miércoles, 28 de octubre de 2009

Salvemos del exterminio al valiente pueblo Mapuche.


Hernán Mena Cifuentes.


Para el Mapuche, uno de los pueblos originarios de América más valientes e indomables, el tiempo parece no haberse detenido, pues sigue padeciendo el horror que sufre hace siglos, víctima de persecución, masacres, maltratos y despojo de sus ancestrales tierras por parte de las transnacionales y de un Estado al cual le han declarado la guerra por aplicarles una Ley de terrorismo herencia de la dictadura.

Es en Chile donde se está aplicando ese macabro y silencioso método de extermino a una raza que durante 3 centurias enfrentó la brutal guerra de conquista desatada contra ella por el imperio español, cuyos ejércitos jamás pudieron doblegarla y debió firmar una paz la cual fue ignorada luego de la independencia por gobernantes cómplices de una oligarquía codiciosa socia de las transnacionales que los acorrala, desaloja y asesina impunemente.

La mayoría de los chilenos parecen ignorar el genocidio en una nación que, a pesar de haber superado la más sanguinaria de las dictaduras que haya soportado pueblo alguno, como fue la del traidor Augusto Pinochet, se muestra indiferente ante ese crimen de lesa humanidad, ya que sólo una minoría noble y solidaria, consciente de la barbarie que se comete, protesta indignada exigiendo castigo a los culpables y respeto a sus derechos.

Lo mismo ocurre con el resto de un mundo, pese a que todos los miembros de la ONU, con excepción de EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelandia, suscribieron en septiembre de 2007 la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas, llamada a proteger a los 370 millones de personas pertenecientes a esas comunidades en todo el planeta, derecho fundamental violado impunemente por el Estado chileno al perseguir, encarcelar y torturar a los mapuches.

La situación de los mapuches en Chile, donde se les criminaliza, acosa y persigue, contrasta con la que viven sus hermanos indígenas en algunos estados de la región como Bolivia, Ecuador y Venezuela, cuyos gobiernos han revindicados los legítimos e inalienables derechos que durante siglos le fueron conculcados, como es la propiedad de sus territorios ancestrales y la preservación de su cultura, creencias, lenguas, tradiciones y costumbres, así como el derecho a la salud y la enseñanza.

A tal extremo han llegado la discriminación y odio contra el pueblo mapuche en el país austral, que al hostigamiento, cárcel y masacres, se añade el ingrediente codicioso del despojo de sus propiedades, reducidas a un espacio mínimo del amplio territorio que antaño ocuparon y defendieron con sus vidas durante siglos de indomable resistencia.

Esta situación extrema y desesperante que los enfrenta hoy en una lucha desigual contra la fuerza de ese enemigo brutal superior en armas y recursos que son los terratenientes y las empresas madereras criollas y transnacionales que, apoyadas por los fusiles de los carabineros que invaden sus hogares y les disparan a mansalva expulsándolos de su hábitat milenario, no hace más que acrecentar su indomable espíritu de lucha.

Porque la de los Mapuches, es una resistencia indeclinable frente al poder omnipotente absoluto de un Estado cómplice que antepone el grotesco y perverso modelo del neoliberalismo y su libre mercado al ancestral derecho que tienen los pueblos originarios a vivir en sus territorios donde han convivido en armonía plena con las plantas, animales y el agua de sus ríos y arroyos que en su afán de lucro desmedido destruyen impunemente las empresas invasoras.

Tal parece que se está aplicando un letal y silencioso método de exterminio contra es pueblo, como represalia y castigo a su rebeldía, a través de una ley aún vigente pese a que fue creada en tiempos de la dictadura pinochetista la cual califica como “terrorista” a quien ose protestar contra cualquier forma de irrespeto a sus derechos, como lo hacen los mapuches, rebelados contra el abuso de quienes los han echado a fuerza de balas, fuego y torturas de su tierra.

Es por ello que, en legítimo acto de rebelión y dignidad contra el ultraje de que son objeto los hombres, niños, ancianos y mujeres de esa heroica etnia, una de las organizaciones más importantes que agrupa, ha renunciado en nombre del pueblo Mapuche a la ciudadanía chilena y declarado al mismo tiempo la guerra al Estado chileno, viendo que han sido inútiles todos los recursos pacíficos antepuesto contra los abusos de que son objeto.

La declaración de guerra está contenida en un comunicado difundido el martes por el Centro de Documentación Mapuche, el cual expresa que “el gobierno chileno comete una aberración jurídica al invocar la ley antiterrorista, resultado de una concepción de derecho impuesta por la dictadura de Pinochet por la fuerza de las armas, destinada a someter a los pueblos chileno, mapuche y otros que habitamos el estado-nación, por la vía del terrorismo de Estado.”

'La legislación que se pretende aplicar contra nuestros hermanos, destaca a continuación el documento- no tiene asidero en el derecho internacional y está viciada en su origen, a ser el resultado de las orientaciones de un régimen no democrático, sin que represente el debido consenso social que se obtiene en una democracia formal.”

La Ley antiterrorista, -señala mas adelante- es inaplicable a luchadores cuyos métodos difieren en el fondo y en la forma que el derecho internacional da al concepto del terrorismo. Nuestros hermanos presos, son luchadores que se oponen a un régimen opresor, pero no son terroristas.”

En otro de sus párrafos, el documento responsabiliza condena al gobierno chileno por la política represiva con que ha enfrentado el conflicto propiciado por la codicia y ambición de los terratenientes y las empresas madereras y denuncia el desproporcionado uso de la fuerza y violencia que ha cobrado las vidas de numerosos hijos del pueblo Mapuche, asesinados, torturados y encarcelados por resistir a los invasores de sus tierras.

De la misma manera, el CDM se adhiere a la denuncia formulada por otras organizaciones sociales hermanas contra la ofensiva desatada por los medios mercenarios al servicio de la oligarquía y de las transnacionales madereras que criminalizan la justa lucha del pueblo Mapuche en defensa de de sus tierras invadidas, lucha a la cual tienen legítimo derecho todo pueblo al que se le ha arrebatado su territorio.

Y es que diarios como El Mercurio, callan los crímenes que atentan contra la vida del pueblo Mapuche, criminalizando su lucha al acusarlos de vándalos y terroristas, mediante una perversa campaña de desinformación y manipulación de las noticias, que estimula la brutal represión de las autoridades contra los indígenas, como se pudo comprobar recientemente con la divulgación por televisión de un video que muestra a un carabinero golpeando salvajemente con pies y puños a un joven Mapuche.

La naturaleza es otra víctima, afectada seriamente por el impacto ambiental ocasionado por la plantación en gran escala de monocultivos de pinos y eucaliptos destinados a la producción de celulosa que provoca, dado el excesivo riego que requieren, la pérdida de nutrientes del suelo y el agotamiento de las fuentes hídricas, además de la contaminación de los cursos de agua por los agro-tóxicos usados para el control de plagas.

Y es que la represión contra los Mapuches y su tierra ha alcanzado tal extremo que, ante esa forma de violencia y represión impune, se hace impostergable una acción inmediata de solidaridad y de protesta por parte de la comunidad internacional a fin de evitar el riesgo de que, en un tiempo no lejano, desaparezca ese pueblo, ejemplo histórico de resistencia y dignidad, victima hoy del lento y silencioso proceso de exterminio que se adelanta en su contra.

Porque en la memoria colectiva de los pueblos del planeta aún está viva y palpitante la epopeya protagonizada por sus antepasados que derrotaron al mas poderoso imperio de entonces, gesta inmortalizada por Alonso de Ercilla en el poema épico la Araucana, quien como testigo y protagonista de las batallas que en la obra se narran, da cuenta de la bravura indómita del pueblo Mapuche frente al invasor extranjero.

Está en consonancia con esa gesta heroica el comunicado de la CDM que evidencia el grado de indignación y rechazo que siente el pueblo Mapuche frente a la intolerante manifestación de racismo, odio y abusos perpetrados en su contra por un Estado convertido, a través de sus jueces, fiscales, carabineros y otros funcionarios, en cómplice de esos asesinos que no conformes con encarcelarlos, torturarlos, matarlos y adueñarse de sus tierras, arrojan a los sobrevientes a la miseria e indigencia.

“Comunicamos a la opinión pública nacional e internacional, -comienza expresando el documento que, “Dado que no ha existido ninguna señal del gobierno de poner fin a las fuerzas represivas en nuestras comunidades, hemos tomado una decisión como Coordinadora Mapuche Arauco-Malleco.”

Manifestamos públicamente nuestra renuncia a la nacionalidad chilena, y declaramos como territorio de la Nación Autónoma Mapuche desde río Bío bío al Sur, a partir del reconocimiento explicito que el Estado hace sobre su existencia en el Tratado de Tapihue de 1825, Art. 19.”

“Por lo cual damos por terminado todo diálogo con la República de Chile y le declaramos la guerra desde hoy 20 de octubre de 2009 en adelante. Y llamamos a todas aquellas comunidades a seguir la misma senda para poder lograr la expulsión completa a todos aquellos objetivos que operan en nuestra nación Mapuche. Por lo mismo, hemos dado libertad de acción a los órganos de resistencia mapuche para actuar en contra de los intereses capitalistas en el territorio mapuche.”

Para evitar ese conflicto aún no concretado, pero que caso de darse, por la soberbia y prepotencia demostrada hasta ahora por los funcionarios del gobierno chileno y los empresarios invasores, podría culminar en un baño de sangre en la que la casi totalidad de las víctimas serían los mapuches, se hace necesario invocar a la conciencia socialista de la presidenta Michel Bachelet y en caso de llegar a fracasar esa gestión, no quedaría otro recurso que solicitar la intervención de la ONU.

Porque el mundo no puede permitir que se extermine a un pueblo ejemplo histórico de valentía y dignidad frente a la opresión, cuya gesta heroica inmortalizada en La Araucana que describe las batallas que libró durante 3 siglos contra un imperio, y cuyo espíritu de libertad le llevó a triunfar sobre el invasor con la misma decisión que hoy, 5 siglos mas tarde, impulsa a los pueblos oprimidos del planeta a luchar contra el imperio yanqui.

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