuestos a señalar directamente a quien descubramos con sus trafugadas.
Pero ese no es el problema. El problema consiste primeramente que sepamos detectar actividades paramilitares salgan de donde salgan, porque de seguro son docenas, por no decir que cientos, los paracos venezolanos que ya hacen parte del latente peligro. Sabemos que quienes los contratan son gente apátrida, y venezolana. Sabemos que quienes más quieren actuar con violencia son los antisocialistas llamados cariñosamente escuálidos, y un escuálido rico, puede que asesine en nuestras barriadas por la estadística de homicidios, pero lo más seguro es que sea quien contrate y esconda la identidad de cualquier paraco sea de donde sea. No olvidemos que los Estados Unidos tiene miles de “contratistas” o mercenarios que no son otra cosa que paracos multinacionales donde hay chinos, árabes, europeos, latinoamericanos, norteamericanos, negros, blancos y mujeres de todas las edades.
Y de igual manera que los yanquis contratan mercenarios de todo el mundo, los paramilitares de Colombia, de seguro, también están acompañados por paracos venezolanos y de otras partes de nuestra America y el mundo. No olvidemos que la fuerza paramilitar de todo el mundo, es coyuntura del imperio y no es raro que quienes los entrenen sean precisamente yanquis o israelíes, como fue el caso de Colombia con el Coronel judío Richard Klein.
¡Patria socialismo o muerte!
¡Chávez es la paz, es socialismo!
nandopico@yahoo.com
jueves, 1 de octubre de 2009
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