Morelis Gonzalo
Escribo con el temor, más bien indignación, de que pronto podamos tener a la exrehén en nuestro país. Las noticias ya la ubican por Ecuador, en un periplo que comenzó en Argentina y que seguirá subiendo hasta llegar, supongo, donde Obama.
Ignoro si Venezuela está en su ruta. Ojalá que no y por si acaso se le ocurre venir, escribo esto que expresa no sólo mi indignación y rechazo, sino la de muchos y muchas de quienes hacemos vida en este país. La betancourt, lo escribí al momento de “su liberación” forma parte de la misma estirpe de sus compatriotas Santander y Uribe, es decir la de los traidores.
En este caso, traidoras. Ella pertenece, entonces al combo de las que no tienen ningún tipo de valores a la hora de ejercer la política. La de las que creen, como Maquiavelo, que el fin justifica los medios y vaya de qué manera!!!
Daría lo que fuera por no verla tomándose la foto de rigor en Miraflores con nuestro Presidente “agradeciendo” el apoyo dado a destiempo, cuando en su momento lo obvio. Cuando al ser liberada solo tuvo palabras para Uribe y el Santos, secundándolos en su pantomima, que ahora ya sabemos cómo se fraguó en verdad. Nada de glorioso ejercito. Nada de operación impecable, “perfecta” como repitió la IB en la rueda de prensa. Nada: traición y billete. Traición y falta de escrúpulos. Sólo eso fue la operación de su rescate, violando normativas universales y valores éticos mínimos.
En estos tiempos de reconocimiento al género, me encanta ver a mujeres en la política, siendo exitosas y con resonancia, como la Piedad Córdoba, la Cristina K., las nuestras como Luisa Ortega Díaz, Fiscal de la Nación, María León del Ministerio de la Mujer, Tibisay Lucena en el CNE, Socorro Hernández al frente de las telecomunicaciones, junto a las miles de congeneres que están dirigiendo los Consejos Comunales y las diversas formas organizativas que se han venido dando a lo largo y ancho del país, en la búsqueda de un poder comunal que le dé estabilidad y trascendencia a este proceso. Pero, lamentablemente, la femina Ingrid Betancourt no pertenece a ese lote. Ella es de otra camada. Tiene otro pedigrí. Ella es de las que ve en la política una forma de acceder al poder para provecho personal. Hasta su cautiverio lo ha convertido en una mercancía altamente rentable, social y mediáticamente hablando. Sino, que explique porqué, ante la proclamación del Nobel de la Paz de este año, para el cual había sido nominada, ya había planificado una rueda de prensa con boletín incluido. Corrió adelantado pues, en un acto que la puso en evidencia. Menos mal que no se dio, porque de haber pasado, personajes como la Madre Teresa de Calcuta habrían sido mancillados y el premio sepultado de una buena vez, como la negación de lo que pretende exaltar.
Una se pregunta ¿qué hizo I.B. por los rehenes? Nada, durante los 6 años que duró el cautiverio se dedicó a sobrevivir e intentar escapar, como supongo hacen la mayoría de los que tienen la mala suerte de sufrir ese tormento por demás reprobable. Entonces, si esa es la razón, en todo caso el premio le corresponde a todos los secuestrados y no sólo a una de ellos. Ahh … la diferencia está en las relaciones de poder que rodean a Ingrid y que la han hecho cercana al poder en Colombia desde hace muchos años, de cuando su padre fue ministro y su madre, creo, parlamentaria. En cambio los otros, en especial los soldaditos colombianos, apenas vivieron sus 5 minutos de gloria al momento de ser liberados y que seguramente después, volverán a caer en el olvido… Ahora dice que fundará un a ONG, que seguramente en algunos años será el partido, es decir, la plataforma con cual aspire de nuevo a la presidencia de Colombia. Ha dicho que no regresará a esa actividad. No le creo, como tampoco a Uribe y a buena parte de la dirigencia política de ese país por tramposos y embusteros.
Todos ellos son como las pirámides esas que casi hace añicos a la economía colombiana: una estafa a los incautos. Por ello escribo esto para ver sí conjuro y pasé de largo y no ver el bochorno de su sonrisa hipócrita y su discurso falso, dando una gracias a destiempo a Venezuela, que es casi como no darlas. En su momento obvió a todo el mundo, solo tuvo palabras para Uribe y el presidente francés, al resto los invisibilizó, en una clara manipulación política por capitalizar ese triunfo solo para Uribe y compañía.
Hay que tener mucha miseria humana para haber hecho eso en un momento así. Pero esa es Ingrid Betancourt y quienes la conocen lo reafirman, sino que hable su compañera de cautiverio, Clara Rosa y su marido, a quien mandó para la misma porra el día de la liberación, pobre, que hasta su nombre o rostro se había tatuado en un brazo. En fin, si con esto no logro conjurar su presencia en este país, entonces le grito a todo pulmón ¡INGRID NI A TI NI A URIBE LOS QUEREMOS EN ESTE PAÍS!
Y por ello, te declaramos persona no grata en Venezuela y en nuestro corazón por traidora y malagradecida. He dicho.
mgonzalo@cantv.net
martes, 2 de diciembre de 2008
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